martes, 4 de agosto de 2020

Panolys en la Nueva Nueva España (VI): de Frisco a LA


 NOTAS: Uno de los motivos por los que estoy tardando más de la cuenta en actualizar el relato es que blogger ha cambiado de interfaz y en el nuevo hay ciertas cosas que no están bien resueltas, como la ubicación de las fotos . Como veréis, no he conseguido más que dejarlas en medio como pasmarotes. Da un aspecto horrible, pero no consigo arreglarlo de momento (NOTA POSTERIOR: Parcialmente arreglado). El segundo motivo es que ha coincidido la rabia antiestatuas justo ahora, justo con la entrada en que hablaba de ella. Me estuve pensando si dedicarle una buena parte del relato, pero no creo que pueda hacer justicia, así que va a ser que no. Lo mencionaremos, en cualquier caso.



El poderoso Eclipse bajando por Lombard


...y tocaba madrugón porque era sábado y quería llegar a un determinado sitio antes de que se colapsaran los aparcamientos y no dejaran entrar. Este fue uno de los días que más renuncias tuve que hacer al programar: ni parada en Palo Alto/Stanford, ni en Mountain View (Cupertino=kk), ni en Laguna Seca, ni en 17 mile drive… al final decidí(mos) algo menos clásico: ir directos a Point Lobos. La ventaja de salir tan temprano es que me pegué el capricho de bajar en coche por Lombard, parar el coche en medio de la calle, bajarme y hacerle una foto al poderoso Eclipse sin molestar a nadie. Cumplimos objetivo y llegamos a eso de las 0900 a las inmediaciones del parque estatal, tan en hora que nos concedimos un desayuno formal. En un Starbucks, no os vayáis a pensar. De ahí directos a Point Lobos (36.518786, -121.949781), que ya tenía bastante afluencia, pero aún dejaban entrar sin problemas. Justo ese cabo estaba cubierto por nubes bajas, así que la visita no fue tan bonita como esperaba, pero el parque parece muy interesante. Recorrimos varias de las calas tranquilamente viendo pajarracos, focas, leones marinos y nada de sol. Con él debe ser espectacular.

Er Mushasho contemplando las evoluciones natatorias
de una foca (que sale en la foto) en Point Lobos


A continuación fuimos a una de las paradas obligatorias del viaje: la misión de San Carlos Borromeo de Carmelo (36.543342, -121.919531) en Carmel by the Sea, el pueblo del que Clint fue cherif, quicir, alcalde. Pequeña y relativa decepción, da la impresión de haber sido construida ayer para albergar un outlet modenno. Menos mal que al día siguiente vimos por fin una misión como es debido. 

Tal y como estaba el cielo y viendo que Monterey parecía soleado, metimos una de las variantes previstas: retroceder a comer en Cannery Row (36.614242, -121.898954). Cannery row es una zona de restaurantes y algún hotel junto a la costa en la parte sur de la bahía de Monterrey, casi al comienzo de la visitadísima 17-mile drive, que nosotros nos saltamos ya por cierto hastío. Así dicho parece chic y tal; de hecho tiene muy buen aspecto y mucha animación, pero si caes en la cuen de que estás paseando por antiguas plantas de enlatado de sardinas… mola menos. El caso es que está muy animado, hacía muy bueno y nos reconfortó el ánimo el fish&chips que nos tomamos mirando la playa. Lo que no me gustó tanto fue comprobar que, en algún momento, existió una marca de sardinas en lata llamada Portola (no Portolá, claro). Toma ya, les fundas todas las ciudades importantes del estado (en concreto y específicamente Monterrey, justo en la que estamos), se lo mapeas, les trazas los caminos y lo abres al mundo… y te dedican una lata de sardinas. Ya hablaremos del nefastísimo trabajo que ha hecho España y lo que se está permitiendo que según quienes digan de SU propio pasado. Lo dejo por ahora, que me enciendo (por si alguien quiere saber del ilerdense Portolá, aquí la entrada que tuvo en su momento
)

Bien, nada más comer partimos hacia el sur por la carretera de la costa (Cabrillo Hwy, en honor al primer europedo que oficialmente pisó California en 1542: Juan Rodríguez Cabrillo, aunque yo creo que es posible que fuera Alarcón un par de años antes en un arabesco colateral de la expedición de Coronado, pero no me voy a enrollar), atravesando el Big Sur con paradas obligadas pero a pie de carretera en el Puente Bixby (36.372490, -121.902900) y la cala McWay (36.158916, -121.670468). En el puente Bixby fue en el único sitio en el que nos encontramos gente, digamos, no amable. Varios lugareños mostraron a gritos desde su coche que no tenían demasiada simpatía por los turistas que ralentizaban la circulación. Algo de “Tourists Lock off!” gritaban. Bueno, igual no era Lock. 


La cala Mcway con su cascadita.
Es más idílica en foto que al natural, pero mola igualmente

A partir de ahí la carretera se descurviza un tanto y ya enfilamos hacia Cambria, donde hacíamos noche, previa última parada a ver los elefantes marinos del Elephant Seal Vista Point (35.662982, -121.257140) en la que puede ser considerada casi una parada AnlTVECI, S. Tienen una historia curiosa los elefantes estos: los miles que hay ahora a lo largo de la costa Pacífica de las Californias derivan de 15 o 20 ejemplares que quedaron vivos en algún islote perdido después de que los cazaran como si no hubiera mañana por sus grasotas. Hay una frase de la wiki que no me resisto a copiar: 


“They were thought to be extinct in 1884 until a remnant population of eight individuals was discovered on Guadalupe Island in 1892 by a Smithsonian expedition, who promptly killed seven of the eight for their collections” (En 1884 se pensaba que se habían extinguido, hasta que una una expedición del Smithsonian encontró una población residual de 8 ejemplares en la isla de Guadalupe en 1892. Inmediatamente mataron a 7 de los 8 para sus colecciones)"

 
Eso es una expedición ecologista y lo demás son tonterías. Afortunadamente no eran los 7 u 8 últimos... En fin, que llegamos a Cambria, que dio tiempo a un baño de la ninia y er mushasho en la piscina y nada más que contar de ese día. Bueno sí, que nos alojamos en el Cambria Pines Lodge, que resultó ser una especie de complejo hotelero que, aunque no le vendría ya mal una manita de pintura, era amplio, cómodo, con un personal (otra vez) de lo más amable y en el que, una vez más, el desayuno estaba incluido aunque nos habían dicho que no. Desayuno que fue opíparo y de lo más agradable al solecito en la terraza. Muy bien por el Pines Lodge.


Puesto que ayer era Sábado, hoy es Domingo, eso incluso en la Nueva Nueva España. Dado que por la zona había 3 misiones que quería visitar (y una cuarta que quité del programa por quedar un poco a trasmano) miré los horarios de misas y dejamos a la Santa atender el oficio en la misión de San Luis Obispo (35.280846, -120.665307) mientras yo me daba una vuelta con los ninios por el pueblo. Un pueblo de lo más “chic”, con toda la gente de “brunch”, todo muy pijo y tal… bueno, todo menos las paredes de un callejón que tienen literalmente cubiertas enteras de chicles pegaos. Asqueroso. Aparte de pasear por el pueblo teníamos como misión comprar víveres para comer en la siguiente parada AnlTVECI, S pero, a pesar de haber tanto chic en el downtown con el brunch en la morning del weekend… supermercados o tiendas de bocatas para llevar, ni una, lo que tendría funestas consecuencias, como veréis. Al menos, er mushasho descubrió aquí el ROSS dress for less y en LA tendría oportunidad de demostrar en otro establecimiento de la cadena que ha salido tan agarrao como su padre, que aún tiene la cara de Franco grabada en la palma de la mano de lo fuerte que agarró el primer duro que le dieron. La misión, por cierto, está plenamente integrada en el pueblo al que da nombre y en perfectísimo estado de revista. Por lo general el lugar transmite una sensación de lo más agradable, brunches aparte. Justo al lado de la misión hay un riachuelillo y varios locales con terraza que dan al mismo.

Misión de San Luis Obispo. Aquí no se ve la estatua de Fray Junípero, pero está.
O estaba, si no se la han cargado a estas alturas.


Bien entrada la fase de preparación del viaje había descubierto a escasos 25 km de San Luis Obispo un lugar más que propicio para la expansión de ninia, mushasho y adultos alike: nada menos que una playa en la que se entra con el coche, puedes alquilar buggies, quads y similares, cosa que no pensábamos hacer, pero al menos sí conducir por la arena, melena al viento, esquivando olas. Moreover, la playa practicable está adosada a un sistema de dunas protegidas que tenía muy buena pinta y, sabiendo como son los USeños, me imaginaba que no muy frecuentado dada su ubicación. Desgraciadamente, al no llevar bocatas preparados al final caímos en la tentación de comer en un garito al lado de la playa con un espléndido sol. Estaba muy lleno y tardamos algo más de lo previsto…. cuando salimos se había echado encima la niebla. La entrada a la playa  motorizable es por (35.105667, -120.630302), pero tras muchas horas de hinbestigación previa (en serio, lo miré y remiré), había determinado que el mejor sitio para aparcar y acercarse al parque de dunas era (35.094004, -120.616519)

Nos allegamos a la caseta que había en el acceso a la playa, desde donde se veían docenas de monstertrucks entrando y saliendo. La guarda me dijo que allá yo, que no estaba prohibido entrar, pero si me quedaba tirado no respondían. Miré a mi derecha y leí, isofato, la mente de la Santa: “Tú sabes con qué parte de tu anatomía vas a tirar del coche si empanzamos ¿verdad?”. Así que el poderoso Eclipse se quedó sin disfrutar en la arena de la Oceano Beach. Media vuelta y a las dunas. Echamos un rato largo de lo más agradable. Solos, solitos. Pena de niebla, porque el sitio mola mucho. Lo de pena de niebla es por las fotos, en vivo la mezcla de dunas, niebla y soledad daba un aspecto de lo más surreal onírico* que resultaba bastante atractivo. Un rato, al menos.

* Me requiere un lector a eliminar el inexistente palabro "surreal" de un texto como este, cuya brillantez raya con el virtuosismo. Para un lector que tengo que, además, tiene razón, le voy a hacer caso, aunque creo que el palabro definía mejor lo que allí había. Para mí, al menos. Pero vamos, que sea, que surreal fuera, onírico dentro.

¡Ese Panoly!


Esa noche ya acabábamos durmiendo en El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula, en adelante L.A. o, incluso, LA por economía de bytes, aunque me había dejado convencer en mala hora para elegir hotel en Santa Mónica. Error, pero ya llegaremos a ello. 

Decía que esa tarde teníamos bastantes millas por delante y aún una parada que me interesaba pero que en el programa estaba en categoría amarilla (Hay 4: negra, roja, amarilla y verde, ya pondré un pantallazo del excel). Otro error, debería haber sido categoría negra. Afortunadamente pillaba de camino y, aunque no hicimos esfuerzo por ello, llegamos antes de que cerraran. Se trata, ni más ni menos, de la única misión que nos transmitió, sobre todo a la famiglia, la sensación de lo que fueron, cómo lo fueron y por qué lo fueron. Ninios y Ninias, si queréis entender de un vistazo lo que supuso España en California y cuál fue el origen verdadero del estado más potente de los EEUU, con un PIB casi el triple que el de España, tenéis que visitar la Purísima de Lompoc. Da talmente la impresión que un día de 1821 los frays y los soldados españoles se piraron y todo está cómo quedó ese día. A ver, está completamente reconstruida, cuando se abandonó llegó a quedar en ruinas, pero lo han hecho con criterio y sentido. Creo que hay alguna otra misión en un estado parecido, pero más a trasmano, ésta es muy accesible. Aquí nos sorprendió la imagen que veis en la foto, que además contribuía a la sensación que os he dicho antes. La "Misión de la Purísima Concepción de María Santísima", que es el nombre completo de la Purísima de Lompoc, fue de las primeras misiones de la segunda etapa, una vez fallecido Fray Junípero y se fundó en 1787 (como es casi obvio por el nombre que le dieron, el día 8 de Diciembre, así que ésta misión también está relacionada con el milagro de Empel). 


Abrimos paréntesis. Os decía antes que es un poco descorazonador ver cómo se trata la historia de esta zona y su relación con España. Sé que el hombre es reo de su época y ahora estamos en una de progresismo(?) salvaje y, a mi juicio, agilipollado, pero, aún así, renegar de tu pasado y hacerlo quitando estatuas de ¡Fray Junípero! es de una menflez que raya con la deficiencia mental severa, pero por el lado de allá. Cierto es que a partir de 1810, con España en la guerra de Independencia contra Francia, las cosas en las misiones de la Alta California se complicaron bastante. Dejaron de llegar suministros e incluso las pagas de los soldados de los presidios que, en cierto modo, quedaron a la buena de Dios (nunca mejor dicho, ya que su sustento pasó a depender totalmente de las misiones). La situación se encadenó con un terremoto en 1812 y con el grito de Dolores y finalmente la independencia de México, lo que dio lugar a un larguísimo periodo de... digamos... descontrol. Esta situación se vio reflejada en el trato que, sobre todo los soldados, comenzaron a dar a los indios. En concreto en la Purísima de Lompoc llegaron a vivir unos 1000 indios Chumash. El día 21 de febrero de 1824, siendo ya México independiente y California parte de su territorio, se produjo una revuelta de los Chumash de las misiones de Santa Inés, Santa Bárbara y La Purísima. La chispa que la ocasionó fue la paliza que el cabo Valentín Cota (natural de Santa Bárbara, California) le metió a un indio vaya Vd. a saber por qué tontería. 

Bueno, no. En realidad sí que lo sabemos. Según nos cuenta el padre Antonio Ripoll (en realidad se lo cuenta a Fray Vicente Francisco de Sarría, a la sazón jefecillo de todos los Frays de la Alta California, pero mis espías paraguayos me han conseguido una copia de la carta), la cosa fue más o menos como sigue: Un indio de la Purísima se desplazó a Santa Inés para ver a un familiar que, parece ser, estaba en la trena. El Cabo Cota le dijo que ni hablar del peluquín y que se fuera por donde había venido. El indio, que no debía estar demasiado a la última de los acontecimientos, contestó: "¿Es que acaso el Rey prohíbe a los prisioneros que hablen con sus familias?" a lo que el cabo contestó "Aquí ya no hay más rey que el capitán" y comenzó la golpiza.

La revuelta duró poco y para finales de Junio las cosas volvían a estar más o menos como antes, tras el perdón a los sublevados por parte del Gobernador. De todas formas, a las misiones no les quedaba mucha vida y sólo 10 años después pasaron a manos privadas. Cerramos paréntesis.

Y ya lo que me termina por sacar de mis casillas es que los que protestan y piden que se borre del mapa a Junípero sean los blancos blanquérrimos de ascendencia anglo o europeda en general que se asentaron en California a partir de mediados del XIX fumigando previamente a todos los indígenas que, hasta entonces, había vivido (casi) tranquilamente con los Frays, que pasearían por los soportales de aquí al lado. Mucho mejor que si no hubieran llegado los Frays, añado (
https://www.wikiwand.com/en/California_Genocide). En serio, vivimos realidades paralelas. En fin, dejemos el temita y echemos el cierre al capítulo, que ya sólo nos queda el camino hasta lo de la Porciúncula y algunas recapitulaciones, seguramente fuera de lugar...

Con Dios.