Dedicado al Comandante Sáez (también de caballería, por supuesto). ¡Feliz cumpleaños!
En 1561, mientras nuestro anterior protagonista andaba haciendo de las suyas por la cuenca amazónica y estaba pensándose declarar la guerra abierta y sin cuartel al hombre más poderoso del mundo, éste (Felipe II, para los despistados) acababa de decidir que su corte se iba a asentar en Madrid, un pueblecillo junto al cauce de un río comparable al que navegaba en esos momentos Aguirre. En aquellos años la población de Madrid superaba por poco los 10.000 habitantes y, por poner una comparación, era más pequeña que cualquiera de las cuatro capitales gallegas. No fue hasta después de la guerra civil cuando se superó el millón de habitantes y unos 15 años después cuando Madrid creció a un ritmo rápido hasta lo que hoy es. En esos años de crecimiento acelerado, sobre todo desde mediados de los 60, proliferaron barriadas de construcción algo atolondrada que acabaron siendo en algunos casos campo abonado para la heroína y los émulos del Vaquilla y el Torete, que luego algunos desaprensivos glorificarían en el cine quinqui de los 80. Afortunadamente aquello se medio recondujo pero en nuestra memoria los nombres de algunos de esos barrios siguen estando asociados a droga y delincuencia. Seguramente de forma muy injusta, pero es que yo oigo "Orcasitas" y me viene a la mente un 124 saliendo a la carrera y un chavalín gritando aquello de "¡dale caña Torete, que el coche es robao!"
Pues de Orcasitas han salido muchas más cosas que 124s quemando rueda, por ejemplo una de las expediciones más importantes para la historia de California. Bien es cierto que la expedición no salió de Orcasitas (Madrid), sino de Horcasitas (Sonora, Méjico), pero no nos vamos a poner quisquillosos por una letra. Además, muda. La (en realidad las) expedicion(es) no las dirigió ni el Torete ni el Vaquilla ni ninguna otra res heroinómana, sino todo un soldado de frontera: el Teniente Coronel Juan Bautista de Anza.
Como ya hemos visto en algunas otras entradas de profundosoconfusos, el actual territorio de los EE.UU. no fue ocupado por España hasta mucho más tarde que el ubicado al sur del Río Grande. Hubo bastantes expediciones, pero ninguna trajo información que justificara un empeño colonizador comilfó, así que poco a poco se fue estableciendo una frontera difusa entre el actual Méjico y los territorios del norte. En el siglo XVIII esa frontera seguía siendo defendida por un puñado de soldados de cuera acuartelados en presidios a lo largo de toda la frontera. Este cuerpo específico del ejército tomaba su nombre de la parte más característica de su uniforme: una especie de peto largo hecho de varias capas de cuero que les protegía contra las flechas de los indios (y debía dar un calor del siete en medio de esas zonas desérticas por las que se movían, pero oye, te podrías morir deshidratado, pero no de un flechazo...). Los soldados o dragones de cuera nunca fueron muchos, pero se las apañaron para defender la frontera norte durante 300 años. Lógicamente, a pesar de ser pocos, casi tres siglos de actividad dan para mucho, pero las acciones de los dragones no solían ser demasiado vistosas, con escasas excepciones. Y no sería por no moverse ya que, aunque su función fuera básicamente defensiva, a veces la mejor defensa es un buen ataque y en muchas ocasiones hicieron incursiones de varios miles de kilómetros en tierra hostil. Su equipo básico incluía, además de armas, adarga et al., seis caballos y una mula ya que la movilidad era esencial para su tarea.
Como ejemplo de incursión lejana (y desastrosa, por desgracia), la expedición de Pedro de Villasur en verano de 1720. Villasur, acompañado por unos 45 soldados se adentró tanto en los EE.UU. como que llegó a Columbus (Nebraska) en agosto de 1720. Su misión era infiltrarse en territorio pawnee, levantar un fuerte ydar un poco por saco hostigar un poco por allí. Degraciadamente los pawnees, primero, no estaban mucho por la labor y, segundo, habían sido surtidos de armas por los comerciantes franceses, tan majos ellos como siempre. De hecho, parece seguro que no pocos de estos comerciantes participaron en los hechos, así como un esclavo pawnee conocido como Francisco Sistaca, que había acompañado a la expedición hasta allí como intérprete pero había desaparecido unos días antes, el muy cuco. El 14 de agosto, al alba, con tiempo duro de levante.. no perdón, lo del viento era de otra historia más cercana en el tiempo y el espacio, que ya las mezclo todas... al amanecer una enorme fuerza de pawnees atacó el campamento. El general Villasur cayó (y calló, obviamente) a las primeras de cambio; el resto de soldados formaron un círculo defensivo mientras algunos compañeros, que estaban algo alejados cuidando los caballos, montaron y acudieron en su defensa. La batalla fue brevérrima, en apenas unos minutos 35 españoles habían muerto. Los pocos supervivientes pusieron pies en polvorosa y llegaron a Santa Fe (Nuevo Méjico) unas tres semanas después. España era mucho más grande entonces que ahora, pero no muy diferente: se investigó el desastre durante siete años, sin conclusiones de importancia.
Esta batalla tiene dos curiosidades anejas que no me resisto a contar:
- La imagen que veis a la izquierda es una réplica de una pintura de la época que refleja la muerte de Villasur. Es tan detallada que parece seguro que quien la pintó fue asesorado por alguno de los que allí estuvieron (y no murieron, claro). Lo más probable es que el asesor fuera español, ya que en la pintura aparecen soldados franceses disparando en medio del lío. Puede que los hubiera, puede que no, pero a cualquiera de los supervivientes le vendría bien que se pensara que así fue. Digo que la foto es de una réplica, peeeeeeero el original aún existe y lo tiene nada menos que un barón suizo, un tal Andre von Segesser, cuya familia tiene la pintura desde que un antepasado suyo, el jesuita Philipp von Segesser von Brunegg, se la enviara como regalo a su hermano desde Sonora en 1758... y de esta forma tan elegante he metido a dos suizos en un relato sobre acciones españolas en América.
- El lugar donde murió Villasur está bastante bien localizado, cerca de Columbus (Nebraska). Un par de condados más hacia el oeste está el condado de Custer (Nebraska), así llamado en honor al general (o Coronel, o Tcol, o lo que fuere) George Armstrong Custer... sí, ESE general Custer (también de caballería, nada menos que del séptimo), el que murió con las botas puestas en Little big Horn unos 156 años después de que Villasur pasara por una experiencia similar, en eso también nos adelantamos. Bien es cierto que Villasur llevaba 45 soldados y Custer unos 600...
...y eso es todo lo que tengo que decir sobre Villasur y su gente, así que ahora vamos con Anza.
Empezar no empezaron demasiado bien, lo que se dice, porque un par de días antes de la partida los apaches asaltaron Tubac y les robaron 130 caballos, lo que obligó a Anza a variar el itinerario previsto y pasar por el presidio de El Altar para reponer los equinos robados. De allí se dirigieron a Caborca y Sonoita, prácticamente en la costa del Golfo de California y continuaron hasta cruzar el Colorado a la altura de su unión con el río Gila.
El padre Garcés (aragonés de Morata del Jalón, por cierto) era poco menos que el Indiana Jones de los frays, ya que tenía gran experiencia en viajes de este estilo y se había ganado un enorme respeto como explorador, tanto que cuando, ante las dificultades encontradas, Anza decide dividir la expedición en dos grupos se encuentra con el rechazo directo de Garcés:
Después de cruzar el río Colorado la expedición se dirigió sorprendentemente al sur y anduvo perdida y pasándolo muy malamente por la zona aledaña al delta del Colorado. Finalmente, tras dividir el grupo (¡al final triunfó Anza!) encontraron un paso hacia el noroeste y a partir de ahí la cosa fue más o menos sobre raíles hasta que el 22 de marzo de 1774 (en unos días hará 240 años) Anza, Garcés y los demás se presentaron en la misión de San Gabriel, junto a la actual Los Ángeles.
La ruta no era en absoluto perfecta, pero estaba abierta.
Y ya, Anza no cuenta nada más y yo no me lo voy a inventar.
A finales de mayo llegó Anza de vuelta a Tubac y se puso de inmediato a preparar la
La Frontera
Soldado de cuera en la portada del libro "Banderas Lejanas", que recomiendo vivisisímamente. |
Como ejemplo de incursión lejana (y desastrosa, por desgracia), la expedición de Pedro de Villasur en verano de 1720. Villasur, acompañado por unos 45 soldados se adentró tanto en los EE.UU. como que llegó a Columbus (Nebraska) en agosto de 1720. Su misión era infiltrarse en territorio pawnee, levantar un fuerte y
Dragones de cuera protegiendo a Villasur, ya difunto |
- La imagen que veis a la izquierda es una réplica de una pintura de la época que refleja la muerte de Villasur. Es tan detallada que parece seguro que quien la pintó fue asesorado por alguno de los que allí estuvieron (y no murieron, claro). Lo más probable es que el asesor fuera español, ya que en la pintura aparecen soldados franceses disparando en medio del lío. Puede que los hubiera, puede que no, pero a cualquiera de los supervivientes le vendría bien que se pensara que así fue. Digo que la foto es de una réplica, peeeeeeero el original aún existe y lo tiene nada menos que un barón suizo, un tal Andre von Segesser, cuya familia tiene la pintura desde que un antepasado suyo, el jesuita Philipp von Segesser von Brunegg, se la enviara como regalo a su hermano desde Sonora en 1758... y de esta forma tan elegante he metido a dos suizos en un relato sobre acciones españolas en América.
- El lugar donde murió Villasur está bastante bien localizado, cerca de Columbus (Nebraska). Un par de condados más hacia el oeste está el condado de Custer (Nebraska), así llamado en honor al general (o Coronel, o Tcol, o lo que fuere) George Armstrong Custer... sí, ESE general Custer (también de caballería, nada menos que del séptimo), el que murió con las botas puestas en Little big Horn unos 156 años después de que Villasur pasara por una experiencia similar, en eso también nos adelantamos. Bien es cierto que Villasur llevaba 45 soldados y Custer unos 600...
...y eso es todo lo que tengo que decir sobre Villasur y su gente, así que ahora vamos con Anza.
Juan Bautista de Anza
Juan Bautista de Anza Bezerra Nieto era, aparte de Nieto, hijo de Juan Bautista de Anza padre. Anza padre nació en Hernani en 1693 y murió defendiendo las fronteras de España en 1740. En 1712 se trasladó a Nueva España donde anduvo relacionado con la minería durante unos cuantos años, entre otros sitios en Hermosillo (Méjico). En 1721 se alistó en el ejército a las órdenes del capitán Antonio Bezerra Nieto (os suenan los apellidos ¿eh? Sí, Anza padre se casó con María Rosa, la hija del capitán Bezerra Nieto) y tuvo una carrera militar respetable aunque relativamente corta ya que se lo cargaron los apaches en 1740. Cosas de la frontera. Por cierto, Anza padre es parcialmente responsable de que la actual Arizona se llame así, aunque no nos meteremos en la discusión del origen del nombrecito, sí es cierto que fue él el primero en usarlo de forma extensa.
Juan Bautista y Maria Rosa tuvieron cuatro churumbeles, a saber: Francisco Antonio, María Margarita, Josefa Gregoria y el pequeñín Juan Bautista, que es justo el que nos interesa a nosotros. Anza hijo (a partir de aquí sencillamente Anza) nació donde corresponde al hijo de un oficial de los dragones de cuera: en Fronteras (Sonora) en 1736. Se alistó muy joven, con sólo 20 añitos ya era teniente y con sólo 23 le confiaron su primer presidio, el de Tubac (Arizona).
Unos años después, a inicios de la década de los 70 del siglo XVIII, España volvió sus ojos a la alta California -la actual California de los EE.UU.-, territorio que había sido básicamente ignorado por los exploradores durante siglos. Como vimos en una anterior entrada, Junípero Serra y sus frays, junto con Portolá y sus soldados, hicieron un esfuerzo titánico para ir fundando asentamientos en California, pero los resultados eran manifiestamente mejorables. La dificultad de acceso y, peor aún, de abastecimiento posterior, hacían que los presidios y misiones fundadas fueran casi testimoniales. Era necesario encontrar una ruta que permitiera llevar colonos, pertrechos y abastecimiento de una forma estable y continua... y a ello se puso don Juan Bautista.
Hasta 1772 solo habían sido fundadas 5 de las 21 misiones que habría en California y la cosa, como os digo, no se podía estirar mucho más. Para que os hagáis una idea, entre misiones y presidios había menos de 100 soldados y frailes españoles en Alta California. Anza tomó la iniciativa y propuso al Virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa realizar una expedición que abriera una ruta terrestre entre Sonora y California en una carta fechada en Tubac el 2 de Mayo de 1772 que, entre otras muchas cosas, decía:
Las "consideraciones" eran básicamente que el hijo del gobernador Cojo (un jefe indio pima del rio Gila) le había transmitido a Anza tras una visita a los cocomaricopas que éstos habían hablado con otros indios de más al oeste que les habían contado que, en lugar de moros, había hombres blancos en la costa. Bueno, más bien yendo hacia la costa. Esta información obraba en poder de Anza y de Garcés desde 1769, pero en 1772 se la transmitieron al Virrey Bucareli. Afortunadamente para éste, nuestro viejo amigo Costansó estaba disponible y fue preguntado sobre el asunto. Recordemos que Costansó tenía la enorme virtud de ser ingeniero, lo que queda clarísimamente patente en la carta de respuesta que le envía al Virrey y a nosotros (quicir, a mi) nos facilita enormemente su comprensión. Resumiendo: según sus cálculos había 180 leguas de Tubac a San Diego, era más que posible que las distintas tribus indias de la zona se comunicaran entre sí y, si ellos podían, nosotros también. Uno, dos, tres, respuestas claras y precisas. Por cierto, la distancia en línea recta desde Tubac a San Diego son 600 km y 180 leguas son 747...aunque el error está más bien en la posición de Tubac, que Costansó estima basándose en datos de otros. Además sugirió al virrey que asignara a la expedición a un par de veteranos de la suya propia.
Anza fue autorizado a lanzar la expedición y partió en enero de 1774 en su
Juan Bautista y Maria Rosa tuvieron cuatro churumbeles, a saber: Francisco Antonio, María Margarita, Josefa Gregoria y el pequeñín Juan Bautista, que es justo el que nos interesa a nosotros. Anza hijo (a partir de aquí sencillamente Anza) nació donde corresponde al hijo de un oficial de los dragones de cuera: en Fronteras (Sonora) en 1736. Se alistó muy joven, con sólo 20 añitos ya era teniente y con sólo 23 le confiaron su primer presidio, el de Tubac (Arizona).
Unos años después, a inicios de la década de los 70 del siglo XVIII, España volvió sus ojos a la alta California -la actual California de los EE.UU.-, territorio que había sido básicamente ignorado por los exploradores durante siglos. Como vimos en una anterior entrada, Junípero Serra y sus frays, junto con Portolá y sus soldados, hicieron un esfuerzo titánico para ir fundando asentamientos en California, pero los resultados eran manifiestamente mejorables. La dificultad de acceso y, peor aún, de abastecimiento posterior, hacían que los presidios y misiones fundadas fueran casi testimoniales. Era necesario encontrar una ruta que permitiera llevar colonos, pertrechos y abastecimiento de una forma estable y continua... y a ello se puso don Juan Bautista.
Esta gente de Tubac se ha currado un logo bastante chulo, la verdad. |
Hasta 1772 solo habían sido fundadas 5 de las 21 misiones que habría en California y la cosa, como os digo, no se podía estirar mucho más. Para que os hagáis una idea, entre misiones y presidios había menos de 100 soldados y frailes españoles en Alta California. Anza tomó la iniciativa y propuso al Virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa realizar una expedición que abriera una ruta terrestre entre Sonora y California en una carta fechada en Tubac el 2 de Mayo de 1772 que, entre otras muchas cosas, decía:
"A la vista de todas estas consideraciones, este reverendo padre y yo estamos convencidos de que la distancia de aquí a Monte Rey no puede ser tan grande como se había estimado y de que no será imposible superar los obstáculos que encontremos en el camino. Por lo tanto, si esta propuesta alcanzase la aprovación de su excelencia, espero que ordene al presidente de estas misiones que permita al mencionado padre acompañarme, porque estoy de acuerdo con él en sacrificarme a este propósito y para todo aquello que redunde en el servicio a su Majestad y la gloria de su excelencia"
Nota1: El padre mencionado es el padre Garcés, del que hablaremos luego
Nota2: Este texto es en realidad una traducción del inglés. El original en castellano no he podido encontrarlo, pero en inglés tengo toda la correspondencia relevante. Cosas de los historiadores, que son así.
Las "consideraciones" eran básicamente que el hijo del gobernador Cojo (un jefe indio pima del rio Gila) le había transmitido a Anza tras una visita a los cocomaricopas que éstos habían hablado con otros indios de más al oeste que les habían contado que, en lugar de moros, había hombres blancos en la costa. Bueno, más bien yendo hacia la costa. Esta información obraba en poder de Anza y de Garcés desde 1769, pero en 1772 se la transmitieron al Virrey Bucareli. Afortunadamente para éste, nuestro viejo amigo Costansó estaba disponible y fue preguntado sobre el asunto. Recordemos que Costansó tenía la enorme virtud de ser ingeniero, lo que queda clarísimamente patente en la carta de respuesta que le envía al Virrey y a nosotros (quicir, a mi) nos facilita enormemente su comprensión. Resumiendo: según sus cálculos había 180 leguas de Tubac a San Diego, era más que posible que las distintas tribus indias de la zona se comunicaran entre sí y, si ellos podían, nosotros también. Uno, dos, tres, respuestas claras y precisas. Por cierto, la distancia en línea recta desde Tubac a San Diego son 600 km y 180 leguas son 747...aunque el error está más bien en la posición de Tubac, que Costansó estima basándose en datos de otros. Además sugirió al virrey que asignara a la expedición a un par de veteranos de la suya propia.
Anza fue autorizado a lanzar la expedición y partió en enero de 1774 en su
Primera expedición (exploratoria) de Anza
En concreto el 8 de enero de 1774 partieron Anza, dos frays (Juan Díaz y Francisco Garcés), 19 soldados y un cabo voluntarios del presidio de Tubac, un soldado conocedor de California asignado por el virrey, un nativo de California, un intérprete de la lengua de los pimas, un carpintero, cinco arrieros, dos sirvientes, 65 vacas y 150 jamelgos. Total: 215 cuadrúpedos y 34 bípedos implumes, de los cuales tres (Anza y los dos Frays) escribieron detallados diarios de la expedición, así que en esta no hay duda alguna de lo que pasó.
Paisajes por los que anduvieron dando vueltas Anza y sus cuates.
Foto tomada prestada a x3m_xplorer
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El padre Garcés (aragonés de Morata del Jalón, por cierto) era poco menos que el Indiana Jones de los frays, ya que tenía gran experiencia en viajes de este estilo y se había ganado un enorme respeto como explorador, tanto que cuando, ante las dificultades encontradas, Anza decide dividir la expedición en dos grupos se encuentra con el rechazo directo de Garcés:
" Esta proposicion no tuvo la aceptacion que yo me prometia, especialmente en el dictamen del Padre Garces, que no graduó por acto prudencial la division de fuerzas, ni que habia tanta necesidad de abrazarla, como yo juzgaba con el Padre Juan Diaz, y por lo tanto resolvi hacerle conocer mas claramente en los sucesos, que preveia acaecerian, sim embargo no quise cerrarme con mi dictamen, por que teniendose al Padre por practico en estos asuntos, si salia errado el mio, era cargarme de responsabilidades, y conceptuarme de caprichudo "Por no quedar como caprichudo, el capitán quedó como huevón, pero en fin...
Después de cruzar el río Colorado la expedición se dirigió sorprendentemente al sur y anduvo perdida y pasándolo muy malamente por la zona aledaña al delta del Colorado. Finalmente, tras dividir el grupo (¡al final triunfó Anza!) encontraron un paso hacia el noroeste y a partir de ahí la cosa fue más o menos sobre raíles hasta que el 22 de marzo de 1774 (en unos días hará 240 años) Anza, Garcés y los demás se presentaron en la misión de San Gabriel, junto a la actual Los Ángeles.
La ruta no era en absoluto perfecta, pero estaba abierta.
Tras descanso y aprovisionamiento, Anza partió de San Gabriel hacia Monterrey, pasando por las misiones de San Luis y San Antonio, donde llegó el 18 de Abril. Inmediatamente comenzó el retorno sin demasiada novedad, salvo... el encuentro de los dos individuos más importantes para que California llegara a ser lo que hoy es. Anotación del diario de Anza:
" Dia 27 Miercoles. A las dos de la tarde me encontré con el Padre Presidente de los Establecimientos de esta California Septentrional Fray Junipero Serra, que pasa por las ultimas mencionadas, y viene de la ciudad de Mexico, quien me pidio por repetidas suplicas que me quedase con el para imponerse de mi viaje, a las que condescendi quedandome el resto del dia y noche en su compañia. "
Y ya, Anza no cuenta nada más y yo no me lo voy a inventar.
A finales de mayo llegó Anza de vuelta a Tubac y se puso de inmediato a preparar la
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