lunes, 23 de diciembre de 2013

Un insensato y un pirado: Orellana y Aguirre (II)

PRIMERA PARTE AQUÍ

Por fin vuelve a salir una foto propia en el blog!
Hace solo unos días (¡ejem!) habíamos dejado a nuestro amigo Orellana en algún momento de enero de 1542 acompañado por 57 soldados (y dos curas), rodeado por indios amazónicos afables y colaboradores y reponiéndose de un penoso camino en barcaza y a pinrel de un buen puñado de leguas -unas 270, según la crónica- a lo largo del río Napo o el Putumayo. O tal vez otro, vaya usted a saber, pero vamos, si bajaban por el Napo, seguramente estarían en la zona norte del actual Perú, si lo hicieron por el Putumayo, justo en la frontera entre Perú y Colombia. Sea como fuere, estaban a más de 2.500 km del punto en el que tocarían el mar unos meses después. Eso en línea recta, claro; siguiendo el curso del río, ni os cuento. Por cierto, nota cultureta de mucha utilidad: "En línea recta" refiriéndose a distancias y viajes se dice en inglés "as the crow flies"; no sé si es que el resto de volátiles tienen por costumbre ir dando rodeos...

Astilleros unidos de la Amazonia, S.L.

Una vez solucionado lo básico, Orellana decidió que con el barco que habían llegado hasta allí no podían ir mucho más lejos y puso a sus cuates a construir otro. De forma relativamente sorprendente (reconocedlo, uno no se espera a un grupo de soldados (y dos curas) españoles en el Amazonas organizándose de forma medianamente ordenada), los trabajos de construcción de la nave comenzaron y se desarrollaron con un orden casi prusiano, a pesar de que los allí presentes no dominaban la técnica en absoluto. Juan de Alcántara y Sebastián Rodríguez se presentaron voluntarios para hacer clavos e hicieron 2000 en 20 días, se formaron equipos de leñadores, otros fueron haciendo carbón con el que alimentar los hornos en los que fundirían las herraduras y forjarían los clavos. Los más débiles se encargaban de mover los fuelles... todo un proceso de construcción comilfó pergeñado por 50ytantos barbudos (y dos curas)... Resultado: no era un barco para participar en la copa del America, pero hasta el océano sí que les llevó. En ese periodo fallecieron 7 de los expedicionarios "de la hambre pasada"

Los Españoles construyendo uno de sus bergantines
en la Amazonia (de la wiki)
Fray Gaspar nos cuenta que el día de la Candelaria (2 de febrero) partieron de nuevo, después de haber oido hablar a uno de los lugareños, un tal Aparia, de las "amazonas".  Al poco de estrenar el barco se encontraron con un afluente del río que llevaban, supongamos a partir de ahora que el Napo, que venía bastante crecido, revoltoso y cargado de restos varios que casi les hacen naufragar. De la inmensidad del río (os recuerdo, un afluente del Amazonas en su curso alto, nada que ver con lo que se encontrarían más abajo) da cuenta el hecho de que dos canoas se separaron del barco y estuvieron perdidas entre islas un par de días. Milagrosamente la expedición se reunificó "con grande alegría" según Fray Gaspar.

Poco después llegaron a otro poblado donde "les dieron mucha comida de tortugas y papagayos en abundanciay aún algo después, en otro poblado... "...mucha cantidad de comida, así de tortugas como de manatís y otros pescados, y perdices y gatos y monos asados". Dan ganas de pasarse por la zona solo para disfrutar de sus maravillas culinarias, o sea. Hasta aquí todo parece más o menos controlado, los lugareños amables y colaboradores y no hay rastro de los peligros anunciados, aunque entre mono asado y chuletón de manatí (eso igual está hasta bueno, por cierto) les volvieron a advertir sobre las feroces guerreras amazónicas:

"...y le dijeron que si íbamos a ver los amurianos, que en su lengua los llaman coniupuyara, que quiere decir grandes señoras, que mirásemos lo que hacíamos, que éramos pocos y ellas muchas, que nos matarían."

En la imaginación de los miembros de la expedición se fue formando algo parecido a lo que describe el vídeo (lo siento por los que no seguís la versión web del blog) de la izquierda ¡Muerte por kiki! Puestos a morir...

Por otra parte, Orellana y los suyos le habían cogido ya el gusto al temita de la construcción naval y se pusieron a hacer ooootro bergantín (y van 3) siguiendo el mismo procedimiento y organización ya conocidas. En esta ocasión tardaron 35 días en tenerlo a flote, calafateado y todo. Nos dice Fray Gaspar que pasaron la cuaresma y hasta el domingo de Cuasimodo en aquella zona y el 24 de abril de 1542 partieron de nuevo con los dos barcos.

Esta nueva etapa del descenso del río fue algo más movida. A mediados de mayo, en la zona de Machiparo, los lugareños ya no se mostraron tan amistosos y los dos bergantines fueron atacados por algunas de las tribus ribereñas; de hecho se produjeron los primeros enfrentamientos realmente serios, con 18 heridos de cierta consideración, uno de los cuales acabó palmando, un tal Pedro de Ampudia. En vista de los acontecimientos cargaron toda la comida que pudieron y siguieron río abajo mientras los indios siguieron hostigando, cada vez en mayor número, durante dos días. Dice Fray Gaspar que esa zona estaba bastante poblada y que durante unas 80 leguas las riberas estaban llenas de poblados, por lo que ellos se mantenían lo más centraditos en el cauce del río que podían, sin aproximarse a tierra ni parar.

Por fin el Amazonas

Tras Machiparo entraron en el territorio de Oniguayal, donde tampoco fueron recibidos demasiado amistosamente por los lugareños. Se les hizo huir a ballestazo limpio y se aprovisionaron en uno de los poblados. El domingo después del día de la Ascensión, o sea, unos 40 días y 340 leguas después de haber dejado Aparia, el río por el que bajaban de encontraba con otro:

"Volviendo a la historia, digo que el domingo después de la Ascensión de Nuestro Señor salimos deste dicho pueblo y comenzamos a caminar, y no hubimos andado obra de dos leguas cuando vimos entrar por el río otro río muy poderoso y más grande a la diestra mano: tanto era de grande que a la entrada hacía tres islas, de cabsa de las cuales le pusimos el río de la Trinidad; y en estas juntas de uno y de otro había muchas y muy grandes poblaciones y muy linda tierra y muy fructífera: esto era ya en el señorío y tierra de Omagua"

Las islas de la Trinidad (Google maps)
Acababan de llegar al río que hoy conocemos como Amazonas y que ellos denominaron "de la Trinidad" pero, de momento, ni rastro de las "grandes señoras". Las distancias que describe Carvajal cuadran más con un descenso por el Putumayo que por el Napo, en cuyo caso entraron en el Amazonas junto a San Antonio de Içá y esas que véis a la izquierda son las tres islas que dieron su segundo nombre en castellano al Amazonas. Sí, segundo, en 1500 Vicente Yáñez Pinzón (uno de los hermanos Pinzones, los que eran unos mari..neros) se había adentrado en sus aguas desde su desembocadura y lo había llamado "Santa María de la Mar Dulce".

La zona por la que andaban ahora parecía más poblada y por aborígenes mucho más organizados y avanzados. La prudencia hizo que Orellana decidiera no adentrarse por tierra siguiendo alguno de los caminos bastante principales que vieron, así que los días de navegación fueron continuos. Tras unas cien leguas de rio, en las que en ocasiones este era tan ancho que ya no podían ver las dos orillas, entraron en un nuevo señorío, el de Paguana, en el que los indios eran pacíficos, para variar, y su señor bastante poderoso. Aquí Fray Gaspar nos habla de "ovejas de las del Perú" (llamas) y "peras de Nueva España" (aguacates). Un cachondo el fray...

Siguió la navegación sin gran novedad, alternado poblados hostiles (los más) con alguno amistoso, hasta que el día de la santísima Trinidad (esta la he tenido que mirar: 50 días después de Pascua) se topan con otro gran rio que se incorpora al Amazonas por la siniestra:

"Sábado, víspera de la Santísima Trinidad, el Capitán mandó tomar puerto en un pueblo donde los indios se pusieron en defensa; pero, a pesar de ello, los echamos de sus casas, y aquí nos proveímos de comida y aun se fallaron algunas gallinas. Este mismo día, saliendo de allí, prosiguiendo nuestro viaje, vimos una boca de otro río grande a la mano siniestra, que entraba en el que nosotros navegábamos, el agua del cual era negra como tinta, y por esto le pusimos el nombre de Río Negro, el cual corría tanto y con tanta ferocidad, que en más de veinte leguas hacía raya en la otra agua, sin revolver la una con la otra"

Encuentro de las Aguas, de la wiki. Dejo a la profunda
inteligencia de los lectores determinar cual es el Amazonas
y cual el Negro
En este caso sí que perduró el nombre seleccionado por Orellana y ese afluente del Amazonas sigue siendo conocido como Rio Negro. El espectáculo de la unión de las aguas negras y pardas dura una jartá de kilómetros y se puede  apreciar perfectamente en Google Earth. Por cierto, las gallinas se fallaron, es decir: hallaron, encontraron. Ya estamos con la leyenda negra...

Al poco de aquello volvieron a recibir noticias de las fieras guerreras de las que ya les habían hablado. En un poblado bastante grande les dijeron que eran vasallos de las amazonas, a las que proveían de plumas de papagayo. Enormes mujeres desnudas... plumas de papagayo... ¿pero esto qué es?

El 7 de Junio, víspera del Corpus tuvieron un nuevo encontronazo con los indios que llegaron a asaltar los bergantines. No se puede decir que la marcha fuera aburrida, pero sí monótona: leguas y leguas de un río enorme, con algún afluente por acá o acullá, con numerosos poblados de indios hostiles, algunos no tan hostiles, diversas noticias de las mujeres guerreras y ningún rastro de ellas. En algún poblado no hacía falta ser muy listo para colegir que los indios no tenían demasiadas buenas pulgas:

"En este pueblo había siete picotas que nosotros vimos que estaban en trechos por el pueblo, y en las picotas clavadas muchas cabezas de muertos, a cuya cabsa le pusimos a esta provincia por nombre la Provincia de las Picotas, que duraba por el río abajo setenta leguas. Bajaban deste pueblo al río caminos hechos a manos, y de una parte y de otra sembrados árboles de fruta, por donde parecía ser gran señor el desta tierra"

Así, como diciendo...bien es cierto que Orellana tampoco se anduvo con chiquitas:

"Visto el Capitán que no se querían rendir y que nos habían hecho daño y herido algunos de nuestros compañeros, mandó poner fuego a las casas donde estaban los indios, y así salieron de ellas y huyeron y hubo lugar de recoger comida"
Sucedió, sin embargo, un hecho reseñable y es que, por primera vez en muchísimo tiempo, recibieron noticia de la presencia por la zona de hombres blancos. De hecho, de hombres y de mujeres:

"Se tomó en este pueblo una india de mucha razón, y dijo que cerca de aquí y la tierra adentro estaban muchos cristianos como nosotros y los tenía un señor que los había traído el río abajo; y nos dijo que entre ellos había dos mujeres blancas, y que otros tenían indias y hijos en ellas: éstos son los que se perdieron de Diego de Ordas, a lo que se cree, por las señas que daban, que era a la banda del Norte"

El tal Diego de Ordaz u Ordás  fue otro de los tantísimos adelantados desconocidos hoy en día, que dieron vueltas y más vueltas por América en la primera mitad del siglo XVI. Tal vez repesquemos su nombre algún día, así que no nos extenderemos mucho ahora en sus fazañas. Según parece en uno de sus garbeos perdió un barco, comandado por un tal Juan Cornejo, por la zona en cuestión. Si los blanquitos que le mencionaron a Orellana tenían o no que ver con Cornejo no se sabe, entre otras cosas, porque Orellana decidió que sí, que vale, que serían cristianos y tal, pero que no estaban ellos en condiciones de ayudarles demasiado, así que pasaron del temita.

Y, por fin, las amazonas


Hacia finales de Junio vuelven a tener noticias de las Amazonas, en este caso muchísimo más directas:

"...nos salieron a recibir al camino por el agua, con buena intención, y como llegaron cerca del Capitán, quisiera traerlos de paz, y así los comenzó a hablar y llamar; pero ellos se rieron y hacían burla de nosotros e se nos acercaban y decían que anduviésemos y que allí abajo nos aguardaban, y que allí nos habían de tomar a todos y llevar a las Amazonas. El Capitán, enojado de la soberbia de los indios, mandó que les tirasen con las ballestas y arcabuces, por que pensasen y supiesen que teníamos con qué los ofender; y así, se les hizo daño... "

Esta fotillo me supondrá unas cuantas visitas no
muy interesadas en Orellana, supongo.
Hombre, hay que comprender que Orellana y sus cuates llevaban unos seis meses en una situación manifiestamente mejorable, pasando calamidades sin fin y que tenían que estar de selva, de río, de mosquitos y de indios hasta las mismísimas gónadas, pero hasta un activo beligerante contra la falsisísima leyenda negra como yo tiene que reconocer que no son formas. Lo que me recuerda un pequeño trauma de infancia cuando escamoteé un "Interviu" (Nov'80, Norma Duval en la portada) vaya Vd. a saber de dónde y me embaulé la lectura completa, con fotos y todo, del reportaje sobre "Holocausto Caníbal". En fin, no nos metamos en temas psicopersonales... A lo que íbamos, no sabemos si estos indios concretos ya eran agresivos antes de que los tirotearan, pero después se dieron al flecheo como si no hubiera mañana, de resultas de lo cual cinco expedicionarios resultaron heridos, entre ellos nuestro Fray Gaspar. Afortunadamente, como él mismo dice, los hábitos le salvaron y pudo seguir tomando nota de lo que pasó y nosotros leyéndolo. Pues bien, queridos y amables lectores, a esta altura del relato ¡por fin aparecen las amazonas!

"Han de saber que ellos son sujetos y tributarios de las Amazonas, y sabida nuestra venida, les van a pedir socorro y vinieron hasta diez o doce, que éstas vimos nosotros, que andaban peleando delante de todos los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animosamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las volvía delante de nosotros le mataban a palos, y esta es la cabsa por donde los indios se defendían tanto. Estas mujeres son muy blancas y altas, y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza, y son muy membrudas y andan desnudas en cueros tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez indios; y en verdad que hubo mujer de éstas que metió un palmo de flecha por uno de los bergantines, y otras que menos, que parecían nuestros bergantines puerco espín"

Acongojante ¿no? Orellana mandó centrar los disparos en las impresionantes mujeronas y cayeron 8 o 9, lo que hizo bajar algo el ardor guerrero de los indios y la expedición aprovechó para poner pies en polvorosa. A estas alturas, según Fray Gaspar, llevaban andadas/navegadas 1400 leguas "antes de más que de menos" desde que se separaron de Pizarro (por cierto: trankis, que volveremos a hablar de él).

Fray Gaspar volvió a ser herido en otra escaramuza unos días después: recibió un flechazo en un ojo y pasó a engrosar el pelotón de los tuertos, junto con el mismo Orellana. Bastante más abajo, ya fuera de la que ellos habían denominado provincia  de San Juan, por fin pudieron darse algo de descanso e interrogar a un indio que habían tomado preso en la escaramuza. De él proviene la mayor parte de la información sobre las Amazonas: que vivían en poblados con casas de piedra siete jornadas tierra adentro, que no "estaban casadas" pero que sí parían, para conseguir lo cual usaban la técnica de la razzia y el secuestro (vamos, la muerte por kiki), que a los hijos varones los mataban y que la jefa de todas ellas se llamaba Coñori.

En serio.

Os lo juro.

Coñori.

A partir de aquí, de nuevo navegación rutinaria: que si hambre, que si asaltos para conseguir provisiones, que si indios hostiles, un accidente en que casi pierden uno de los dos bergantines, una parada de 18 días para repararlo... así hasta el 26 de agosto en que llegan al mar. Recordemos que van sin piloto, sin cartas, sin brújula y sin GPS. Aún así, el 9 y el 11 de septiembre de 1542 llegaban por separado los dos bergantines a Nueva Cádiz, en la isla de Cubagua, actual Venezuela.

Y de toda esta película lo que quedó fue que el rio Santa María de la mar dulce, posterior río de la Trinidad, pasó a la historia como rio de las Amazonas, recordando las legendarias mujeres guerreras de la mitología helénica.

Orellana no es que fuera demasiado bien considerado en su época, como veremos en el siguiente y último capítulo de esta entrada múltiple. Valga como ejemplo lo que de él y de las Amazonas dijo Francisco Gómez de Gómara:

"Entre los disparates que dijo fue afirmar que había en este río amazonas, con quien él  y sus compañeros pelearan. Que las mujeres anden allí con armas y peleen no es mucho, pues en Paria, que no es muy lejos, y en otras muchas partes de Indias lo acostumbraban; ni creo que ninguna mujer se corte o queme la teta derecha para tirar al arco, pues con ella lo tiran muy bien, ni creo que maten o destierren  sus propios hijos, ni que vivan sin maridos, siendo lujuriuosísimas"

Sea como fuere, Orellana volvió a la corte a contar lo sucedido y en cuanto pudo organizó otra expedición al Amazonas. La expedición fue un absoluto desastre y Orellana la palmó en ella en 1546. Para su desgracia, probablemente por una flecha envenenada, no por kiki.

Carvajal no volvió al Amazonas y murió en Perú a la avanzada edad de 84 años, sin embargo le volveremos a ver con nuestros propios ojitos unos 20 años después en los mismos parajes en compañía de otro famosísimo navegante del Amazonas, tal vez el más famoso. Cosas del cine...














domingo, 24 de noviembre de 2013

Un insensato y un pirado: Orellana y Aguirre (I)

Goleta "América". De la Wiki
Hace unas semanas se dio uno de esos acontecimientos de los que algún día se hará una película con las estrellas de Hollywood de turno al timón, nunca mejor dicho. Me refiero a la remontada (qué digo remontada, eso fue más bien una escalada en toda regla) que el Club de Yates Golden Gate realizó ante el Real Escuadrón de Yates de Nueva Zelanda en la final de una de las competiciones deportivas más antiguas y con más impacto económico del mundo: la Copa América (o "del América"). Esta competición tiene su origen en la Exposición Universal de Londres de 1851. Para entretener a la parroquia, a alguien se le ocurrió programar una regata de yates alrededor de la isla de Wight, al sur de Inglaterra, frente a Southampton (pronúnciese "Sauzjámpton"). El primer vencedor fue la goleta America, que le daría nombre a la competición ya que su capitán sugirió al Club de Yates de Nueva York que se institucionalizara la regata. El mencionado club de yates neoyorkino organizaría y ganaría las 24 ediciones siguientes de la Copa, hasta que en 1983, por primera vez, un aspirante, el Real Club de Yates de Perth, se llevó la copa y la siguiente edición de la regata a Australia. Yates, goletas, catamaranes, barcos, barquitos... todos ellos construidos para la competición o el disfrute con las más modernas técnicas y materiales disponibles en cada momento y sin reparar en gastos. El "estado del arte" que diría algún traductor avezado. No es por quitarle mérito al asunto, nada más lejos de mi intención, sobre todo cuando aún tengo frescas en la memoria las impresionantes imágenes  de las recientes regatas y esos peaso catamaranes elevados sobre una fina ala-orza (por favor, algún técnico que me diga la palabra exacta), pero... así cualquiera. Más mérito tiene construir un barco en medio de la selva, después de haber cruzado una cordillera del siete, con el maderamen que tengas a mano y usando herraduras de caballo (que previamente te has zampado) para forjar clavos. Eso sí que era la "Copa de América". Ah, ya puestos, coges el barco y te lanzas corriente abajo por un río desconocido que no sabes donde acaba. Ya, si eso, al final organizas una regata... Pues todo eso lo hizo un insensato, como tantos otros conquistadores, llamado Francisco de Orellana, natural de Trujillo.

El clan de los Trujillanos

Trujillo fue el lugar de nacimiento de un número increíble de personajes relacionados con la historia de España en América (nunca me gustó eso de "conquistadores"), pero sin duda, una familia destaca sobre las demás: los Pizarro (Francisco, Hernando, Juan y Gonzalo). Si, amiguitos, generalmente cuando hablamos de Pizarro, a secas, en realidad estamos refiriéndonos a Francisco Pizarro González, fundador de Lima, pero hubo más Pizarros, hijos de distintas (3) madres, y todos hicieron algo por lo que ser recordados...

Gonzalo Pizarro era medio hermano de Francisco por parte de padre, obviamente, le acompañó en varios de los garbeos que don Francisco se dio por América del Sur y acabó siendo nombrado por su hermano gobernador de Quito. Al poco de hacerse cargo del chiringo, Gonzalo montó una expedición en busca del país de la canela y de El Dorado. Para tal empresa, don Gonzalo acabó confiando en otro trujillano de pro, que bien pudo haber sido compañero de juegos suyo en la niñez, ya que tenían prácticamente las misma edad: Francisco de Orellana. ¡Vaya! ¡Qué  casualidad! Dos paisanos de la misma edad unidos en sus devaneos americanos... pues... no, en realidad son tres paisanos. En efecto, a los antedichos se unió Fray Gaspar de Carvajal, también trujillano y solo algo mayor que Pizarro y Orellana, en calidad entre otras cosas de cronista, y ya sabéis la mucha estima que les tengo a los que me dan el trabajo casi hecho...

Mapa antiguo de la zona de Quito (¿Os he dicho que me encantan
los mapas antiguos?). Si abrís este a tamaño completo, se mencionan
 bastantes de los puntos por los que pasó Orellana
Allá por 1538 Orellana estaba de gobernador en Santiago de Guayaquil, ciudad que había prácticamente refundado tras que hubiera sido atacada por los aborígenes. A finales de 1539 Gonzalo Pizarro es nombrado gobernador de Quito y de inmediato monta la expedición que antes os comenté. Orellana ve enseguida la oportunidad de pillar cacho y se entrevista con G. Pizarro ofreciéndose para participar en la expedición. A cambio de 40.000 pesos de oro y veintitrés tíos, Orellana entra en la expedición, nada menos que como Teniente General de la misma. A continuación marchó de vuelta a Guayaquil en busca de sus cuates y para dejar sus asuntos en orden. Cuando regresó a Quito se encontró con la sorpresa de que Pizarro había partido ya, los trujillanos no parecían ser de mucho marear la perdiz y partieron casi de inmediato. Es de suponer que Orellana agarraría un mosqueo de cierta importancia al encontrarse con el percal pero, como es lógico, no se dejó amedrentar y salió al punto tras la estela de Pizarro. Por si no lo habíais pillado, tiene toda la pinta de que Pizarro se fiaba de Orellana ná y menos (si bien esta desconfianza no le había impedido aceptar la aportación económica pactada).

En realidad, cuatro décadas escasas depués del primer viaje de Colón, América estaba ya plagada de rencillas, envidias e inquinas entre las diversas cuadras de adelantados. La cosa, como no podía ser de otra manera, acabaría como el rosario de la Aurora, pero esa es historia para otro capítulo...

La expedición de Pizarro no era precisamente pequeña, contaba con casi 200 soldados y más de 3000 indios. Por contra, Orellana salió en su busca con 23 hombres, entre ellos fray Gaspar, que cuenta que en las jornadas que tardaron en encontrarse con don Gonzalo lo perdieron prácticamente todo:

"...y se determinó de pasar adelante y lo seguir, aunque los vecinos de la tierra se le estorbaban por haber de pasar por tierra muy belicosa y fragosa y que temían lo matasen, como habían hecho a otros que habían ido con muy gran copia de gente; pero no obstante esto, por servir a Su Majestad, determinó con todo este riesgo de seguir tras el dicho Gobernador; y así, padeciendo muchos trabajos, así de hambres como de guerras que los indios le daban, que por no llevar más de veinte y tres hombres muchas veces lo ponían en tanto aprieto que pensaron ser perdidos y muertos en manos de ellos, y con este trabajo, caminó xxxx leguas desde el Quito, en el término de las cuales perdió cuanto llevaba, de manera que cuando alcanzó al dicho Gonzalo Pizarro no llevaba sino una espada y una rodela"
Divisiones administrativas en América del Sur (Wiki)
Bueno, pues ya tenemos a los aproximadamente 223 soldados españoles y más de 3000 indios reunidos en algún lugar del actual Ecuador -probablemente en la zona próxima al Parque Nacional Sumaco Galeras- dispuestos a iniciar las etapas realmente complicadas en busca del Dorado, o la canela, o así...

Gonzalo Pizarro decide entonces salir por su cuenta con un "pequeño" grupo de soldados (se llevó a unos 80) en busca del país de la canela y deja al cargo del campamento a Orellana. A estas alturas la desconfianza de Pizarro hacia Orellana era más que evidente... Carvajal no aporta demasiada info sobre el recorrido de esta expedición de Pizarro:

"Después que el dicho Capitán llegó al dicho Gonzalo Pizarro, que era gobernador, fue en persona a descubrir la canela, y no halló tierra ni disposición donde a Su Majestad pudiese hacer servicio, y así determinó de pasar adelante"

Y ya. Con esas tres líneas despacha Carvajal lo que según algunas fuentes fueron unos dos meses de deambular hacia el norte desde la posición en la que se encontraban, llegando incluso a adentrarse en la actual Colombia. Pa ná. Uno de los posibles motivos de esta falta de datos es que Gonzalo Pizarro se hubiera salido de Nueva Castilla, que era el territorio asignado a su hermano Francisco, y que terminaba en los 01º20'N, justo por donde andaban nuestros cuates.

Meandros activos y abandonados de un afluente
 del Putumayo. Más tieso que una vela.
De nuevo reunidos Pizarro y Orellana, Orellana y Pizarro, éste último decide lanzarse, a pesar de diversas opiniones en contra, "por el río abajo a descubrir"... y para allá que se van, en principio andandito por la orilla del río. La pregunta obvia es: "ya, pero... ¿de qué río?", Pues veréis, como casi no hay ríos en la cuenca amazónica y, además, sus cauces son taaaaaaaaaan rectilíneos, no es tan sencillo saber exactamente en qué punto decidieron seguir por el río y cual era ese río. El consenso general es que descendió por el río Napo, a orillas del cual está la ciudad Puerto Francisco de Orellana, aún en Ecuador. Sin embargo, hay quien opina que el descenso comenzó más al norte y fue por el Putumayo, frontera natural entre Colombia, Ecuador y Perú (por ejemplo, aquí). Fuera cual fuera, el río es un peaso río, según Carvajal de hasta media legua de ancho (en realidad se queda más o menos en la mitad: 1 km, que ya está bien). La expedición siguió su curso a pie unas veinte leguas, hasta llegar a un poblado. El viaje a pie era tan penoso que Pizarro, de nuevo con la opinión en contra de Orellana, decide que se construya un barco, primero para cruzar el río y segundo para seguir su curso. A pesar de haberse opuesto al asunto de fundar la primera fuerza naval amazónica, al final fue Orellana el que comandó la construcción del barco. Madera no les faltaba, así que se las apañaron para hacer un barquichuelo que les sirviera para llevar a a algunos enfermos y parte de la carga pesada de forma más cómoda. Así bajaron otras 50 leguas por el río, pero las cosas no fueron a mejor, más bien bastante a peor. Si... la situación era manifiestamente mejorable. En ese momento, Carvajal nos cuenta que Orellana toma la decisión de:

"... (Orellana) determinaba de dejar lo poco que allí tenía y seguir el río abajo, y que si la ventura le favoreciese en que cerca hallase poblado y comida con que todos se pudiesen remediar, que él se lo haría saber, y que si viese que se tardaba, que no hiciese cuenta del, y que, entre tanto, que se retrajese atrás donde hubiese comida, y que allí le esperase tres o cuatro días, o el tiempo que le pareciese, y que si no viniese, que no hiciese cuenta del..."

Indios de la zona del Putumayo (de aquí) ¿Serían estas las amazonas?
Y aquí es donde Orellana, con 57 soldados, se separa de Pizarro y sigue su camino río abajo en el barquichuelo y unas cuantas canoas indias. Como después veremos, esta separación no fue contemplada de idéntica forma por Pizarro. Nosotros, hoy, seguiremos a Orellana y Carvajal, tengo curiosidad por saber a donde llegan... Por desgracia, la situación era, también, manifiestamente empeorable y no encontraron nada que llevarse a la boca en más de doscientas leguas. El río iba recibiendo más y más afluentes, sobre todo desde el sur y los (supongo) 59 miembros de la expedición se dedicaron al consabido remedio de comer cuero, madera, suelas de zapatos cocidas, hierbajos... muchos hombres enfermaron, pero fueron sobreviviendo. En medio de la desesperación, el día 8 de enero de 1542 oyeron tambores o similares. Al día siguiente, en efecto, vieron varias canoas repletas de aborígenes que huyeron al verlos. Los siguieron y llegaron a un poblado. No me resisto a poner las órdenes de Orellana ante el desembarco:

"...el Capitán mandó que con muy gran orden saltasen todos en tierra y que todos mirasen por uno y uno por todos, y que ninguno se desmandase y como buenos mirasen lo que tenían entre manos, y que cada uno hiciese lo que era obligado..."
¿Eh?¿Qué me decís? Órdenes claras, concisas y válidas en cualquier circunstancia. Esos indios en concreto resultaron amistosos y no solo suministraron viandas a los famélicos soldados, sino que llamaron a los diferentes caciques locales, ante los que Orellana se presentó, les dijo que íbamos en son de paz, que tomaba posesión de esas tierras en nombre del emperador y tal... en fin, lo normal.

Aprovechando este remanso de tranquilidad en la accidentada expedición, Orellana decide construir un barco de más porte para seguir la navegación y nosotros vamos a aprovechar para hacer un receso en la narración antes de enfrentarnos al resto del descenso del río, a las opiniones enfrentadas entre Orellana y Pizarro y al segundo y tal vez más famoso navegante español del Amazonas, además de intentar averiguar por qué se llama Amazonas...






martes, 29 de octubre de 2013

La pedorreta: Edward y Blas


Ésta no cuenta como entrada completa del blog, volveremos a los temas tradicionales en la próxima, que será nuestra... creo que 18ª entrada sobre hechos curiosos de la historia.



Hace unos días tuve la oportunidad de pasar un fin de semana en Londres con unos magníficos amigos, sufridores habituales de mis batallitas del abuelo. En esta ocasión, además, sufrieron mi obsesión por hacer una visita un tanto peculiar en una ciudad tan extraordinaria como Londres: yo tenía la firme intención de hacerle una pedorreta al monumento al Almirante Vernon, sito en la abadía de Westminster. No, no parece éste un deseo de un ciudadano adulto con cierto saber estar, es verdad, lo admito, pero uno, a veces, debe permitirse ciertos comportamientos algo infantiles para mantener joven el encéfalo. 

Evidentemente, el interés deriva de la entrañable amistad que se generó entre Vernon y Blas de Lezo en los escasos meses en que mantuvieron relaciones de proximidad, allá por 1741.

Bien, antes de ir a Londinium no tuve mucho tiempo para preparar el viaje y lo único que sabía es que este monumento (que no tumba) no era en absoluto de los más vistosos de la abadía y que estaba en el brazo norte de la cruz que forma la planta de la Iglesia. Bueno, no puede ser tan difícil. La iglesia de la abadía no es desmesuradamente grande y además teníamos a Vernon acorralado en uno de los brazos cortos de la cruz...¡ya eres nuestro, Vernon!

Dibujo del monumento a Vernon
Nunca hay que cantar victoria antes de tiempo (que se lo digan a Vernon, jejejejeje) y este es un caso claro. Hacía mucho que no entraba en Westminster y no recordaba que fuera tal lío de monumentos colocados sin ton ni son. Por un lado está muy bien eso de recordar el pasado glorioso o dizqueglorioso de un país, pero me parece que a estos británicos se les ha ido la mano y el interior de la iglesia parece ahora un pastiche bastante irregular de placas, estatuas y recuerdos de los que muy pocos se salvan (la lápida del soldado desconocido, el monumento a Newton y poco más). Para acabar de rematar la faena, Londres estaba invadido por hordas de turistas y Westminster no iba a ser menos, así que andar por las naves era un suplicio. Por supuesto, nada de todo esto iba a hacerme desistir de mi tarea, así que mientras mis amigos curioseaban siguiendo la audioguía, yo me dediqué a husmear por el North Transept, en busca de don Edward

Tras una primera inspección, el Almirante no había dado aún la cara pero, por fortuna, en Westminster hay numerosos voluntarios dispuestos a consultar en un librillo cualquiera de tus preguntas así que me aproximé a uno, que me redirigió a otro, que llamó a un tercero que tenía el librillo. Consultamos juntos el mapa y resulta que Vernon está justo a la izquierda de la entrada para los que pagan en metálico (hay dos entradas, una para pago en metálico y otra para pago con tarjeta, yo había pagado con tarjeta), exactamente en la esquina noreste del crucero norte. Ahora sí...¡ya eres nuestro, Vernon!

Volví a la zona indicada abriéndome paso entre la corriente de turistas en dirección contraria y rogando a otro par de voluntarios que se quedaran con mi cara ya que para llegar a la esquina de Vernon tenía que saltarme un cordón de seguridad a la ida y, lo que más me preocupaba, a la vuelta. Bien, por fin había llegado a la esquina en la que sabía estaba el monumento pero ¿donde está exactamente? En la esquina en cuestión había ... UNA TAQUILLA. En efecto, dentro de la Abadía, justo en esa esquina, está ubicada la taquilla en la que se compran las entradas si pagas en metálico, como os he dicho antes. Como en tantos otros sitios, no se trata más que de una estructura de dos paredes de madera con una puerta y una ventana por la que atienden a los visitantes y que cubre una superficie de unos 5 m2, más o menos. Según el plano que me habían enseñado, Vernon estaría DENTRO de la taquilla. Afortunadamente para mí, la puerta estaba entreabierta, así que me acerqué, miré y... en efecto, allí estaba el monumento y la placa con el texto que ya antes había leído y del que entresaco:

"In the war with Spain of MDCCXXXIX he took the Fort of Porto Bello with six ships, a force which was thought unequal to the attempt. For this he received the thanks of both Houses of Parliament. He subdued Chagre, and at Carthagena conquered as far as naval forces could carry victory"
(En la guerra con España de 1739 tomó el fuerte de Portobelo con seis barcos, una fuerza que se estimó insuficiente para el intento. Por ello recibió el agradecimiento de ambas cámaras del Parlamento. Sometió Chagres y en Cartagena llegó tan lejos como las fuerzas navales podían alcanzar la victoria)

El monumento está justo detrás del taquillero, que tenía su hombro derecho prácticamente apoyado sobre la obra del escultor Michael Rysbrack. Mientras pensaba si sería conveniente saltarme las estrictas normas de la Abadía y hacer una foto de la impagable escena que presenciaba, se me acercó uno de los vigilantes, afortunadamente antes de que intentara siquiera sacar la cámara. Obviamente no era normal que alguien se quedara en ese punto mirando al interior de una taquilla por la que miles de personas pasan cada día y pagan 18 GBP por barba. Ante la mirada inquisidora del vigilante (recordad que minutos antes le había pedido que se quedara con mi cara para dejarme volver a la nave principal), volví lentamente a la marea de visitantes en busca de mis compañeros de viaje, mientras silbaba "El puente sobre el río Kwai".

Mira que hay monumentos en la Abadía, mira que hay espacio y puertas y recovecos en los que poner una taquilla y la han tenido que poner justo ahí, tapando el monumento dedicado al protagonista de uno de los mayores ridículos de la historia del Reino Unido. ¿Casualidad?¿Maquiavelismo?¿Justicia poética?

Y ahora os preguntaréis ¿y la pedorreta? Pues no la hubo, ni real (que no la hubiera habido en cualquier caso), ni simbólica. Mientras dudaba si sacar o no la cámara, pensaba que Vernon, en el fondo, no fue más que un soldado, como tantos otros que han defendido con mayor o menor acierto a sus patrias. Es cierto que hizo un ridículo difícilmente superable, no por fallar en la conquista, sino por vender la piel de don Blas antes de cazarlo, pero no lo es menos que, aún suponiendo que este hecho merezca alguna chufla, bastante deshonor es tener un monumento en la Abadía de Westminster y que éste sea el único de las docenas que allí hay que está permanentemente oculto tras un armazón de madera. Al menos su estatua tiene la compañia permanente del taquillero y de un pequeño radiador que le quite el frío los húmedos días de invierno londinense.

Y ahora, para compensar, os dejo con uno de los múltiples momentos brillantes de otro almirante (vale, no fue almirante, pero sí primer Lord del Almirantazgo) británico admirable que, además, demuestra que se puede dirigir un país en las circunstancias más complicadas con un pedo de colores una ligera dificultad para una locución inteligible:





domingo, 13 de octubre de 2013

Un viaje infructuoso, pero con rima: Ruy González de Clavijo

Anda en las noticias en los últimos días el enderezamiento del famoso crucero Costa Concordia, en su día el barco más grande construido en Italia y que el ya famoso capitán Schettino aparcó en un arrecife en la isla de Giglio. Esta nave es una de las muchas que se dedican a hacer cruceros de placer por los mares del mundo, en concreto por el Mediterráneo. Por cierto, "crucero de placer" es una contradictio in terminis, tanto como el lema cubano "socialismo o muerte" es una redundancia. El mar es una cosa demasiado seria como para tomársela a cogna, hay que dejárselo a los profesionales: pescadores, marinos mercantes, armada y tal...el resto, especialmente los de tierra adentro, alejarse. Aún así, hoy en día no es difícil encontrar docenas de opciones diferentes de diversos cruceros que tocan tierra en Barcelona, Marsella, Palma de Mallorca, Cagliari, Palermo... y permiten a los insensatos que se embarcan en ellos ver ruinas de día y bailar la conga de noche. 

Enrique III de Castilla (de la wiki)
Sin embargo, muchos años antes de la impresionante bronca del oficial de Falco al jeta Schettino, ya había paisanos que se lanzaban al mar en viajes raramente de placer y cruzaban el Mediterráneo en barquichuelos algo menos confortables que el Costa Concordia. Hoy, en concreto, vamos a recrearnos en el viaje de un madrileño hasta Samarcanda. Como es propio de un blog tan poco profundo como este, nos valdremos del propio relato del viajante, que ya nos da el trabajo hecho: Embajada a Tamorlán, de Ruy González de Clavijo.

Un viejo conocido: Enrique III de Castilla

Hace unos meses conocimos en profundosoconfusos la historia de Pero Niño y su pelota, recogida en "El Victorial". Pues bien, nuestra historia de hoy no solo coincide cronológicamente con aquella, sino que el inspirador es el mismo. 

Enrique III "el Doliente" fue hermano de leche de Pero Niño, ya que la madre de este (Inés Laso) fue elegida como ama de cría del futuro rey de Castilla. Enriquito subió al trono a la tierna edad de 11 años, tras la muerte en Alcalá de Henares de su padre, Juan I de Castilla, como consecuencia de la caida de un caballo. A los 12, Enriquito ya asumió plenamente la corona y comenzó a encargar tareas, entre otros, a su hermano de leche -Pero- que, como vimos en aquella entrada, dio vueltas y más vueltas por España, Francia, Inglaterra, el norte de África...

No sé si Enrique III usó la estratagema de madar lejos a la gente que le podía hacer pupa (táctica esta asaz utilizada en la historia de la humanidad) o, sencillamente, confiaba en la diligencia de Pero y de nuestro personaje de hoy para encargarles estos asuntillos. Supongamos que fue lo segundo. En cualquier caso, "el Doliente" se mostraría muy aficionado a lo largo de su reinado en mandar a la gente a hacer puñetas. En forma de embajadas, expediciones, etc, se entiende. En concreto hoy nos vamos a centrar en la segunda de las dos embajadas que envió a tomar contacto con Tamerlán, que por entonces dominaba casi toda Asia central.

Batalla de Angora, de la wiki.
Pero claro, como casi todo en esta vida, las cosas comienzan mucho antes de que nos demos cuenta. Para comprender el inicio de esta historia nos vamos a ir primero a... Bulgaria, orillas del Danubio, en concreto a la ciudad de Nicópolis, hace justo 617 años, a finales de septiembre de 1396. Allí, el ejército otomano de Bayaceto I masacró literalmente al combinado cristiano de cruzados del Sacro Imperio, de Francia, de Hungría, de Bulgaria... los turcos ya eran una amenaza enorme, pero ahora lo parecían aún más, metiendo miedo a toda Europa desde el este. Claro, que más al este aún se estaba gestando otro potencial imperio, el de Tamerlán, y a los enemigos de nuestros enemigos es mejor hacerlos nuestros amigos, así que nada más empezar el siglo XV, Enrique III mandó su primera embajada a... no se sabe muy bien si a Tamerlán o a Bayaceto. El caso es que Payo Gómez de Sotomayor y Hernán Sánchez de Palazuelos se plantaron en Angora (actual Ankara) en 1402 y tuvieron la ocasión de presenciar como Tamerlán se pasó por la piedra obtuvo una contundente victoria sobre las tropas otomanas en la batalla de Angora en Julio de ese año. La batalla debió ser acongojante, con entre 40.000 y 3 millones de soldados participando (sí, ya sé, una horquilla demasiado amplia, pero no paraban de moverse y no se dejaban contar, los tíos...) y acabó con Bayaceto capturado y, dice la leyenda, encerrado en una jaula que usaba Tamerlán como escabel para subirse al caballo. Eso es tender la mano a los vencidos y lo demás son tonterías. Fuera o no así, Bayaceto no fue humillado durante mucho tiempo ya que se murió enseguida, el pobre.

Don Payo y don Hernán consiguieron acceder a Tamerlán y éste les entregó cartas para su rey (o sea, el nuestro, el de Castilla), aparte de algunos presentes con los que se volvieron a casa. Entre los "presentes" había dos o tres doncellas, las fuentes difieren, así como también difieren sobre su nombre, aunque parece claro que eran de origen húngaro. Don Payo mostró ser un tío CASI completamente íntegro, pues en todo el viaje desde Angora hasta Alcalá de Henares, donde fueron a encontrarse con el rey, CASI respetó el honor de la doncella, pero ya CASI llegando, a la puerta de casa como quien dice, en la jienense localidad de Jódar, se la pasó por la piedra cayó prendado de la muchacha:

En la fontana de Xodar
vi la niña de ojos bellos
e finque ferido de ellos
sin tener de vida una hora
Qué romántico... Menos mal que en profundosoconfusos buscamos siempre diversas fuentes. He aquí como describe el episodio el historiador gallego Vasco de Aponte en su "Recuento de las casas antiguas del Reyno de Galicia" (principios del XVI):

"Este moro embió dos sobrinas al rey, que se las casase en España. Payo Gómez, viniendo por el camino, empreñó una dellas. Cuando el rey lo supo quisiérale degollar; mas todos rogaron por él y casólo el rey con ella, y mientras el rey fue vivo, no la alejó"
Si, la historia será la misma, pero no sé por qué me creo más la versión del historiador gallego.

Ahora que caigo, este artículo haría las delicias del gran Carlos Herrera, inspirador del título de este blog. Entre Bayaceto el otomano, Clavijo, lo de Jódar... menos mal que los seguidores de Tamerlán no son conocidos como Tamerlones...

Pues eso, nos vamos con Clavijo. Sin rima.

Madrid-Samarcanda-Madrid


Vista del Bósforo, de la wiki
Una vez superado el cabreo y las pulsiones degolladoras, Enrique III debió comprender que la embajada no había ido mal del todo y que el negocio había que cerrarlo bien cerrado, así que preparó una segunda embajada. En este caso iría encabezada por fray Alfonso Páez de Santamaría y Ruy González de Clavijo, que fue el que pasó a la historia, aunque los dos fueron, los dos volvieron y hay incluso quien opina que el relato lo escribió Santamaría, no Clavijo. Por cierto, el diario del viaje al que hacemos referencia está disponible en numerosas fuentes tanto físicas como digitales y no os resultará difícil encontrarlo si le queréis echar un vistazo. Es muy preciso y puntilloso en las descripciones de lo que fueron haciendo cada día. Es curioso, desde luego, aunque a mi me ha costado la misma vida localizar con cierta precisión la mayoría de los puntos por los que pasaron. Puntilloso que es uno...

El 22 de mayo de 1403 los embajadores salieron del Puerto de Santa María y se adentraron en el Mediterráneo, deteniéndose, entre otros lugares, en Málaga, Ibiza, Gaeta (puerto al sur de Roma), Sicilia, Rodas, Constantinopla (Estambul)... ¡un momento! ¡pero si el itinerario es digno de cualquiera de los cruceros de hoy en día! Estoy empezando a pensar que entre Clavijo y Santamaría se camelaron a Enrique III para que les pagara un peaso viaje de placer...

En esa primera parte del camino los embajadores describen un par de tornados cerca de la costa, pasan por Stromboli (a la que llaman Strangol) que "tiene una boca por do salía el humo y fuego, y en la noche salió grandes llamas de fuego por la dicha boca con grandisimo ruido" mucho antes de que Axel y su tío Otto retornaran por allí a la superficie tras su paseo subterráneo, por Ischia, mucho antes de que los Carlucci tuvieran su panteón familiar...

A finales de Julio dejan atrás Sicilia y la región de Calabria, de donde saltaron al Peloponeso: Navarino (hoy Pilos), isla de Sapiencia y rumbo a las Cícladas tras doblar el cabo Matapán. Pasaron por Centuriona (Santorini), Milos y Naxos y el 4 de agosto llegaron a Rodas, donde no fueron capaces de entrevistarse con el Gran Maestre de la orden de los caballeros de Rodas (entonces aún no eran de Malta, tuvo que llegar el emperador Carlos para que eso pasara). Aún así, se quedaron un tiempo por allí, intentando obtener noticias de Tamerlán de los muchos viajeros que pasan por ese "hub" de comunicaciones, que diría un engolado político actual. El 30 de agosto parten en una nueva nave hasta la isla de Chíos y desde allí, tras cambiar de nuevo de embarcación salen hacia Constantinopla, donde llegan el 28 de octubre.

De la importancia de la embajada da fe el hecho de que fueron recibidos por el emperador Manuel II y su familia el mismo día de su llegada, el domingo 28 de octubre, tras oír misa. Durante unos días se dedican a hacer turismo por Constantinopla y por la vecina Pera (que es donde estaban alojados). Al mismo tiempo comienzan a buscar una nueva nave que les lleve hacia el este, a Trebisonda, donde habrían de comenzar la parte realmente chunga del viaje. No consiguen encontrar embarcación hasta el 13 de Noviembre y por fin parten el 14, peeeeeeeeeero.... españoles, mar, viajes, ¿qué echabais de menos? En efecto: Tempestad. Naufragan nada más salir y se salvan de milagro. Para mi sorpresa, no sé si también la vuestra, el mar Negro es bastante peligroso durante el invierno, así que nuestros colegas embajadores deciden quedarse tranquilitos en Pera que tarde no es y prisa no tenemos.

Don Ruy y fray Alfonso retomaron el viaje el 20 de marzo de 1404 y llegaron sin demasiado problema a Trebisonda el 11 de Abril. Trebisonda, Trapisonda o Trabzon era en aquel momento capital del Imperio de Trebisonda y se habían aliado con Tamerlán contra Bayaceto (que te meto), así que los embajadores estaban en territorio amigo. De nuevo en esta ocasión fueron recibidos por el emperador local (Manuel III de Trebisonda, nada que ver con el Manuel II de Constantinopla que hemos mencionado antes), que les echó una manilla en los preparativos de la parte pedestre de su viaje. El domingo 27 de abril partieron de Trebisonda acompañados por soldados del emperador que les guiaron y ayudaron hasta que se volvieron por miedo a sus enemigos... el lunes por la mañana. Una de dos: o el "Imperio" de Trebisonda es liliputiense o el valor de la escolta era, como poco, manifiestamente mejorable.

Sí amiguitos, sí... Noé tenía un hermano gemelo y en realidad hubo
 DOS arcas, pero la historia la escriben los vencedores...
Esta parte del camino discurrió entre montañas y nieve. El 4 de mayo llegaron a Arsinga, donde se quedaron unos días disfrutando de la hospitalidad del señor de la zona. Por cierto, por esta zona nace el Éufrates. El día de san Isidro salieron hacia Erzurum, cruzando una zona montañosa y sufrieron grandes nevadas. Al menos, toda esta zona era ya dominio de Tamerlán, así que el viaje era bastante seguro. Eligieron un magnífico día (el 29 de mayo justo 567 años antes de otro gran acontecimiento histórico para el planeta, que diría Leyre) para llegar a Calmarin, ya en la actual Armenia:

"Y otro día jueves, veinte y nueve días del dicho mes de Mayo, a hora de medio día fueron en una grande ciudad que ha nombre Calmarin, y de allí cuanto a seis leguas apareció la montaña alta en que el arca de Noé apareció cuando el Diluvio. Y esta ciudad estaba en un llano, y de la una parte la pasaba grande río que le dicen Corras, y de la otra parte había un valle muy hondo en unas peñas, y tan ancho cuanto una ballesta podría echar un viraton, que cercaba la ciudad en derredor hasta juntar con el río: el cual valle y río hacía muy fuerte la ciudad, que no había combate ninguno salvo de donde se comenzaba el río: y el valle tenía una entrada, y aquél era el combate que había; pero encima de esta entrada había un castillo muy fuerte de grandes torres y altas, y había dos puertas una ante otra: y esta ciudad de Calmarin fue la primera ciudad que fue hecha en el mundo después del Diluvio, que la edificaron los del linaje de Noé"

Sí, nada menos que la ciudad más antigua del mundo, la primera fundada después del diluvio y, evidentemente, la primera en disponer de un zoológico, claro.

Desde allí el camino les llevó hacia el sur, adentrándose en el actual Irán hasta llegar a Khoy, el 11 de junio, a  Tauris (Tabriz) y el 26 a Soltania (Soltaniyeh, patrimonio de la humanidad). En esta ciudad fueron recibidos por el hijo mayor de Tamerlán: Miaxa Mirassa, que no es que fuera demasiado brillante, el pobre:

"Y esta ciudad de Soltania es de tan gran meneo, que rinde al Señor de cada año muy gran cuantía, y esta ciudad de Soltania y de Tauris, con el Imperio de la Persia, solía ser de este dicho Mirassa Miaxa, hijo mayor del Tamurbec, y ahora habíaselo quitado por estas razones que se siguen. Este Mirassa Miaxa, siendo Emperador y Señor de esta tierra, tenía consigo muchos Caballeros y hueste que el padre le había dado, y estando en la ciudad de Tauris tomóle un antojo, y mandó derrocar y deshacer cuantas casas y mezquitas y grandes edificios que había, y fue deshecha una gran partida de ellos, y otrosí partió de allí y vino a esta ciudad de Soltania, y mandó otro tal hacer: y entró en el castillo, y el tesoro que su padre ahí tenía tomó mucho de ello, y partiólo por sus Caballeros y gente...
...y cuando al hijo le dijeron que el su padre venía, echóse una soga a la garganta y fuese para el padre, y demandóle perdón, y el padre quisiéralo matar, salvo que le demandaron merced por él sus parientes y Caballeros, e hicieron tanto con él que lo perdonó; pero quitóle la tierra y señorío que le había dado, y la gente que lo guardaba. Y de que se lo hubo quitado llamó a un su nieto, hijo de este Miaxa Mirassa, que había nombre Aboaquer Mirassa, y díjole: Pues tu padre me ha errado, toma tú su sierra y señorío. Y el nieto le dijo: Señor, nunca Dios quiera que yo tome lo que mi padre tenía, mas vos perderéis la saña de él, y se lo tornaréis. Y de que no lo quiso tomar llamó a otro su nieto, hijo de este Mirassa Miaxa, y tomó el señorío y la hueste del padre"
Ten hijos para esto...

Si cruzando Anatolia habían visto grajos en vuelo rasante, del frío que hacía, a partir de Soltania la cosa iba a cambiar drásticamente, tanto que en Teherán (6 de julio) tuvieron que dejar a parte de los expedicionarios que se habían resquebrajado con tanto cambio de temperatura. El 17 de julio llegan a Damonga y a finales de mes, en Nixaor (Nishapur, aún en Irán) fallece el guarda real Gómez de Salazar. A estas alturas viajaban de noche para evitar ser horneados a fuego lento.. y ¡aún les quedaban más de 1000 km de desierto! A finales de Julio recibieron a una delegación de otro hijo de Tamerlán: Xaharoc Mirassa, que les pidió fueran a visitarle en su lugar de residencia (Herey, la actual Herat, en Afganistán. Volveremos sobre esto), pero los embajadores andaban con prisa y se excusaron.

Cruzaron el rio Viadme (Oxus, actual Amu Daria) a la altura de Termez el 21 de agosto y de ahí a Samarcanda ya fue un paseíto para estirar las piernas. Este río, el Amu Daria, es de lo más curioso, ya que a lo largo de la historia ha desembocado en dos mares difrentes. Mejor dicho, en TRES mares diferentes: en el de Aral, en el Caspio y en el Mar de Aral del sur que es uno de los restos que quedan del mar de Aral original. Impresionante lo del mar de Aral, por cierto.

Los últimos 4105 km del viaje de Clavijo. Algunas ciudades (de las que he puesto en el mapa y de las que no) han sido endiabladamente complicadas de localizar.

Como decíamos, a finales de agosto de 1404, la embajada llegó a las inmediaciones de Samarcanda y el 8 de Septiembre, 475 días después de partir del Puerto de Santa María, el gran Tamerlán, Tamorlán, Tamurbec, Timur Lenk... aceptó recibirles. En la recepción hubo muy buenas palabras, pero poco o ningún resultado práctico. Tamerlán andaba  preparando su más importante conquista, la de China, hacia donde finalmente iba a partir ese mismo otoño, así que ordenó que la embajada de Clavijo y otras que estaban en Samarcanda abandonaran la ciudad. El 21 de Noviembre comenzaron el viaje de vuelta, pero ya que habían pasado casi tres meses en Samarcanda, al menos Clavijo y Páez la describen con profusión de detalles en su relato.

Tamerlán nunca llegó a la China, enfermó y murió poco después de abandonar Samarcanda.

Los otomanos siguieron incrementando su poder y Constantinopla cayó en otro 29 de mayo capital para la historia, el de 1453. Con los años, los turcos llegaron a las puertas de Viena y gracias a ello comemos cruasanes.

El viaje de regreso no fue tampoco un paseo para los embajadores. Pasaron todo el frío del mundo cruzando las montañas de Irán y Anatolia, emplearon todo el 1405 (atento a ese balón que le centro, don Herrera Carlos) en el viaje y llegaron a la corte en Alcalá de Henares el 24 de marzo de 1406. Enrique III suponemos que escucharía atentamente el relato, recibiría los regalos y olvidaría el asunto casi de inmediato.

Clavijo en el siglo XXI


La historia de Clavijo y Páez es bastante poco conocida, aunque últimamente ha sido rescatada por aventureros varios. A Clavijo le dedicaron una calle en Samarcanda y poco más.

Durante la descripción del viaje hemos mencionado Herat; tal vez el nombre os suene. En esa ciudad está la base de las fuerzas españolas en Afganistán desde mayo de 2005, actualmente en proceso de repliegue. Unos 150 km al NE de Herat hay otra población, llamada Qala-i-Naw, en la que hasta hace literalmente 3 semanas seguía ondeando la bandera española en un no tan pequeño destacamento que llegó a albergar 1000 soldados. El pasado 25 de Septiembre, el ministro de Defensa español presidió el acto de entrega de la base al ejército Afgano. Desconozco si los afganos conservarán el nombre que la base ha tenido durante estos años, el de un español que pasó por esas tierras hace más de 600 años, un tal Ruy González de Clavijo.

Para terminar, os dejo unas magníficas fotillos de la zona suministradas por uno de los que allí estuvieron (muchísimas gracias). No, no fue Clavijo, que se dio cuenta de que se había dejado la cámara en casa pasado Constantinopla, pero por exactamente esos paisajes pasó la embajada a Tamerlán.





PS: Como hoy hacía una tarde estupenda en Madrid, me he acercado a plaza de la Paja a hacerle la foto correspondiente a la placa que puso el Ayto. en la casa de Clavijo. Hela:



PS2: me recuerda "Garganta Profunda" otra coincidencia funesta entre las tropas españolas en Asia central y el viaje de Clavijo: el famoso accidente del Yak 42 acaeció en la fase de aproximación al aeropuerto de Trebisonda, donde iba a hacer escala. Gracias de nuevo.

PS3: Una lectora impenitente y subjetiva me hace llegar unas fotos tomadas por ella misma en el lugar de los hechos, aparte de confirmar lo del barrio llamado Madrid. Muchas gracias
Tumba de  Tamerlán, en Samarcanda. El sarcófago negro

Calle dedicada a Clavijo, en Samarcanda

Estatua dedicada a Amir Temur (Tamerlán para nosotros)


miércoles, 28 de agosto de 2013

Donde Hewlett conoció a Packard: Portolá, Junípero y el Camino Real

Albion Walter Hewlett murió, el pobre, de un tumor cerebral en 1925, tras 9 años como profesor en la facultad de medicina de Stanford. Dicha universidad, en parte como favor y muestra de respeto hacia su difunto padre, aceptó en su seno a William Redington Hewlett, que se graduaría en 1934 antes de marchar al M.I.T. a obtener su título de ingeniero (eléctrico, no todo el mundo puede aspirar a ser ingeniero de verdad).

David Packard destacó desde su juventud en Pueblo (Colorado, EEUU) en varios deportes y, ya en su época universitaria, participó en los equipos de fútbol americano y baloncesto de Stanford, donde se graduó en 1934. Tras un breve paso por General Electric retornó a Stanford, donde obtuvo su título de ingeniero (también eléctrico, ¡Ntchs!).

Hewlett, Packard... ¿de qué me sonarán a mí estos tíos?

En Stanford todo destila seriedad, incluidas la mascota y las animadoras
Stanford es hoy en día una de las universidades más prestigiosas del mundo, situándose entre las cinco primeras en casi todos los listados. Nada menos que 52 Premios Nobel han estudiado y/o dado clase allí y hay un dato que a mí me parece escalofriante: las empresas fundadas por alumnos de Stanford tienen una facturación combinada de... ¡2.700.000.000.000 $! (casi el doble que el PIB de España). Creo que más de uno y más de dos debería-mos darle una pensada al por qué, no parece tan difícil. Podríamos fijar el origen de esa función alumbradora de empresas allá por finales de los 30, cuando Frederick Terman, por entonces profesor en Stanford, empezó a animar a sus alumnos (David Packard fue uno de ellos) para que fundaran empresas en las que desarrollar libremente sus ideas, incluso invirtió personalmente en algunas de ellas. Después de la Segunda Guerra Mundial, Terman auspició un programa de alquiler de terrenos propiedad de la Universidad para el establecimiento de empresas, poniendo la semilla de lo que hoy conocemos como... Silicon Valley.

El campus de Stanford está ubicado al sur de la Bahía de San Francisco, rodeado de ciudades como Palo Alto, Cupertino o Mountain View, nombres que hemos leído mil veces en crónicas sobre tecnología. El cogollo del campus está limitado al norte por la avenida "El Camino Real" (literal) y al sur por "Junípero Serra Boulevard". Vaya ¡qué casualidad! Justo de Fray Junípero y del Camino Real os quería hablar yo hoy...

La Alta California: mucho bosque y poca chicha 

Puede parecer sorprendente, pero el territorio que hoy conocemos como California fue explorado muy tardíamente y por obligación. Cuando hablamos de Coronado mencionamos a Fernando de Alarcón como el primer europedo que, posiblemente, puso pie en la actual California, aunque si lo hizo fue por casualidad y solo un ratito, allá por 1540. Un año antes, Francisco de Ulloa ya había explorado el Golfo y había determinado que Baja California (entonces solo California) no era una isla sino una península, aunque los cartógrafos no le hicieron ni puñetero caso y siguieron dibujando una isla, en parte porque desapareció sin dejar rastro en esa misión. En efecto, después de rodear casi toda la península de Baja, Ulloa mandó la siguiente carta desde la Isla de Cedros:
"He decidido seguir en el Trinidad con las pocas provisiones y hombres, si Dios me otorga buen tiempo, tan lejos como pueda, y el viento lo permita, y enviar este barco (el Santa Águeda) y estos hombres a la Nueva España con este informe. Dios quiera que el desenlace sea el que su señoría desea...Beso la ilustre mano de su señoría. Francisco de Ulloa"

Que no os engañe la foto. Baja California era bastante invivible
 en la época que nos ocupa.
Y a partir de aquí no se sabe más de él con seguridad. Hay quien opina que volvió a Nueva España y quien dice haber encontrado sus restos al norte de San Diego. De hecho, entre los buscatesoros americanos aún hay discusiones sobre Ulloa y el Trinidad, que iría según ellos cargado de oro, lo que parece harto improbable. Bueno, eso se lo dejamos a los Goonies y así (por cierto, muy risible que en la taducción española de la peli, el mapa y el pirata pasen misteriosamente a ser ¡italianos! en lugar de españoles)

El primero que estuvo en California de verdad de la buena fue Cabrillo, que desembarcó en San Diego en 1542 y siguió navegando por la costa hasta más allá de San Francisco, aunque no vio la bahía. A partir de ese momento el interés en California decae y prácticamente nadie se pasa por allí en décadas, salvo piratas británicos como Drake y Cavendish que usaron sus costas como puerto de base para hostigar los galeones españoles del Pacífico. En realidad, aunque California estuviera ahí mismito, era bastante difícil llegar a ella, tanto por tierra (había que cruzar desiertos y zonas muy abruptas) como por mar (por la corriente costera hacia el sur), así que no se le hizo mucho caso.

Sin embargo, en la mitad del siglo XVIII, los rusos (pronúnciese "rriusoss") comenzaron a hacer visitas a la costa Pacífica de Norteamérica. Entre 1741 y 1767 varias expediciones salieron desde Alaska hacia el sur explorando la costa, y eso ya si que no se podía consentir, así que se decidió retomar la colonización hacia el norte. En 1765 José de Gálvez y Gallardo (tío del Bernardo de Gálvez que conocemos) es nombrado Visitador real, cargo que debía dar un acongoje importante a los administradores de las Américas, incluidos los virreyes. Gálvez fue enviado con varias misiones, una de ellas era controlar la Alta California.

Hubo otro hecho esencial que sucedió en 1767: la expulsión de España (sí, de España, de toda España, o sea, también de Nueva España) de los jesuítas, que era la orden que controlaba las pocas misiones que había en la Baja California, así que la parte evangelizadora pasaron a llevarla los franciscanos, en concreto Fray Junípero Serra.

Fray Junípero Serra y Gaspar de Portolá


Miquel Josep Serra Ferrer nació en Petra (Mallorca) en 1713, muy pronto hará 300 años. En 1731 entró en la orden franciscana y cambió su nombre por el de Junípero, mucho más adecuado para un misionero, dónde va a parar. Porque, claro, Junípero no se iba a quedar predicando en la bella isla de Mallorca, además no dominaba el alemán, así que en 1749 se embarca hacia Nueva España para iniciar su labor misionera. Durante bastante tiempo se quedó en la zona de Querétaro, pero tras la expulsión de los jesuítas, Junípero y sus frays se hicieron cargo de las 14 misiones existentes en Baja California (ojo, ocupadas por 16 jesuítas, no fue demasiado complicado desalojarles) y pasaron a formar parte del esfuerzo colonizador de Gálvez y Portolá. De hecho, Junípero y el ilerdense Gaspar de Portolá acabaron siendo muy buenos amigos y residentes en California y su abierta colaboración fue esencial para el desarrollo de la zona.

La expedición de 1769 a California fue organizada de forma sumamente profesional por Gálvez, con varios barcos, grupos a pie, gran cantidad de ganado y semillas para establecer granjas... Salieron el 24 de marzo y el primer grupo de viajeros pedestres llegó a San Diego el 13 de Mayo y al día siguiente se fundó el Presidio de San Diego, en la actual Presidio Hill. Fray Junípero llegó en el segundo grupo, unas 6 semanas después y el 16 de Julio fue fundada la primera misión en California: San Diego de Alcalá, primera de 9 que se fundaron en vida de Fray Junípero. Tanto el uno (presidio, que no tiene nada que ver con una cárcel, es un fuerte), como la otra (misión), fueron los primeros asentamientos europedos permanentes en la costa del Pacífico de los EE.UU. y la base para la colonización española de California, pero su primera misión fue la de hacer de hospital para el enorme número de enfermos que iba generando la expedición. De hecho, de más de 200 integrantes, sólo unos 100 sobrevivieron.


Nada más fundar San Diego, no se dío ni un día de descanso, el tío, Portolá salió hacia el Norte con 63 hombres, entre los que destacaban Pedro Fages (El Oso) y sus voluntarios catalanes, el ingeniero Miguel Costansó y el cura Juan Crespí. Partieron el 14 de Julio de 1769 en busca de Monterrey, del que se pensaba que debía ser el mejor puerto de la zona. Y ¿por qué se pensaba eso? Pues muy sencillo: a comienzos del siglo XVII se retomó brevemente la idea de explorar California y se formó una expedición bajo mando de Sebastián Vizcaíno que exploró la costa del Pacífico (incluso alguno de sus cuates llegó hasta Oregón). Desgraciadamente no encontraron ningún puerto excepcionalmente bueno, así que... se lo inventaron o, por ser justos, "exageraron" en la descripción de las bonanzas de una de las bahías que habían encontrado. Para acabar de quedar bien ante el jefe, le pusieron a dicha bahía el nombre de "Monterrey" en honor del Virrey de Nueva España Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey. Al menos, Monterrey sirvió para albergar en 1967 uno de esos famosos festivales lisérgicos de finales de los 60, del que rescatamos la actuación de mis queridos "The Who" antes de seguir con nuestras cuitas...

Bien, con todos esos antecedentes, quedó fijado que Monterrey era un puerto de primera división y era el objetivo prioritario que Gálvez había fijado para la expedición de Portolá. Monterrey dista unos 700 km de San Diego y además el camino no fue fácil, pero la expedición fue, buscó, rebuscó, discutió, se sorprendió y finalmente decidió que aquella bahía que veían (porque la encontraron, claro) no podía ser la descrita por Vizcaíno porque era pintoresca, pero como puerto manifiestamente mejorable, así que... siguieron hacia el norte en busca del "verdadero" Monterrey. Mejor que yo, dejemos que sea el propio Costansó el que nos lo explique. Esta es la carta que el 10 de Diciembre de 1769 enterraron los expedicionarios en Ensenada Pinos, según el procedimiento que tantas veces ya hemos visto:

"La expedicion de tierra que salió de San Diego el dia 14 de Julio de 1769 años á las ordenes del Governador de Californias don Gaspar de Portolá, entró en la Canal de Santa Barbara el dia nueve de Agosto: pasó la Punta de la Concepcion el dia veinte y siete del mismo: llegó al pié de la Sierra de Santa Lucía el día treze de Septiembre: entró en la sierra dicha el diez y siete del proprio mes: acabó de pasar la sierra ó de descabezarla del todo el día primero de Octubre; y avistó el proprio dia la Punta de Pinos: el siete del mismo, reconocida ya la Punta de Pinos, y las ensenadas a la banda del norte, y sur de ella, sin ver señas del Puerto de Monterrey, resolvió pasar adelante en busca de él: a treinta de Octubre dió vista a la Punta de los Reyes, y farallones del Puerto de San Francisco en numero de siete. Quiso llegar a la Punta de los Reies la expedicion; pero unos esteros inmensos, que se internan extraordinariamente en la tierra, y le precisaban a dar un rodeo sumamente grande, y otras dificultades (siendo la maior la falta de viveres) la precisaron á tomar la buelta, creyendo que el Puerto de Monterrey podría tal vez, hallarse dentro de la Sierra de Santa Lucía; y temiendose haver pasado sin haverlo visto: dió la buelta desde lo ultimo del Estero de San Francisco en onze de Noviembre. Pasó por la Punta de Año Nuevo el diez y nueve del dicho; y llegó otra vez á esta Punta y Ensenada de Pinos en veinte y siete del mismo: desde dicho día hasta el presente nueve de Diziembre practicó la diligencia de buscar el Puerto de Monterrey dentro de la cerranía, costeandola por la mar a pesar de su aspereza, pero en vano: por ultimo desengañada ya, y desesperando encontrarlo despues de tantas dilixencias, afánes y trabajos, sin mas víveres que catorze costales de arina, sale hoi de esta ensenada para San Diego. Pide a Dios todopoderoso la guie, y a ti navegante quiera llevarte su Divina Providencia a puerto de salvamento.
En esta Ensenada de Pinos a nueve de Diziembre de mil setecientos sesenta y nueve años.
Nota: El ingeniero don Miguel Costanso observó la latitud de varios parages de la costa siendo los principales los siguientes. San Diego en el real que ocupó en tierra la expedicion 32° 42 El pueblo de gentiles mas oriental en la Canal de Santa Barbara 34 18 La Punta de la Concepcion 34 30 El principio de la Sierra de Santa Lucía hacia el sur 35 45 Su fin en esta ensenada de la Punta de Pinos 36 36 La Punta de Año Nuevo que es baja y de arrecífes de Piedra 37 04 En tierra cerca del Puerto de San Francisco teniendo los farallones al oeste quarta al noroeste 37 35 Juzgo la Punta de los Reies que miraba al oesnoroeste desde el mismo sitio por 37 44
Se les suplica a los señores comandantes de los pacabotes, ya sea de San José, ó del Principe que si a pocos dias despues de la fecha de este escrito abordaren á esta plaia; enterados de su contenido y del triste estado de la expedicion procuren arrimarse a la costa y seguirla para San Diego a fin de que si la expedicion tuviese la dicha de avistar a una de las dos embarcaciones y les pudiese dar á entender con señas de banderas ó tiros de fusil el parage en que se halle la socorra con viberes si posible fuese.
Alabado sea Dios
"
No, este no es Portolá, es Clint Eastwood con
su inefable poncho
La punta Pinos de la que hablan es el cabo que marca el sur de la bahía de Monterrey y justo al sur de esa misma península se encuentra el famoso puebleciglio de Carmel by the sea, en el que fue alcalde el nunca suficientemente alabado Clint Eastwood y, además, acabaría siendo ubicación de la segunda misión fundada por Serra y sus Frays en California, cosa que harían en Punta Pinos el 3 de Junio de 1770 bajo el nombre de San Carlos Borromeo y según diseño de Costansó. Poco después de su fundación la misión se trasladó y hoy está en Carmel, supongo que cerquita de la casa del Sr. Eastwood, en la prolongación de Junípero Street.

El retorno a San Diego fue bastante penoso, con muy mal tiempo y falta de provisiones. En el camino los expedicionarios se ventilaron doce de las mulas de carga que llevaban, pero el 24 de enero de 1770 consiguieron llegar a San Diego los mismos 66 paisanos que habían salido seis meses antes, lo que no dejaba de ser un gran éxito. La situación en el presidio era casi peor, muchos de los enfermos habían muerto y no habían llegado las provisiones esperadas, pero al menos el presidio y la misión seguían en pie. En esos seis meses la expedición había viajado de San Diego a San Francisco y vuelta, pasando por Monterrey y lo que acabaría siendo Los Ángeles y, curiosamente, acamparon entre el 6 y el 11 de Noviembre de 1769 al pie de dos altos árboles de los que hoy solo queda uno y es... el palo alto de Palo Alto y del escudo de Stanford.

A finales de marzo, cuando Portolá estaba a punto de salir de nuevo, esta vez hacia el sur a buscar provisiones, llegó un barco de aprovisionamiento y las cosas comenzaron a funcionar algo mejor. Como hemos visto, Portolá no era hombre de esperas, así que en cuanto las cosas estuvieron medio controladas, el 16 de abril, partió una nueva expedición hacia el norte, por tierra (Portolá, Fages y Crespí) y por mar (Junípero y Costansó). Ambas partes de la expedición se reunieron en Monterrey donde, como se ha dicho, se fundó la segunda misión el 3 de Junio. Después vinieron San Antonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771), San Luis Obispo de Tolosa (1772), San Francisco de Asís o Misión Dolores en pleno centro de la actual ciudad de San Francisco (1776), San Juan Capistrano (1776), Santa Clara de Asís (1777) y San Buenaventura (1782), todas ellas en vida de Fray Junípero. A su muerte, fue Fermín de Lasuén el que tomó el liderazgo misionero y siguieron las fundaciones hasta completar una cadena de 21 misiones, desde San Diego al sur hasta San Francisco Solano, la última y más septentrional.

El programa colonizador de Gálvez había sido llevado a la práctica por fases perfectamente engranadas. Fray Junípero estableció la estrategia fundacional de las misiones que finalizó con una de ellas cada 50 km, aproximadamente, lo que suponía una jornada típica a caballo. Como os habréis imaginado, el Camino Real era el que iba uniendo todas esas misiones. En principio poco más que un sendero, pero poco a poco fue ensanchado y mantenido para mejorar la comunicación "intermisional" y acabó siendo el eje costero de California, uniendo los poblados que fueron surgiendo alrededor de las misiones y, a la postre, las ciudades en las que se convirtieron.

Misión de Santa Bárbara
Las misiones eran gestionadas por los franciscanos, que iniciaron una labor de formación de los indígenas, algunos de los cuales se mostraron hostiles, pero poco a poco se fueron aviniendo a la vida moderna y adaptándose a las explotaciones agrícolas y ganaderas que fueron paulatinamente creciendo alrededor de las misiones y acabaron siendo bastante prósperas. Hay que tener muy presente que las tribus de la zona estaban especialmente atrasadas en aquel momento, muy por detrás de lo visto más al sur, así que pasaron (no sin esfuerzo por su parte, claro) casi de la edad de piedra al siglo XVIII-XIX en un par de décadas. Hombre, por el camino hubieron de bautizarse, ser azotados si se agarraban una melopea, ir a misa diaria y tal... cosas de los frays, supongo que les estirarían de las patillas e incluso les arrearían con la regla en las uñas, pero era por su bien y la eterna salvación de sus almas...

Adicionalmente, el hecho de que las misiones estuvieran tan bien colocadas estratégicamente  medio obligaba a Junípero y sus Frays a ser especialmente hospitalarios con los expedicionarios que por allí se seguían moviendo.

Fray Junípero murió en la misión de San Carlos Borromeo en 1784, pero el movimiento ya se había iniciado y no pararía. Portolá, una vez cumplida a la perfección su misión de abrir la puerta de California la abandonó y no volvería nunca jamás. Fue sucedido como Gobernador por Pedro Fages, que tuvo sus roces con Junípero.

¡Ah! por cierto, a los rriusoss ni los vimos.

Conclusión


La colonización de California, como hemos visto, fue muy tardía, más de doscientos años después de las conquistas sudamericanas, y además la primera colonización planificada. 

El Camino Real sigue existiendo y, aunque no sé si con mucho éxito, es promocionado como atractivo turístico; a la americana, eso sí: se sacaron de la manga unas campanas que señalizan el camino que a mí, sinceramente, me parecen un poco cursis, pero en fin...en cualquier caso, otro destino obligado más. Ahora lamento enormemente no haber visitado la Misión Dolores el único día que estuve en San Francisco. Casi todas las misiones están restauradas y son visitables, ¡algunas incluso mantienen su colegio y su instituto!

Por terminar, dada la circunstancia de que el palo alto de Palo Alto está justo en una de las esquinas de la superficie ocupada por la Uni de Stanford (37°26'49.99"N, 122°10'12.25"W), hemos de colegir que los expedicionarios que allí acamparon durante casi una semana se movieron por la zona e incluso cazaron en ella, así que: Hewlett, Packard, Brin, Page, Knight... ¿quienes creéis que sois, piltrafillas? El primer ingeniero que paseó su coleto por el campus de Stanford se os adelantó en torno a 200 años y fue un ingeniero militar español, de Barcelona para más señas.

Si, ya, no se puede ser perfecto...

Y ahora, a seguir pensando por qué de Stanford sale tanto talento aprovechable y de la universidad de Villabotijos de Abajo (España) no. ¿Será tan complicado?