sábado, 29 de diciembre de 2012

Buscando una leyenda inventada: Vázquez de Coronado

En 1912, Henry Walton Jones, Jr. estaba participando con sus compañeros escultistas en una excursión a caballo por una zona semidesértica del estado de Utah, cuando descubrieron a unos tipos de aspecto sospechoso merodeando en una cueva al pie de una de las "mesas" de la zona. Haciendo gala de la audacia que terminaría por hacerle famoso, Henry se interna en la cueva y descubre que los tipejos son en realidad saqueadores de tesoros que han encontrado una valiosa pieza que se sospechaba enterrada por la zona. Ni corto ni perezoso se hace con ella y, tras diversas peripecias, consigue llegar a su casa, donde enseña la pieza a su padre, un reputado experto en literatura medieval que tiene como hobby la investigación sobre el santo Grial. No será necesario añadir que el mote cariñoso de Henry es "Indiana" para que reconozcáis en este párrafo el prólogo de la tercera entrega de las aventuras de Indiana Jones ("Indiana Jones y la última cruzada") en el que Indy adquiere en pocos minutos tres de sus características más icónicas: el látigo, el sombrero y el odio a las serpientes. La pieza que Indy posee durante tan breve tiempo (con los años remediará ese mal sabor de boca) no es otra que la "Cruz de Coronado", joya que toma su nombre del conquistador Francisco Vázquez de Coronado y Luján

La trilogía de Indiana Jones (lo siento, no considero a la cuarta entrega merecedora ni de estar en el mismo disco duro que las tres primeras) es sumamente entretenida, aunque el nivel de "En busca del Arca Perdida" no lo alcanzan ni de lejos sus hermanas, pero no se esfuerza en ser del todo precisa en sus datos históricos. No existió tal cosa como la cruz de Coronado y éste no pasó por Utah, pero Francisco Vázquez de Coronado merece una de las páginas de oro de la historia de las expediciones... fallidas, en este caso.



La semilla de la leyenda


Los relatos de las peripecias de Cabeza de Vaca calaron rápidamente entre los potenciales nuevos conquistadores, seguros de encontrar más al norte riquezas comparables a las que habían hallado Cortés y Pizarro, por ejemplo. Cabeza de Vaca no dijo que hubiera visto ninguna de las ciudades legendarias que se esperaba encontrar, pero sí que los indios le habían hablado de grandes riquezas. Bastó eso para que Antonio de Mendoza, primer Virrey de Nueva España, enviara una expedición hacia el norte. Al frente estaba el franciscano Marcos de Niza, pero el que llevó el peso de la expedición fue Estebanico, el esclavo supuestamente bereber que había compartido escapada con Cabeza de Vaca. No parece estar claro si el fraile era francés o italiano, pero vista la jeta granítica que demostró, las dudas se disipan (gabacho, fijo). En efecto, fray Marcos envió por delante a Estebanico a abrir camino mientras él asentaba la retaguardia (su retaguardia) en una cómoda aldea del norte de Méjico. Estebanico mandó un par de mensajeros con noticias confusas pero esperanzadoras sobre las riquezas que podían encontrar más al norte y después encontró la muerte a manos de una de las tribus que habitaban el actual Nuevo Méjico. Hay que comprender que Estebanico era esclavo y supongo que esperaba vivir bastante mejor colaborando con exploradores que deslomándose en alguna plantación, así que le interesaba mantener vivo el interés. Fray Marcos no sólo picó sino que amplificó el engaño y volvió al Virrey con la historieta de que había visto Cíbola, que debía ser la más pequeña de las siete ciudades legendarias. Fray Marcos juró que decía verdad y el cuento coló, plantando la semilla que tuvo a cientos de españoles dando vueltas por el agreste sur de los actuales EEUU durante años.



Coronado Parte hacia el Norte


Tanto me gusta este cuadro de Remington  que lo vuelvo a utilizar,
esta vez con más propiedad.
Así las cosas, se formó una expedición con financiación privada para partir en busca de las riquezas del norte. Coronado, por ejemplo, hipotecó la encomienda de Tlapa, que le pertenecía por razón de su matrimonio con Beatriz de Estrada, ya que la encomienda fue la dote en el matrimonio. El encomendero original había sido Alonso de Estrada, padre de Beatriz. Nótese que, al menos entonces, los españoles sí que estaban dispuestos a arriesgar sus bienes y haciendas (nunca mejor dicho) para financiar empresas con cierto riesgo. ¿En qué momento se jodió el Perú? digooo...¿en qué momento de nuestra historia nos adocenamos los españoles?

Coronado partió hacia el norte enfrentándose al peligro, pero difícilmente se puede decir que fuera solo, ya que le acompañaban, aparte de 339 soldados y más de quinientos caballos, más de mil indios, muchos de ellos con sus familias. Sin duda esta expedición se organizó de forma sumamente profesional y su partida fue todo un acontecimiento en Compostela, capital de Nueva Galicia, en Febrero de 1540. Fray Marcos de Niza también era de la partida, en condición de guía, o así.

Dejando atrás Compostela, los expedicionarios de dirigieron hacia Culiacán, último asentamiento español antes de adentrarse en terreno casi inexplorado hacia el Noroeste. Mientras tanto, desde Acapulco salió una parte naval de la expedición, comandada por Fernando de Alarcón. Esta pequeña armada iba cargada de pertrechos y tenía la intención de subir por la costa del Pacífico y de encontrarse en algún momento con el grueso terrestre de la expedición. Alarcón Navegó hacia el norte por el Golfo de California y, cuando encontró la desembocadura del rio Colorado lo remontó en botes hasta la confluencia con el rio Gila, unos 160 km tierra adentro. Ese punto, cerca de la actual Yuma, está en el interior de los EEUU, así que Alarcón bien pudo ser el primer europeo en poner el pie en California ya que en esa zona se encuentra la frontera entre California y Arizona. Alarcón enterró allí unas cartas para Coronado, según era costumbre cuando dos partes de un ejército no eran capaces de encontrarse en la zona acordada. Pues bien, como luego veremos ¡fueron encontradas!

Mientras tanto, Coronado seguía guiando al grueso de la expedición de manera bastante profesional, mandando avanzadillas y controlando de forma más o menos eficiente el ánimo de su tropa durante el avance por tierras tan áridas. Durante prácticamente dos meses se movieron por terrenos agrestes, escarpados y de difícil tránsito, cruzando el rio Gila y el Colorado Pequeño, que ellos llamaron río Bermejo (Río Rojo, Río Colorado, Río Bermejo...vais siguiendo el temita ¿no?):

"...y llegado a chichilticale principio del despoblado y no bio cosa buena no dexo de sentir alguna tristesa porque aunque la notiçia de lo de adelante era grande no auia quien lo ubiese uisto sino los indios quefueron con el negro que ya los auian tomado en algunas mentiras por todos se sintio mucho ber que la fama de chichilticale se, resumía en una casa sin cubierta aruynada puesto que pareçia en otro tiempo aber sido casa fuerte en tiempo que fue poblada y bien se cobnoçia ser hecha por gentes estrangeras puliticas y guerras benidas de lejos era esta casa de tierra bermeja desde alli prosiguieron el despoblado y llegaron en quinse dias a ocho leguas de çibola a un río que por yr el agua turbia y bermeja le llamaron el río bermejo en este río se hallaron barbos como en españa a qui fue adonde se bieron los primeros indios de aquella tierra..." (Relación de la Jornada de Cíbola, de Pedro Castañeda de Nájera, miembro de la expedición)

A estas alturas Fray Marcos de Niza debía llevar algunos días tentándose la ropa, porque quien más quien menos ya le iba mirando con intenciones aviesas por haberles metido en semejante lío, pero la cosa se pondría peor cuando llegaron a la prometida Cíbola:

"otro día bien en orden entraron por la tierra poblada y como bieron el primer pueblo que fue çibola fueron tantas las maldiciones que algunos hecharon a fray marcos quales dios no permita le comprehendan.
el es un pueblo pequeño aristado y apeñuscado que de lejos ay estancias en la nueua españa que tienen mejor aparençia es pueblo de hasta, doçientos hombres de guerra de tres y de quatro altos y las casas chicas y poco espaciosas no tienen patios un patio sirue a un barrio ania se juntado alli la gente de la comarca porque es una provincia de siete pueblos donde ay otros harto mayores y mas fuertes pueblos que no çibola"


Afortunadamente para todos, Fray Marcos puso pies en polvorosa y evitó algún más que seguro "accidente":

"Luego como fue llegado en la uilla de señora melchior dias y Juan gallego se publico la partida del campo para cibola y como auia de quedar en aquella uilla melchior dias por capitan con ochenta honbres y como juan gallego yba con mensaje para la nueba espaiia a el bisorey y llebaba en su compaí-iia a fray marcos que no se tubo por seguro quedar en cibola biendo que quia salido su relaçion falsa en todo porque ni se hallaron los reynos que deçia ni ciudades populosas ni riquesas de oro ni pedreria rica que se publico ni brocados ni otras cosas que se dixeron por los pulpitos"

Coronado siguió gestionando la expedición con con criterio, dejando pequeñas guarniciones en alguno de los poblados, mandando avanzadillas, enviando mensajeros de vuelta al virrey...Cierto es que alguna de las guarniciones no mostró un comportamiento demasiado civilizado por estar compuestas por "la gente de menos estofa y asi nunca dexo de aber de alli adelante motines y contrastes", pero por otro lado hubo descubrimientos de un valor incalculable (hoy). Poco después de pasar Cíbola, Coronado contactó por primera vez con los Pueblo de Acoma, por donde años después pasarían Zaldívar y Oñate.

En una de estas subexpediciones, el sargento Melchor Díaz fue enviado en busca de los dos barcos que comandaba Alarcón y que debían aprovisionarles:

"a un gran rio que ba por aquella tierra lo nóbran el rio del tison es poderoso rio y tiene de boca mas de dos leguas por alli tenia media legua de trabesia alli toma lengua el capita como los nabios auian estado tres jornadas de alli por bajo hacia la mar y llegados adonde los nabios estubieron que era mas de quinçe leguas el rio arriba de la boca del puerto y hallaron en Un arbol escripto aqui llego alarcon a el pie de este arbol ay cartas sacaronse las cartas y por ellas bieron el tiempo que estubieron aguardando nuebas de el campo y como alarcon auia dado la buelta desde alli para la nueba espaia con los nabios porque no podia correr adelante porque aquella mar era ancó que tornaba a bolber sobre la isla del marques que diçen California y dieron relaçion como la California no era isla sino punto de tierra firme de la buelta de aquel ancon"

¡Toma ya! No me digáis que no es abracadabrante que en semejante extensión vacía, sin conocimiento previo de la orografía, cuatro matados y mugrosos soldados españoles fueran capaces de encontrar, a estima, el punto al que Alarcón llegó. El sistema de geoposicionamiento europeo no debería llamarse Galileo sino CAD (Coronado-Alarcón-Díaz). En esas cartas Alarcón ya daba noticia de que la supuesta isla del Marqués no era tal isla, sino la Península de baja California. Otro hito más en la expedición. Oro no encontraron, pero hallazgos históricos llevamos unos cuantos y aún queda el mayor de todos... Por cierto, Díaz tuvo una muerte de lo más tonto tras herirse con su propia lanza cuando intentaba librarse de un perro.

El río del Tizón que el cronista mencionaba es el actual río Colorado, del que habían recibido noticias por los indios de la zona. En un momento dado, Coronado mandó una patrulla de doce hombres al mando de García López de Cárdenas a buscarlo:

"...como ubieron andado ueinte jornadas llegaron a las barrancas del rio que puestos a el bado de ellas parecia al otro bordo que auia mas de tres o quatro leguas por el ayre esta tierra era alta y llena de pinales bajos y encorbados frigidissima debajo del norte que con ser en tiempo caliente no se podia biuir de frio en esta barranca estubieron tres dias buscando la bajada para el rio que parecia de lo alto tendria una braçada de trabesia el agua y por la notiçia de los indios tendria media legua de ancho fue la baxada cosa inposible..."

Cárdenas había hallado y descrito el Cañón del Colorado, aunque finalmente no consiguió descender hasta el río. Por decir verdad, no parece que Coronado ni el resto de los expedicionarios creyeran a Cárdenas cuando les contó lo que había visto. En cierto modo es comprensible, dada la serie de decepciones que ya llevaban acumuladas. Y las que quedaban...

El invierno de 1540-41 lo pasó el grueso de la expedición acampada en la zona de Tigüez en Nuevo Méjico, donde habría serios enfrentamientos con las tribus de la zona, lo que se daría en denominar la guerra de Tiguex. Mientras, las patrullas seguían trayendo noticias y, ya en primavera de 1541, Coronado se adentró aún más en el corazón de los EEUU en busca de Quivira. Parece mentira que, a estas alturas, Coronado y su gente siguieran siendo tan ingenuos, pero se volvieron a fiar de un mentecato, en este caso un esclavo indio conocido como "el Turco" que encontraron por el camino y les habló y no paró de las riquezas de Quivira. Guiados por él se pusieron en marcha y recorrieron las inmensas llanuras pobladas de bisontes, donde la falta de referencias dificultaba tanto la orientación que tenían que usar artes marineras para no perderse. Coronado describió estas llanuras como extraordinariamente fértiles y adecuadas para el granjeo pero, desgraciadamente, esta expedición no iba en busca de buenas tierras en las que asentarse, sino de oro en abundancia. Finalmente, Coronado alcanzó Quivira, o lo que llamó Quivira, en algún lugar cercano a Wichita  (Kansas). Nada más llegar y ver aquello ejecutaron al "Turco". No era para menos:

"el general siguio sus guias hasta llegar a quiuira en que gasto quarenta y ocho dias de camino por la grande cayda que auian hecho sobre la florida y fue reçebido de paz por las guias que lleuaba preguntaron a el turco que porque auia metido y los auia guiado taro abieso diso que su tierra era aquella parte y que allende de aquello los de cicuye le auian rogado que los trusese perdidos por los llanos por que faltando les el bastimento se muriesen los cauallos y ellos flacos quando bolbiesen los podrian matar sin trabajo y bengarse de lo que auian hecho y que por esto los abia derrumbado creyendo que no supieran catar ni mantenerse sin maiz y que lo del oro que no sabia adonde lo auia esto diso ya como desesperado y que se hallaba corrido que auain dado credito a el ysopete y los auia guiado mejor que no el y telniendose los que alli yban que no diese algun abiso por donde les biniese algun daño le dieron garrote de que el ysopete se holgo porque siépre solia de ir que el ysopete era un bellaco y que no sabia lo que se decia y siempre le estorban ban que no hablase con nadie no se bio entre aquella gente oro ni plata ni noticia de ello el señor traya al cuello una patena de cobre y no la tenia en poca."

La moral ya no podía estar más baja y sus hombres menos dispuestos a la disciplina  así que tras esta última decepción, Coronado tomó la decisión de retornar a Méjico. El camino de vuelta fue algo más corto que el de ida, pero sin duda infinitamente más triste. La decepción, la derrota y la humillación hicieron mella en soldados y civiles, así que no es de extrañar que muchos de ellos fueran desertando o sencillamente quedándose en las poblados por los que iban pasando.  En 1542, una pequeña parte de la inmensa expedición que había partido dos años antes llegó de vuelta a Méjico.

La expedición fue un desastre en términos económicos ya que, por desgracia, lo que los conquistadores buscaban entonces era hacerse ricos a la voz de ¡ya! no establecer una empresa a largo plazo (¿os suena?). Tal vez, de no haber sido así, cuando primero los franceses (150 años después) y luego  los estadounidenses (en el XIX) se pasaron por Kansas, se habrían encontrado una Nueva Palencia o Nueva Valladolid llenas de trigales, con sus iglesuelas, sus bares, sus plazas de toros... Además Dorothy se habría llamado MariPili.

Durante décadas no volvió a haber una expedición seria al norte del rio Grande, pero como tantas otras veces, la información obtenida de un fracaso fue válida para decenas de aciertos.

PS Menudo despiste! se me olvidaba poner el mapa de la ruta seguida por Coronado:






martes, 18 de diciembre de 2012

El flanco sur: Don Bernardo de Gálvez

Macharaviaya, imagen tomada prestada de "El Pais"
Durante seis meses, en 1997, viví en la muy noble ciudad de Aquisgrán, capital en tiempos del imperio Carolingio. Esta ciudad está en la actual Alemania, pero dista poquísimo de la frontera con Bélgica y Holanda. De hecho, la casa en la que yo vivía estaba al oeste de la ciudad, a menos de dos kilómetros de la frontera con Holanda. Como por entonces los horarios comerciales en Alemania eran bastante rígidos, muchos domingos por la mañana me acercaba en bicicleta a comprar al primer supermercado holandés, nada más cruzar la frontera, en Vaals. Ese trayecto me permitía ver un cartel con la lista de pueblos y ciudades hermanados con Aquisgrán, entre los que estaba Toledo (el nuestro, no el de Ohio). Siempre que lo veía pensaba en lo absurdo que me parecía el hermanamiento de dos ciudades y la cantidad de viajes inútiles que harían nuestros representantes a costa del asunto. Valga esta introducción para contaros que hay un pueblo en Málaga de llamativo nombre (Macharaviaya), que está hermanado con la ciudad estadounidense de Pensacola. En este caso, bien podemos decir que al menos hay motivos históricos para sostener ese hermanamiento. Ambos lugares están relacionados a través de un malagueño que intervino, y de qué manera, en la historia de los Estados Unidos de América: don Bernardo de Gálvez y Madrid, natural de Macharaviaya.

La Independencia de las trece colonias

Las trece colonias originales. Observese que, en aquel momento, España
 aún ocupaba más superficie en los actuales USA, como hemos ido viendo
La presencia inglesa en Norteamérica fue relativamente breve, comparada con la de otros ;-) Si tomamos como inicio la llegada del Mayflower a las costas de Nueva Inglaterra en Noviembre de 1620 (128 años después que ya-sabéis-quien), solo pasaron 155 años hasta que las colonias se rebelaron y dieron inicio a la guerra de independencia en 1775. En efecto, en abril de ese año comenzaron las primeras escaramuzas de lo que acabaría siendo una guerra con participación de varias naciones y disputada en diversos escenarios, no solo americanos. Esta guerra tendría como resultado, entre otras cosas menores, la independencia de los EEUU, proclamada por ellos el 4 de Julio de 1776. La guerra no acabó con la declaración de independencia, sino que duró hasta 1781, con la batalla de Yorktown. El tratado de paz final se firmó en París en 1783.

Es comprensible que España viera en principio con recelo los acontecimientos de sus vecinos del Noreste, ya que una revolución independentista podría animar a algunos a reclamar también la independencia de los Virreinatos (y, en cierto modo, así fue, aunque no de inmediato). Sin embargo, al mismo tiempo, la revolución se levantaba contra el secular enemigo: Inglaterra y esa era una oportunidad que no había que dejar pasar. Desde el primer momento España ayudó a los independentistas, aunque de forma más o menos disimulada al principio. En 1779 España entra oficialmente en guerra con Inglaterra (otra vez) y comienza a intervenir militarmente desde, entre otros sitios, Luisiana, donde nuestro protagonista de hoy era Gobernador.

Bernardo de Gálvez en la guerra de independencia Americana


Bernardo de Gálvez murió muy joven, con apenas 40 años, en 1786. A pesar de ello le había dado tiempo a llamar la atención de la Historia con diversas actuaciones. Hoy nos vamos a centrar en su participación en la guerra de independencia americana y, sobre todo en la toma de Pensacola.

Nada más entrar España en guerra, en 1779, comenzaron las escaramuzas y encontronazos en el Caribe y Golfo de Méjico. Bernardo de Gálvez aprovechó de inmediato para lanzar una expedición hacia el este desde Luisiana. Hay que recordar que tras la guerra de los siete años la Florida había pasado a manos inglesas y Luisiana a las españolas. No solo eso, en 1763, en el tratado de París (¿hay alguna guerra que no haya acabado con un "Tratado de París"?) Inglaterra había obtenido también el derecho de libre navegación por el río Misisipi, asunto importante, como iremos viendo. Tanto Francia como España tenían motivos para sentirse humilladas por el resultado de la guerra de los siete años y aún más interesadas que de costumbre en tocarles a los ingleses lo que no suena. Bueno, en esa época ninguna de esas tres naciones necesitaba mucha excusa para tirarse los trastos a la cabeza...

No fue sólo Bernardo de Gálvez, sino toda su familia, los que aconsejaron prudencia: primero ayuda material a los rebeldes norteamericanos y esperar al momento procesal adecuado para sacar el sable (y pillar tajada). Hay que recordar que el padre de Bernardo, Matías de Gálvez y Gallardo, llegaría a ser Virrey (de hecho a su muerte le sucedió nuestro Bernardo) y su tío, José, Ministro de Indias.

Pero volvamos a Bernardo. Es agosto de 1779 y el Gobernador de Luisiana se lanza a hostigar a los ingleses en la costa del Golfo de Méjico:

"Al punto rompió también las hostilidades el brigadier D. Bernardo de Gálvez, gobernador de la Luisiana, poniéndose en acción el 26 de Agosto de 1779 con 1.400 hombres de toda especie, de ellos 200 soldados veteranos. El 6 de Septiembre llegó á Manchak, fuerte de la Florida, distante 35 leguas de Nueva Orleans, y mientras disponía la fuerza en posición, 60 hombres de milicia lo tomaron á la carrera." (La guerra en América, Instituto de Historia y Cultura Naval)
Además de Manchak, en esta campaña tomó Baton Rouge (actual capital de Luisiana) y Natchez, lo que daba a España el control del rio Misisipi y evitaba que los ingleses usaran esa importante vía de suministro.

Despues de asegurar posiciones, a comienzos del año siguiente lanzó una campaña aún más importante, primero contra Mobila (actual Mobile, Alabama. Lo que me recuerda un asunto completamente ajeno al relato que os comentaré al final):
"A principios del año 1780 de que vamos tratando, teniendo seguridad de la llegada próxima de refuerzos de la Habana, reanudó D. Bernardo de Gálvez las operaciones con 1.200 soldados, ya dueño de los puestos de Thompson y Amith, partiendo en demanda de Mobila con 14 bajeles. Mostrósele contrario el tiempo al embocar el puerto; seis de las embarcaciones se perdieron en la barra, saliendo á nado casi desnudos 800 hombres á una isla cercana, abandonadas al mar las armas con los víveres y municiones; pero mitigó el contratiempo grande la llegada de los cuatro buques de la Habana, habilitándole en disposición de arrimarse á la playa el 24 de Febrero.
Con prontitud abrió trincheras, instaló baterías y adelantó las obras complementarias de sitio, sabiendo que de Panzacola había de salir el general Campbell con tanta fuerza como él tenía para socorrer al coronel Dunford, su subordinado, que no regía á más de 300 hombres en la fortaleza, y antes que se aproximara el refuerzo hizo, en efecto, brecha practicable y obligó á la rendición á los cercados" (La guerra en América, Instituto de Historia y Cultura Naval)
La toma de Pensacola. Hay que tener valor para ir a la guerra
con una casaca blanca
La Panzacola de la cita es la actual Pensacola, así que nos vamos acercando...

En efecto, Gálvez trasladó a La Habana su base de operaciones para esta empresa y, tras un intento frustrado por un huracán (ya voy perdiendo la cuenta de operaciones españolas frustradas por un huracán), salió de nuevo hacia Florida en Febrero de 1781. En Marzo llegó a la isla de Santa Rosa, que es una larga barra arenosa que cierra la entrada a la bahía de Pensacola. Obviamente su intención era atacar Pensacola, la capital de los asentamientos ingleses en la zona. Tan obvio era que los ingleses estaban mandando refuerzos. Claro, que Gálvez, que no era manco, había hecho lo propio y estaban en camino naves desde Nueva Orleans y tropas por tierra desde Mobila.  Aún así, el siguiente paso era algo más complicado, ya que para acechar la ciudad había que entrar en la bahía, bien defendida por los fuertes ingleses: el Queen's Redoubt, el Prince of Wales Redoubt y el principal Fort George. Si habéis visto el mapa que he enlazado antes, os habréis dado cuen de que la entrada a la bahía, por el oeste de la isla de Santa Rosa, es sumamente estrecha, de menos de 1000 metros, de los que la parte navegable es aún menos amplia. Imaginaos la situación: hay que pasar con unos barcos a vela del siglo XVIII por un canal minúsculo defendido a ambos lados por fuertes bien artillados. Ideal para pasar una divertida mañana de navegación.

Al primer intento, el navío comandado por el capitán Calvo de Irazábal encalló en el canal, lo que produjo en el capitán lo que técnicamente se conoce como "un canguis", un ataque de jindama que le llevó a negarse a cumplir las órdenes terminantes de Gálvez, que eran las de entrar en la Bahía. Ante estos hechos, don Bernardo mandó un mensajero en busca de Irazábal, que a estas alturas debía estar buscando su segunda unidad de pantalones. El mensaje era breve, pero de una contundencia difícilmente superable:
“Una bala de a 32 recogida en el campamento, que conduzco y presento, es de las que se reparten en el fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo iré solo por delante con el Galveztown para quitarle miedo”
Y dicho y hecho, allá que se tiró Bernardo a bordo del Galveztown. Los ingleses le vieron, reaccionaron y le soltaron 28 cañonazos pero... si te toca entrar en la historia la suerte se pone de tu parte, así que ni uno le atinó. Era el 18 de Marzo de 1781 y la flota entró en la bahía, pero la batalla aún no había comenzado. A partir de ese momento, tanto los ingleses como los españoles se prepararon para el asedio y batalla final. El 8 de Mayo, con algo de suerte, por otra parte, cayó el Queen's Redoubt, lo que dejó al Fort George en una situación insostenible y les obligó a la rendición el 10 de Mayo. En palabras del general Campbell, defensor británico de Pensacola:

"An unfortunate Shell from the Enemy, on the Morning of the 8th, precipitated its Destiny, and occasioned its falling under the Dominion of Spain at least some Days sooner than it otherwise would have happened. On the morning of the 8th a Shell, that accidentally burst by the Door of the Magazine of the Advanced Redoubt, set Fire to the Powder within, and in an Instant the Body of the Redoubt was a Heap of Rubbish, depriving no less than 48 Military, 27 Seaman, and one Negro of Life by the Explosion, besides 24 Men wounded, most of them dangerously"
(Un desgraciado proyectil del enemigo, en la mañana del 8, precipitó su destino y ocasionó su caida bajo el dominio español al menos algunos días antes de lo que de otra manera habría ocurrido. En la mañana del 8 un proyectil, que explotó accidentalmente junto a la puerta del polvorín del fortín, prendió fuego a la pólvora que había en su interior y en un instante el edificio del fortín era un montón de escombros, quitando la vida a 48 soldados, 27 marinos y un negro (sic), además de ocasionar 24 heridos, la mayor parte de gravedad)

Consecuencias


La intervención española en la independencia americana fue esencial, abriendo un frente sur en la guerra, en el que los ingleses tuvieron una no despreciable cantidad de efectivos desplazada, así como dificultando o incluso impidiendo el abastecimiento por esa ruta y por el Misisipi. Las acciones de Gálvez fueron las más llamativas de las realizadas por los españoles, pero hubo más y no todas en América (hubo un importante  asedio en Gibraltar así como la recuperación de la isla de Menorca para España, ambas acciones inscritas sorprendentemente en la Guerra Americana). 

A título personal, Gálvez fue ascendido a Teniente General y fue nombrado por el rey Carlos III Conde de Gálvez con el mote de "Yo Solo" por su muestra de valor/inconsciencia en el paso a la bahía de Pensacola. Supongo que haberle puesto "Con dos cojones pelotas gónadas" no era propio del mejor alcalde de Madrid.

Nuestros nuevos vecinos del noreste, los EEUU prometieron no reclamar Luisiana y Florida, de hecho acabaron comprándolas: Luisiana a Francia en 1803 y Florida a España en 1819.

No se puede decir que Bernardo de Gálvez sea tan reconocido en los EEUU como George Washington. Por desgracia en la cultura popular (vease cine, por ejemplo) a veces se hace referencia a la ayuda francesa a los revolucionarios americanos, rara vez a la aportación española. En 1976, con ocasión del bicentenario de la declaración de independencia, el rey Juan Carlos I hizo entrega de una estatua en honor de Gálvez que está ubicada cerca de la Casa Blanca, en Washington DC, rodeada por otras de Bolívar, Artigas, San Martín... que no sé yo muy bien qué tienen que ver. Al menos sí queda su nombre en algunos topónimos como por ejemplo la ciudad y la isla de Galveston que, cosas de la vida, es (o puede ser, hay dudas) la ya conocida por nosotros "Isla del Mal Hado" en la que Cabeza de Vaca pasó sus vacaciones, más de dos siglos antes del nacimiento de Gálvez (permitidme, por favor, el autoenlace).


PS, el asunto que me recordó la aparición de Mobile, Alabama, es que he estado viendo esta semana pasada la serie "The Pacific". Muy recomendable, aunque menos que su prima hermana "Band of Brothers". Me lo ha recordado porque uno de los protas (y autor de uno de los libros en que se basa la serie) es de allí y lo menciona profusamente.




domingo, 2 de diciembre de 2012

El Walkabout de un Jerezano

Álvar y Álvar. No me digáis que no tienen un aire
Cuando uno es bautizado con el sonoro nombre de Álvar está condenado a escoger entre dos destinos (ambos honorabilísimos): ser el padre de Vickie en una serie infantil o dedicarse a la épica de la conquista. Si además te apellidas Núñez Cabeza de Vaca y has nacido en Jerez de la Frontera a finales del XV (o principios del XVI, según las fuentes), lo primero resulta algo complicado, así que Álvar Núñez Cabeza de Vaca eligió la segunda opción... y la bordó, vamos, tanto que nos va a dar para más de una entrada en el blog. Don Álvar habría pasado a la historia por varias de las acciones de su vida, pero hoy nos vamos a centrar en su primera gran expedición por Norteamérica que, aunque comenzó haciendo de la necesidad virtud, terminó siendo un impresionante paseo de unos ocho (8) años por el sur de los actuales EEUU y norte de Méjico.

Nuestro Álvar inició su andadura en la conquista como tantos otros en aquellos años, enrolándose en la flota organizada por otro conquistador de sueños dorados. En su caso mostró gran valor desde el mismo momento de tomar esa decisión ya que se enroló nada menos que con don Pánfilo de Narváez, uno de los pioneros que menos honor había cosechado hasta entonces (y el final iba a ser peor). Don Pánfilo había ido haciendo honor a su nombre en sus varias apariciones en la historia de América: ora masacrando indios en Cuba sin sentido alguno, ora siendo incapaz de hacer volver al redil a Hernán Cortés tras encargo del Gobernador Velázquez... Cortés le derrotó en Zempoala, Pánfilo fue apresado y humillado antes de regresar a España (quiero decir, a la actual España. Formalmente don Pánfilo nunca salió de España) donde, incomprensiblemente, le encomendaron una nueva misión muy por encima de sus capacidades. Como todas las anteriores, vamos. En esta ocasión don Pánfilo recibió la encomienda de conquistar Florida y a él se le metió en la cabeza buscar por allí la fuente de la eterna juventud. En fin, varias muestras de ineptitud y salvajismo después dieron con toda su expedición, de más de 600 hombres, en el otro barrio a excepción de poco más de una docena, con los que iniciaremos nuestra aventura de hoy, esta sí meritoria y relevante. Lamento informar, por cierto, de que Pánfilo de Narváez era segoviano, de Navalmanzano, cerca de Coca y Nava de la Asunción. Y no estoy mirando a nadie...

Comienza un walkabout de 8 años


La expedición de don Pánfilo partió de Sanlúcar de Barrameda en Junio de 1527 y fue un desastre, como no podía ser de otra manera. Los expedicionarios sufrieron múltiples penurias, epidemias, huracanes, rebeliones, traiciones, escaramuzas con los indios y casi cualquier cosa que os podáis imaginar, incluido el canibalismo:

"Partidos estos cuatro cristianos, desde a pocos días sucedió tal tiempo de fríos y tempestades, que los indios no podían arrancar las raíces, y de los cañales en que pescaban ya no había provecho ninguno, y como las casas eran tan desabrigadas, comenzóse a morir la gente, y cinco cristianos que estaban en el rancho en la costa llegaron a tal extremo, que se comieron los unos a los otros, hasta que quedó uno solo, que por ser solo no hubo quien lo comiese"

Una vez dada por finiquitada la expedición original, quedaron algunos grupúsculos de  hombres, generalmente en un pésimo estado, dispersos en una isla y zonas pantanosas aledañas en el Golfo de Méjico. Tan mal lo pasaron allí que dieron en llamar a esa isla "Isla del Mal Hado" (de esta isla, actual isla de Galveston, volveremos a hablar en otro episodio sin ninguna relación con este que sucederá 250 años después). De todos ellos, el más destacado y el que dejó referencia escrita de todo lo que vivió fue nuestro amigo Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que además pasó la mayor parte del tiempo separado del resto de los supervivientes. En algún momento de finales de 1528 la situación llegó a ser desesperada en extremo. Intentando salir de la isla en la que estaban sufrieron un nuevo naufragio en el que murieron otros tres "cristianos", el resto estaba en un estado poco menos que calamitoso:

"Los que quedamos escapados, desnudos como nacimos y perdido todo lo que traíamos, y aunque todo valía poco, para entonces valía mucho. Y como entonces era por noviembre, y el frío muy grande, y nosotros tales que con poca dificultad nos podían contar los huesos, estábamos hechos propia figura de la muerte. De mí sé decir que desde el mes de mayo pasado yo no había comido otra cosa sino maíz tostado, y algunas veces me vi en necesidad de comerlo crudo; porque aunque se mataron los caballos entretanto que las barcas se hacían, yo nunca pude comer de ellos, y no fueron diez veces las que comí pescado. Esto digo por excusar razones, porque pueda cada uno ver qué tales estaríamos."

Una representación, un tanto tétrica, del paseo de Cabeza de Vaca.
Tomada de  http://www.texasbeyondhistory.net
Entre 1528 y 1535 (siete años, se dice pronto), Cabeza de Vaca convivió con las tribus de la zona en la que habían naufragado. Al principio era una piltrafa humana consumida por la enfermedad y que vivía poco más o menos que de la caridad de los indios, pero poco a poco él y sus compañeros fueron recuperándose y fueron obligados a trabajar. De hecho, durante buena parte de los años que anduvieron por la zona fueron comprados, vendidos, huidos, capturados y vueltos a huir. Mucho de ese tiempo estuvieron como esclavos al servicio de distintas tribus y familias; otra parte del tiempo en un estado de semi-libertad e incluso ejerciendo de comerciantes entre las distintas tribus de lo que hoy es Tejas. Un hecho esencial, que probablemente salvó la vida de los que a la postre serían cuatro únicos supervivientes, sucedió tras una de sus fugas. Según lo refiere el propio Cabeza de Vaca:

"Aquella misma noche que llegamos vinieron unos indios a Castillo, y dijéronle que estaban muy malos de la cabeza, rogándole que los curase; y después que los hubo santiguado y encomendado a Dios, en aquel punto los indios dijeron que todo el mal se les había quitado; y fueron a sus casas y trajeron muchas tunas y un pedazo de carne de venado, cosa que no sabíamos qué cosa era; y como esto entre ellos se publicó, vinieron otros muchos enfermos en aquella noche a que los sanase, y cada uno traía un pedazo de venado; y tantos eran, que no sabíamos adónde poner la carne."

Por absoluta casualidad habían adquirido fama de sanadores, lo que les permitió no solo subsistir, sino tener más posibilidades de movimiento entre las distintas tribus, ya que se corrió la voz de su capacidad sanadora.

La epopeya de Cabeza de Vaca y sus tres compañeros de viaje es notable por muchos aspectos, no solo el puramente físico, ya que no deja de ser sorprendente que resistieran semejante viaje en las condiciones que relataron (aunque apliquemos a estas condiciones un no pequeño factor de corrección a la baja), sino, sobre todo, el impresionante legado que supuso el relato del viaje. Por cierto, todas las citas de esta entrada pertenecen a este relato, escrito por Cabeza de Vaca bajo el título "Naufragios", publicado en 1542 y que podéis encontrar integro en la red, por ejemplo aquí. Recomiendo vivamente su lectura, que además no se hace pesada en absoluto, a pesar de que sea a veces difícil seguirlo en castellano antiguo y bastante florido. 

"Naufragios" es un espectacular relato, no ya de un viaje, ni de los sufrimientos que padecieron don Álvar y los suyos, sino, sobre todo, un tratado etnográfico de primera magnitud. Es la primera descripción de los usos y costumbres de los indios de Norteamérica de la que tenemos constancia y también es la primera vez que aparecen palabras de origen americano en un libro en castellano. Cabeza de Vaca se mezcló sin duda con diversos grupos tribales del sur de EEUU y, aunque no hay duda que algo de ayuda divina debió recibir para sobrevivir, está claro que puso todo de su parte para adaptarse a las circunstancias y conocer a los locales. Este esfuerzo le permitió sobrevivir y generó en él un aprecio por los indígenas que le costaría caro en la segunda parte de su vida. Todo esto lo volcó en "Naufragios", donde no se limitó a relatar sus penurias de forma más o menos exagerada, que lo hizo, sino que dejó un detalladísimo estudio de muchos de los pueblos con los que convivió y las cosas que vio (como la primera descripción de los bisontes, por ejemplo). Como muestra, para que veáis el estilo y os pique la curiosidad por leerlo entero:

"Adelante, en la costa del mar, habitan otros que se llaman Doguenes, y enfrente de ellos otros que tienen por nombre los de Mendica. Más adelante, en la costa, están los quevenes, y enfrente de ellos, dentro de la Tierra Firme, los mariames; y yendo por la costa adelante, están otros que se llaman guaycones, y enfrente de éstos, dentro en la Tierra Firme, los iguaces. Cabo de éstos están otros que se llaman atayos, y detrás de éstos, otros, acubadaos, y de éstos hay muchos por esta vereda adelante. En la costa viven otros llamados quitoles, y enfrente de éstos, dentro en la Tierra Firme, los avavares. Con éstos se juntan los maliacones, y otros cutalchiches, y otros que se llaman susolas, y otros que se llaman comos, y adelante en la costa están los camoles, y en la misma costa adelante, otros a quien nosotros llamamos los de los higos. Todas estas gentes tienen habitaciones y pueblos y lenguas diversas. Entre éstos hay una lengua en que llaman a los hombres por mira acá; arre acá; a los perros, xo; en toda la tierra se emborrachan con un humo, y dan cuanto tienen por él. Beben también otra cosa que sacan de las hojas de los árboles, como de encina, y tuéstanla en unos botes al fuego..."

He llegado a encontrar alguna página americana en la que califican a Cabeza de Vaca como el "primer gran escritor americano (en el sentido de estadounidense, claro)". No sé si será exagerado o no, pero como apropiación no me negaréis que no está mal. 


La ruta seguida por los cuatro no está clara al 100%, hay distintas interpretaciones. Aquí os dejo una (que por alguna razón que se me escapa, está en alemán), pero ya os digo que hay muchas más. En ella ya podéis observar que Cabeza de Vaca regresó a la civilización (o así) en Culiacán, donde llegó en 1536, nueve años después de zarpar de Sanlúcar y ocho después del naufragio en Galveston. Desde allí volvió a la corte, donde pasó unos años antes de su segundo periplo americano, del que ya hablaremos algún día.

Cabeza de Vaca es una muestra más de "conquistador" que rompe el estereotipo de salvaje sediento de oro y sangre. Por mucho que se empeñen los nigérrimos hubo mucho más que eso en los tres siglos en los que España dominó casi absolutamente América. Muchísimo más.

PD. Hay una película Mejicana basada en los "Naufragios" y protagonizada por Juan Diego que aún no he visto pero tengo encargada a mi proveedor habitual. Se titula "Cabeza de Vaca".

PD2. Para los que me piden que redondee los artículos con una referencia a la actualidad, todo esto tiene muchísimo que ver con la prima de riesgo, o con la secesión de Cataluña. O algo. ;-)

PD3. Dedicado a nuestros amigos y familia, por estar ahí. Gracias a todos.