domingo, 27 de mayo de 2012

Una semana en Japón (8). Día 7: Tokio.

Nuestro viaje va tocando a su final, hoy comenzamos nuestro último día completo en Japón. Antes de nada,   si estáis en un hotel que tenga "Airport Limousine" (como el Villa Fontaine) convendría que la reservarais para mañana, incluso no estaría mal que lo hicierais aún con mayor antelación. Si no lo tiene, mañana os  explicaré como ir al aeropuerto.

Para los que hayan ido adelantando el trabajo según os he sugerido, hoy será un apacible día de visita en la playa. Para el resto, un no menos apacible día en Tokio. La que os describiré a continuación será la segunda opción. 

A los primeros poca cosa os voy a decir, con todas las herramientas que habéis usado ya en esta semana seréis perfectamente capaces de planear una sencilla visita a Kamakura. Se trata de una bonita ciudad en la costa al sur de Tokio, especialmente famosa por su gran Buda, pero con muchos otros atractivos. Como siempre, lo mejor es consultar Hyperdia para seleccionar el tren más adecuado. Os dejo una foto de un viaje anterior y nos vemos esta noche en la cena. Tratad de estar de vuelta en el hotel a eso de las 1900. Hasta luego y pasadlo bien.

El gran Buda de Kamakura (foto de 2005)

Para los que se queden en Tokio, vamos con los detalles del día.

Comenzaremos relajadamente visitando los jardines de Hama Rikyu. Se trata de unos jardines situados a escasos metros de nuestro hotel , así que no hay más que salir a la calle, girar a la derecha y rodear el edificio del Villa Fontaine y el Conrad para llegar a la entrada de los jardines. Le tomamos prestado el mapa a Japan Guide ya que es perfecto:


En este caso no son de acceso libre, tendremos que pagar 300¥ por persona. Lo más llamativo de este jardín es que está rodeado de rascacielos (menos por el lado del mar y solo en parte). En este viaje estuvimos en Japón durante la floración de los cerezos. Hama Rikyu no es el lugar perfecto para fotografiar cerezos, pero lo teníamos al lado del hotel...


Un par de imágenes de Hama Rikyu. 

Cuando hayáis terminado de llenar vuestro espíritu de paz y tranquilidad estaremos dispuestos para marchar, aunque no lo haremos saliendo por la misma puerta de entrada, ni siquiera en el coche de san Fernando en el que vinimos, sino en barco, como unos señores. Si os fijáis en el mapa que puse antes en una de las esquinas pone "Water bus landing". Ese es el embarcadero de unos ferries turísticos con varios destinos. Nosotros vamos a tomar el que va a Asakusa, aunque como ese barrio ya lo tenemos visto nos bajaremos en la siguiente parada, al otro lado del río, en Ryogoku (500¥ para adultos).

Llegando a Asakusa en el river bus.

En Ryogoku hay dos cosas importantes, ambas junto al embarcadero y fácilmente identificables: el estadio de sumo Kokugikan y el museo de Edo-Tokyo. Cuando bajéis del barco sencillamente alejaos perpendicularmente del río y llegaréis al museo tras rodear el estadio. 200 m, no hay pérdida. Estoy seguro que el estadio de Sumo es interesantísimo y espero visitarlo alguna vez, pero el objeto de que nos desplacemos a esta zona de Tokio es éste (foto tomada prestada de la wiki, yo no tengo ninguna decente, un edificio blanco contra un cielo blanco no es muy fotogénico):

Vista exterior del museo de Edo-Tokyo

Edo es el nombre antiguo de Tokio y, por extensión, dio nombre a una de las eras más importantes en la historia de Japón, la de los Tokugawa (recordad que ya hablamos de su fundador ayer) ya que trasladaron la capital a esta ciudad. El museo de Edo-Tokyo nos muestra como era Tokio en la época Edo, como creció, evolucionó y finalmente se modernizó ya en la era Meiji. Por cierto, aprovecho para meter una cuñita de cultura general japonesa:

"Aunque hoy en día en Japón usan de forma mayoritaria el calendario gregoriano para marcar las fechas, en realidad este corre paralelo al tradicional japonés, que se basa en eras o nengo. Cada era comienza cuando un determinado emperador alcanza el trono y tiene un nombre propio. Los años se identifican con el nombre de la era y después un número correlativo. Las cuatro últimas eras han sido Meiji (1868-1912), Taisho (1912-1926), Showa (1926-1989, la más larga de la historia, con el emperador Hirohito en el trono y la segunda guerra mundial de por medio) y la actual Heisei. Ahora mismo estamos en Heisei 24. Cuando cojáis un taxi, fijaos en la licencia del taxista; las fechas están en este sistema, así que no os asustéis si la licencia fue otorgada en el año 20, no es un taxista del futuro..."

Bien, saciados de culturilla de trivial, seguimos en el museo. La entrada cuesta 600¥ y por la mañana hay guías voluntarios gratuitos en diversos idiomas, incluido el español (otra nota cultural breve, nunca deis propina a un japonés. Adoran los regalos, pero les ofenden las propinas). En esta última visita recurrí a este servicio para que mi familia entendiera algo más de lo que es y fue Tokio, el guía tenía un nombre bastante gracioso: Morito y fue de lo más amable. No dejéis de deteneros en los paneles que explican la destrucción de Tokio en primavera del 45. La ciudad de la que estáis disfrutando estos días tiene menos de 70 años de vida. De antes no quedó NADA. Tres fotos para imaginar lo que pudo ser aquello (durillas, ojo) Foto1, Foto2, Foto3

Akihabara
Visto el museo va siendo hora de comer y aquí he de reconocer nuestro pecado, ese día comimos en un McDonald's junto a la estación de JR Ryogoku, ya que al próximo destino iremos directos en tren de JR y, por tanto, nos ahorraremos unos euritos con nuestro JRP. Nuestra siguiente escala es otra de las visitas obligadas de Tokio, bien es cierto que cada vez tiene menos interés, pero sigue siendo uno de los nombres que más repiten los turistas que han visitado la ciudad: Akihabara. Hace no tanto tiempo Akihabara era sinónimo de ver y tocar cachivaches que no llegarían a Europa hasta bastantes meses después, a veces años. Además, en momentos de yen bajo, era barato. Hoy no pasa ni una cosa ni otra, así que Akihabara no es más que una curiosidad turística. Hace ya bastantes años se montaron en los bajos de la estación de Akihabara unos puestucos en los que se vendían piezas de repuesto para las radios de la época. Esos puestos siguen existiendo (aunque mayoritariamente venden otras cosas más modernas) y merecen una visita, sobre todo si no sois claustrofóbicos. Alrededor de la estación fueron aposentándose tiendas de electrónica cada vez más grandes así como tiendas de artículos Manga, sobre todo para adultos. En los laterales del barrio sí hay algunas tiendas con aspecto de almacén que son muy baratas, tanto en artículos de liquidación como novedades.

Los puestecillos bajo la estación

Como dicen los guías turísticos de verdad, tiempo libre hasta las 1630 y no se pierdan. Nos vemos a esa hora de nuevo en la estación.

Desde Akihabara enfilamos de vuelta hacia el hotel, Tomaremos la JR Yamanote line haciendo uso de nuevo de nuestro ya hiperamortizado JRP y nos bajamos en Yurakucho. Los fines de semana peatonalizan algunas de las calles principales de Ginza, así que pasear de vuelta desde Yurakucho hacia el hotel tiene un aire especial. Además todo está abierto, por si alguien quiere echar un último vistazo de despedida.

Ginza peatonal

Hoy será nuestra última cena en Japón, así que vamos a celebrarlo como merece, con una despedida típica que estaríais echando de menos: sushi y sashimi. Vamos a acercarnos al Sushi zanmai de Tsukiji a cenar, al lado del hotel por lo tanto, así que podemos aprovechar para adelantar algo las maletas, por ejemplo, antes de ir a cenar. Aquí tenéis el mapa, en total hay 1000 metros desde la puerta del hotel:



Como os podéis imaginar la especialidad del local es el chuletón a la brasa al estilo de Pamplona.
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No ha colado ¿no?


Os recomiendo pedir una bandeja especial zanmai de sashimi, más que correcta para tres personas. Recibiréis esto:




Bueno, parece que era fresco. Para los menos amantes del pescado crudo hay algunos platos alternativos en la carta como Tempura y algún pescado cocinado. El precio es contenido, esta cena para cuatro costó 11.000¥

Como cada noche, el que quiera salir tiene miles de oportunidades, tal vez la mejor volver a Roppongi ahora que ya lo conocéis. Para los sosos como yo, vuelta al hotel a cerrar el equipaje.

Japón, día 8




sábado, 19 de mayo de 2012

Una semana en Japón (7). Día 6: Nikko y Tokio.

Me temo que he dejado pasar demasiado tiempo desde que hicimos el viaje a la escritura de estas últimas entradas. Algunos detalles empiezan a no estar frescos en mi memoria; a lo tonto hace justo un mes del día al que corresponde esta entrada. Espero no cometer ningún desliz demasiado grave, especialmente en los consejos de hoy.

Los participantes en pruebas rally-raid suelen distinguir entre etapas técnicas, etapas sprint y etapas de navegación. La nuestra de hoy lo tiene todo y es, sin duda, la más completa de todo el viaje. Desgraciadamente para nosotros la climatología no nos respetó y nos hizo perdernos uno de los puntos álgidos del día y, según vuestros gustos, incluso del viaje. A cambio pudimos disfrutar de Nikko con un número relativamente bajo de personas pululando, aunque la mortecina luz exigía un fotógrafo mucho mejor que yo para sacar algo decente de allí.

Hoy nos dirigimos al norte, a una región montañosa a unos 150 km de Tokio, en concreto al Parque Nacional de Nikko.  Dado que solo tenemos un día nuestra visita se centrará más en la parte "no natural" de Nikko: el conjunto de templos y santuarios de Nikko, nuestro tercer "patrimonio de la humanidad" de la semana. 

Antes de nada vamos a conocer a este señor:

Tokugawa Ieyasu, imagen tomada de la wiki
Ahí donde le veis, con la pinta de simpático que tiene, fue el primer sogún (sí, existe esa palabra en español), del periodo Edo y fundador de la dinastía Tokugawa, que duró 250 años y mantuvo Japón prácticamente en la Edad Media hasta la restauración Meiji en torno a 1868, nada menos (¿habéis visto "El último samurái"?) Viene a colación este señor porque se le ocurrió construirse un santuario-mausoleo junto a unos templos preexistentes en Nikko. Ese santuario, el Toshogu Shrine es, probablemente, el templo/santuario más suntuoso y espectacular de Japón. Nada que ver con lo que vimos en Kyoto hace solo unos días. Solo por ver este santuario merece la pena acercarse a Nikko, pero obviamente hay mucho más.

Bien, dejémonos de rodeos y vayamos al lío.

Como sé que escribo para gente muy inteligente, no os voy a decir desde qué punto de Tokio salimos hacia Nikko, solo os diré que partimos desde el km. 0 y en tren, obviamente. Como siempre armados con nuestro JRP cogeremos el Shinkansen Yamabiko 53 hasta Utsunomiya y depués la línea JR Nikko hasta Nikko:

Horario del tren de Tokio a Nikko

Varios Shinkansen en la estación

Por cierto, por si hay algún aprensivo a bordo, el Yamabiko sigue hacia Fukushima después de parar en Utsunomiya aunque, tranquilos, nosotros nos quedamos a 130 km de la central (o lo que queda de ella). Una vez en Utsunomiya, el transbordo a la línea de Nikko no tiene pérdida, está magníficamente indicado.

Tras salir de los andenes del Shinkansen nos encontramos enseguida con indicaciones de Nikko

Como habéis visto en el horario tras unas dos horas de viaje en total habremos llegado a Nikko, pero ya os dije que nuestra etapa de hoy es muy "técnica". La prueba no ha hecho más que comenzar...

Una vez llegados a Nikko, vamos a experimentar otra de las peculiaridades de Japón. Hemos llegado  usando el tren de la JR, pero hay otra compañía ferroviaria privada que usa su propia infraestructura, así que a poco más de 100 m de la estación de JR (a la que hemos llegado) hay otra estación: la de Tobu. Como resulta que esta misma compañía opera los autobuses que se mueven por la zona, es allí donde nos tenemos que dirigir. Salimos de la estación de JR, giramos a la derecha y ya vemos la estación de Tobu, solo hay que subir 100 m de cuesta. A la entrada de esta segunda estación sí que hay una oficina de información y venta de billetes. Por comodidad compramos un billete válido para dos días en el trayecto Nikko - Chuzenji-onsen (2000¥ por adulto). Allí nos dan horarios y mapas para ubicarnos aunque algunos están exclusivamente en un perfecto japonés. Los autobuses paran en unas marquesinas frente a la entrada principal de la estación Tobu. Para evitar líos, al preguntar y comprar los billetes decid que queréis ir a las Kegon falls (Kegon no taki en Japonés). Hay autobuses con mucha frecuencia y el trayecto dura unos 45 minutos, al principio por zona urbana y después por una enrevesadísima carretera que sube al lago Chuzenji, situado a unos 1300 m de altura. El día que nosotros hicimos esta visita el cielo estuvo amenazando lluvia durante toda la jornada y hacía bastante frío, lo que finalmente frustró el objeto principal de subir hasta Chuzenji, pero ya llegaremos a eso.

Al poco de iniciar la marcha el autobús deja atrás el núcleo urbano de Nikko y vemos a nuestra izquierda el famoso puente sagrado en el que, por la tarde, terminará nuestra visita. A continuación comienza la subida al lago. Al principio no es gran cosa, pero los últimos km son de aúpa. De hecho han desdoblado la carretera y la subida y bajada son por rutas completamente diferentes.

Para que os hagáis una idea. Esta es la bajada.

Según subíamos cada vez había más niebla y...¡nieve! pero claro, ya que habíamos llegado hasta allí había que intentarlo.

Y ahora, por favor, ¡PAREN LAS MÁQUINAS! ¡ENCONTRAMOS UN ERROR EN LA INFORMACIÓN RECIBIDA! De haber sucedido en España sería lo más normal del mundo, pero en Japón esto no es nada habitual. En el autobús yo iba fijándome en las paradas tanto en japonés como en caracteres occidentales para evitar líos; hay que prestar bastante atención ya que son más de 20 paradas y el autobús no se detiene en todas, pero tiene la típica pantalla en la que van apareciendo los nombres. Cuando pasamos la que en mi mapa aparecía como anterior a la nuestra pulsé el botón y nos preparamos para bajar. El autobús paró y nos bajamos... en medio de un páramo con una niebla tal que no se veía el otro lado de la carretera. Desde luego, aquello no parecía la estación de autobuses de Chuzenji-onsen y, claro, no lo era. En la carretera había un indicador hacia un hotel (hotel que no aparece en Google maps, así que debe ser bastante nuevo) así que allá me tiré a preguntar, a punto de conectar el modo pánico. Como pude me entendí en recepción, ya que su nivel de inglés era casi peor que el mío de japonés: la estación de autobuses era la siguiente parada y estaba a unos 500 metros siguiendo la carretera. Bajamos a DEFCON 3 mientras avanzábamos por la carretera. Es curioso como cambia la niebla la percepción de las distancias, las orientaciones y hasta los sonidos...

Una vez localizada la estación de autobuses no hay más que avanzar por la misma carretera, pasar un aparcamiento al aire libre a la derecha y tomar la siguiente calle a la derecha hasta las Kegon falls. En total 400 m. Era mi segunda vez en la cascada y todavía no la he visto. Para que os hagáis una idea de como estaba el patio:


Y foto prestada de la wiki de lo que se supone que íbamos a ver:


Así que poco más os puedo contar de la cascada de Kegon, al menos de primera mano. El día no comenzaba bien en Nikko y yo me sentía un poco estúpido par haber organizado tanto traslado para nada. Volvimos a la estación de autobuses y nos dispusimos a esperar el nuestro (destino Nikko JR). Como hacía bastante frío nos metimos unos minutos en la sala de espera y muy buena cara no debíamos tener ya que unas señoras que estaban allí alrededor de una estufa nos dieron algo de comer. Muy majas ellas.

Impresionante documento

Bueno, una vez tomado el autobús nos preparamos psicológicamente para ver el paisaje y seguir el mapa sin marearnos. En este caso no llegaremos hasta la última parada, sino que nos vamos a bajar en Nishisando algo antes del final. Muy cerca de la parada de autobús sale un camino hacia la izquierda que sube hacia la zona monumental. Nos encontraremos una taquilla donde podemos comprar el billete combinado para todos los templos (1000¥ aunque ¡ojo! no incluye la visita a la tumba de Don Ieyasu, a la que se accede desde su mausoleo. Se puede pagar aparte allí mismo). Nosotros aprovechamos para comer algo en un garito justo antes de entrar a la zona monumental. Básicamente vamos a visitar cuatro templos/santuarios:
Son todos muy distintos, pero están en una zona muy reducida, increíblemente integrados en el bosque. Contad con un par de horas mínimo para verlos con tranquilidad. Ojo con la hora, a las 1700 debemos estar fuera! No creo que tenga mucho sentido dar demasiadas explicaciones de los templos, hay muchos sitios de los que sacar información y lo importante es, sobre todo, disfrutar de los detalles que vayáis descubriendo. Os voy dejando unas cuantas fotos variadas de los templos. Los famosos monos que se tapan los ojos, la boca y las orejas están en unos relieves situados en lo que fueron las cuadras del Toshogu Shrine. De hecho hay monos silvestres por la zona, aunque yo solo los he visto desde el autobús y a cierta distancia.










Después de verlo todo con tranquilidad salimos del recinto por el acceso sur y bajamos una empinada cuesta hasta el río, justo frente al puente sagrado Shinkyo. 

Shinkyo

Cruzamos el río por un puente paralelo al sagrado y podemos coger el autobús para bajar de nuevo a la estación de JR, donde os recomiendo coger este tren, que nos deja en Tokio a una hora razonable, aunque si podéis coger uno anterior, mejor:


De vuelta en Tokio, os sugiero hoy cenar en un lugar que no destaca por su gastronomía, precisamente, pero es famoso en el mundo entero por esto:


El  Nishiazabu Gonpachi es el restaurante que teóricamente inspiró a Quentin Tarantino el escenario para esta lucha de Kill Bill, depués incrementó su fama cuando Koizumi san llevó a Bush jr. san a cenar a este restaurante situado en Roppongi. Para llegar allí tomaremos el metro hasta Roppongi, en la línea Hibiya y salimos a la calle por la salida 2, desde allí son unos diez minutos andando por la avenida principal. No tiene pérdida. Aunque el restaurante es muy grande, tal vez convenga que reservéis ya que suele estar bastante lleno. Para que no haya dudas:


En realidad os sugiero este sitio para cenar más que nada por el lugar al que vamos a ir después de la cena, una de mis visitas obligadas cada vez que voy a Tokio y, además, esta vez con sorpresa. 

Cuando salgáis del Gonpachi cruzad la calle y subid de nuevo hacia Roppongi. A vuestra derecha veréis un complejo de edificios muy alto llamado "Roppongi Hills". Mirad hacia arriba, vamos allí. Es complicado explicar por donde se entra, pero seguid las indicaciones a la Observation deck (1500¥, intentad llegar antes de las 2130). Hasta hace poco permitían una vista espectacular pero más o menos estándar de una buena parte de Tokio, ahora es mejor ya que permiten subir al helipuerto y ver lo mismo sin panel de cristal por medio, sintiendo el viento y oyendo el ruido que llega de abajo, que es más bien poco, por cierto. Las vistas son espectaculares y es una gran forma de despedirse de esta enorme ciudad, así que por lo general subo el último día que estoy allí aunque en este caso no fuera así.

La Tokyo Tower desde Roppongi Hills. No me dejaron usar trípode,
así que es bastante mejorable

Impresionante la ciudad desde ahí arriba. Curiosamente nunca he subido de día, no sé si la sensación será la misma. 

Roppongi es el barrio más famoso por sus clubes de todo tipo y condición, así que si alguien quiere probar algo de marcha, este es el sitio. Con vuestro permiso, no voy a dar consejos al respecto, que cada cual explore lo que crea conveniente... ;-)

Para los demás vuelta al hotel en metro o taxi (unos 1500¥).

Pues bien, se acabó nuestro penúltimo día en Japón. Mañana será un día muy tranquilo según el programa estándar y algo más movido para los que hayan ido adelantando el trabajo que os he sugerido. De momento, a descansar.












miércoles, 16 de mayo de 2012

Una semana en Japón (6). Día 5: Tokio.

El jueves, nuestro quinto día en Japón, teníamos un par de compromisos privados que cumplir, así que tal vez os parezca un día un poco vacío, pero entended que durante un par de horas por la mañana y otro par de horas por la tarde estuvimos visitando a unos amigos.

Hoy el objetivo era el Tokio más tradicional, empezando por el mercado de Tsukiji, para después comer en Asakusa y visitar esa zona. Finalmente cenaremos de nuevo cerca del hotel, en Shinbashi.

Empezamos por uno de los corazones de Tokio: el mercado mayorista de pescado de la mayor ciudad del país con mayor consumo de pescado del mundo, lo que le hace el mayor mercado de pescado del mundo... Tsukiji. He de reconocer que desde niño tengo debilidad por las lonjas de pescado, no sé muy bien por qué, en realidad entonces solo comía pescado porque me obligaban. Afortunadamente para mí, he ido desarrollando el gusto por el pescado con el paso de los años ¡incluso por el pescado crudo!

Bien, hasta hace unos años, ir a Tsukiji era sinónimo de un buen madrugón. Ya que ibas, había que aprovechar para meterse "hasta la cocina" y ver las subastas de atún fresco y congelado, lo que equivalía a andar por allí no mucho más tarde de las 0500. En varias ocasiones he aprovechado para visitarlo justo antes de salir de vuelta hacia España; con ese madrugón llegaba cansadillo al avión y eso me garantizaba alguna hora de sueño en vuelo. Desde hace no mucho, parece que se han puestro estrictos con la prohibición de acceso a la zona de subastas durante el transcurso de éstas, así que no tiene sentido ir tan temprano. El ambiente general del resto del mercado se puede apreciar perfectamente entre 0800 y 1000, por ejemplo. Para los más valientes no hay que descartar la posibilidad de desayunar en cualquiera de los puestecillos alrededor (e incluso dentro) del mercado.

La zona verde es la ocupada por el mercado y aledaños (unos 700x500m)


Cortando atún en Tsukiji (esta foto es de un viaje anterior)
Tsukiji está pegado a Ginza y a Shidome. Si os habéis alojado en el hotel Villa Fontaine, hay menos de diez minutos andando hasta el mercado. De no ser así, la estación de metro más cercana es Tsukiji-jo. El mercado es un área abierta, así que no podemos señalar una "entrada", aunque yo suelo acceder por el lugar en el que está la chincheta en el mapa. La zona más cercana a la bahía está ocupada por las salas de subasta, rodeadas por múltiples puestos mayoristas que abastecen básicamente a restaurantes de Tokio, Lógicamente también hay una variedad servicios auxiliares necesarios para la actividad del mercado, desde proveedores de hielo, fabricantes de cuchillos y accesorios para pescadería o tallercitos de reparación para los vehículos que mueven el pescado por el mercado y alrededores. No hay problema en curiosear todo lo que queráis por los puestos, pero cuidado si vais en hora de máxima actividad, el tráfico de carritos puede ser infernal. Una vez vista la zona de puestos de pescado en sí, podéis dedicar un rato a todas las tiendas aledañas de accesorios, cuchillos, pescado seco, útiles para restaurantes de sushi...

Uno de los carritos del infierno. Foto, también, de otro viaje.

Acuario en el que mantienen vivo el famoso "fugu"
Terminamos la visita al mercado con dos fotos más que sí son de este viaje:

Vista general de uno de los callejones entre puestos

Uno de los fabricantes de cuchillos "empaquetándome" uno

Como os dije al principio, el día de hoy es un poco suave tal y como os lo voy a contar, ya que falta la parte privada del viaje, pero como ya hicimos ayer, os voy a proponer una visita adicional que finalmente dejará un día libre para un viaje extra.

Desde Tsukiji nos dirigimos en metro hacia Asakusa, donde visitaremos uno de los barrios más tradicionales y bulliciosos de Tokio (bien es cierto que básicamente por la enorme afluencia de turistas, tanto locales como extranjeros). Si vamos directos desde Tsukiji tenemos que coger la Oedo line hasta Kuramae y hacer allí transbordo a la Asakusa line hasta Asakusa. Aprovecho aquí para un par de precisiones sobre el metro en Tokio: 
  • El precio del billete varía dependiendo del destino, aunque es muy parecido. A la entrada de cada estación tenéis un mapa del metro en el que aparece el importe del billete hasta esa estación en concreto. Suele ser muy grande y estar justo sobre las máquinas expendedoras. Una vez sepáis el precio que tenéis que pagar, se sacan los billetes (podéis sacar varios a la vez) en la máquina introduciendo el importe. Si hay transbordo a veces hay que pagar más.
  • En la estación de salida definitiva, tenéis que meter el billete en los tornos de salida. Si todo ha sido correcto, la máquina se queda el billete y os deja salir. Si ha habido algún problema os devuelve el billete y NO OS DEJA SALIR (Panic mode ON)
  • Si es este último vuestro caso, justo al lado de los tornos de salida hay otra maquinita para ajuste de tarifa, creo recordar que pone "fare adjust" en inglés, pero no tiene pérdida. Metéis el billete y os dirá cuanto más tenéis que pagar. Una vez pagada la diferencia la máquina os devuelve el billete y ya podéis salir por el torno (Panic mode OFF). Si todo lo anterior falla, buscad una garita y poned cara de turista despistado, os dejarán salir.
  • Algunos transbordos requieren salir a la calle y caminar un buen trecho hasta entrar de nuevo en el metro por otra boca. Suelen estar bien señalizados, incluso en la calle. Os lo digo para que no penséis que habéis metido totalmente la pata.
Bueno, ya estamos en Asakusa. Pasaremos en este barrio unas dos horas más la comida así que, aunque os voy a sugerir la comida lo primero, os tendréis que ajustar dependiendo de la hora a la que hayáis llegado, lo más probable es que os cuadre mejor comer al final de la visita.

Nada más salir del metro nos ubicaremos con suma facilidad, ya que esta zona ofrece desde este año una de las vistas más distinguibles de Tokio. Al ya famoso edificio de Asahi, con su forma de vaso de cerveza y la llama de Philippe Starck, se ha unido una nadería, una torrecita de 634 metros: la (o el, no sé) Tokyo sky tree. La han inaugurado hace literalmente cuatro días, a finales de febrero de este año y se ve desde... bueno, se ve casi desde Madrid así que no os digo más.

La torre vista desde la puerta de entrada a la zona peatonal de Asakusa.
Tiene mérito, en esta foto no parece tan grande.

Respecto al edificio de Starck, a veces me han contado que quiere recordar a un vaso de cerveza y una taza de café humeante, pero buscando info sobre la llama hay explicaciones más de diseñador (espíritu del pueblo y tal). También se la conoce como "The golden turd" (la boñiga dorada). Nada que objetar.

En Asakusa tocaba comer tempura en alguno de los varios restaurantes de este tipo que hay por la zona. La tempura (¿o será el Tempura?) es una de las comidas típicas japonesas más aceptables para el español medio, no en vano tiene origen ibérico y fue llevada a Japón por los jesuitas portugueses. Está relacionada en la lejanía con la fritura andaluza. No nos complicamos la vida, el elegido fue este:


...y no resultó nada mal. Tempura más que correcta servida con la calle peatonal de Asakusa a la vista y por un precio de unos 8000¥ para los cuatro.

Imagen tomada desde la ventana del comedor del  Tempura Sansada

Después de eso entramos directamente en la calle de los chiringuitos de souvenirs, tras pasar la "puerta" de Asakusa:

Avenida de los chiringuitos en Asakusa

Unos 300 metros después llegamos al templo de Asakusa kannon. Un templo sin demasiado interés artístico, pero bastante frecuentado por los tokiotas para atufarse de humo de incienso:


Desde el templo nos damos una vuelta por la parte más real del barrio, hacia el oeste del templo. Está poblada de casas de apuestas, pachinkos, espectáculos eróticos y... ¡gran descubrimiento! ¡las tiendas que venden las imitaciones en plástico de los platos que se sirven en los restaurantes! No deja de ser curioso e interesante. Como os digo, un par de horas en total y estamos listos para volver al metro de nuevo en la misma estación a la que llegamos.

Desde aquí, los que quieran ampliar el día pueden dirigirse a Akihabara (en metro, con transbordo en Asakusabashi. describiremos esta visita en la entrada del sábado). Los demás estamos listos para ir a cenar. Si la comida no fue hoy demasiado exigente con los estómagos europeos, la cena sigue el mismo principio. Vamos a cenar en un robatayaki, que es uno de los tipos de Izakaya o taberna típica japonesa. En los robatayakis el o los cocineros se colocan de rodillas frente a una parrilla de carbón rodeada de una serie de alimentos frescos, normalmente pescados y verduras. Los comensales se sientan a su vez en  una barra baja con toda la comida al alcance de la mano (ojo, no se toca, el cocinero nos sirve). A veces hay alguna mesa alrededor y varios "camareros" que ayudan al cocinero. En realidad todo el personal suele ser camarero y cocinero y se van turnando, no debe ser muy agradable lo de estar tanto rato de rodillas. En ocasiones había ido a un restaurante de este tipo en Roppongi, muy bueno pero muuuuuy caro, pero en este viaje encontré un robatayaki estupendo, tradicional y muy barato cerca de Shinbashi. Se llama Musashi  y está exactamente aquí:

Para que os orientéis mejor le he puesto una chincheta roja a la locomotora de vapor que
hay a la salida de la estación de Shinbashi

El sitio estaba lleno, sólo les quedaba una mesa tradicional japonesa, sin sillas y sin el truco del agujero bajo la mesa, así que tocó un poco de contorsionismo. Éramos los únicos no asiáticos (y supongo que no japoneses) del local, lo que me dio buena espina. Cenamos abundante pescado fresco a la brasa, verduras y gambas, así como un par de vieiras especialidad de la casa. Todo por unos 9000¥ para los cuatro. Además el trato fue de lo más amistoso así que recomiendo el local sin ninguna reserva. Hablando de reservas, no sé si se podrá reservar, nosotros tuvimos suerte de poder sentarnos.


Dos tomas opuestas de Musashi. No es más grande que lo que veis.
La primera  la hizo mi churumbel.

Desde aquí al hotel fue un corto paseíto, así que terminamos nuestro quinto día en Japón bajando la cena y pensando en el tiempo que nos haría el día siguiente (viernes), uno de los días en los que la lluvia nos vendría peor dado que nos íbamos a trasladar a una de las joyas de Japón: Nikko. Ya os adelanto que la suerte no nos sonrió, aunque tampoco fue del todo adversa.

Ahora que ya os habéis leído la entrada completa os reconoceré que tiene una pequeña trampa. En realidad no cenamos en Musashi el jueves. Estaba previsto que así fuera, pero nos surgió un compromiso y tuvimos que posponerlo e ir el viernes. Mañana os recomendaré cenar en un restaurante al que, en este viaje, no fuimos, pero eso es otra historia...

Japón, día 6








miércoles, 9 de mayo de 2012

Una semana en Japón (5). Día 4: de Hakone a Tokio.

Los tres primeros días de nuestra estancia en Japón estaban bastante programados y cerrados. De hecho, cumplimos muy bien con el programa. La segunda parte del viaje, sin embargo, la tenía algo más abierta y flexible; había visitas suficientes para cubrir todos los días e incluso alguna de reserva, pero todas ellas se podían mover y combinar casi a conveniencia. En este blog os las pondré en el orden en las que las hicimos en este viaje, si alguien quiere reordenarlas no dudéis en preguntar en los comentarios.

El día de hoy estaba originalmente programado como un día casi de descanso, aprovechando la estancia en el onsen hasta media mañana y saliendo con tranquilidad hacia Tokio. Debido al mal tiempo que nos hizo el primer día de estancia en Hakone y aprovechando que el Hakone free pass es válido para dos días, decidimos repetir la ronda en la mañana del miércoles y partir luego directos hacia Tokio. Aquí vuelve a ser importante el hecho de no llevar equipaje al haber mandado las maletas directamente desde el hotel en Kioto al de Tokio. Gracias a ello pudimos salir desde el hotel con todas nuestras pertenencias y no volver a por ellas.

En caso de que no queráis repetir la visita ni disfrutar del onsen, lo más lógico es ir directos a Tokio y elaborar un programa alternativo para el miércoles (os lo propondré al final de la entrada de hoy), con lo que ganamos un día para una visita adicional que os sugeriré fuera de programa.

No os daré de nuevo todos los detalles de la ronda de Hakone, ya que es igual que la de ayer. De hecho, algunas de las fotos que puse ayer en realidad son del segundo día, en el que hizo mejor tiempo. Aún así, las nubes no nos dejaron ver el monte Fuji: Fuji san 2 - Familia López 0.

Os añado en cualquier caso algunas fotos adicionales de nuestro día y medio en Hakone:

Entrada de nuestro ryokan

Bajando en teleférico hacia el lago Ashi
Camino en el parque (Dogashima)

Una vez llegados de nuevo a Motohakone tomamos el mismo autobús que el día anterior, pero ahora llegamos hasta el final de la línea en la estación de Odawara. Comprobad de nuevo el horario para ajustaros al autobús que más os interese. El trayecto desde el embarcadero hasta la estación de Odawara dura aproximadamente una hora. Una vez en la estación no tenéis más que coger el primer shinkansen hacia Tokio, hay muchísimos y el trayecto dura unos 35 minutos. Pan comido, dada la experiencia que vamos acumulando.

Y por fin, señoras y señores, llegamos a  Tokio, una megalópolis de 13 millones de habitantes, con una densidad de población de más de 6000 personas/km2, que forma una conurbación alrededor de la bahía de Tokio que, según cómo de ampliamente la consideremos, alcanza los 35 millones de habitantes. La acumulación urbana más grande del mundo, sin más. Una ciudad sorprendente, se mire por donde se mire: por su tamaño, por sus horarios, por su limpieza, por sus vías de tren y autopistas a la altura de un sexto piso, por su ausencia de ruido (para ser la ciudad moderna que es), por su ausencia de centro, por sus Pachinkos... por cierto, en este viaje he entendido por fin cual es la función de los pachinkos: estos japoneses han inventado un sistema que concentra todo el ruido de la ciudad en estos antros, así las calles son más transitables aunque abrir la puerta de un pachinko sea exponerse a niveles de ruido prohibidos por la OMS.

La primera vez que pisé Tokio, en el año 2001 me sentí como Paco Martínez Soria en "La ciudad no es para mí". Estoy seguro de que los tokiotas eran capaces de imaginarme con la maleta de cartón y la gallina



Aún así, es sorprendente lo rápido que se acostumbra uno a que las cosas, sencillamente, funcionen. Estoy seguro de que vivir en Tokio debe ser muy duro para un ciudadano medio, pero como turista me parece muy sencillo adaptarme a una ciudad con una gama de servicios tan amplia y al alcance de la mano.

Como hemos venido en shinkansen nos bajaremos en la estación de Tokio. Así dicho parece que Tokio solo tuviera una estación...¡ja! es una de docenas. Como os podéis imaginar por el nombre es la principal, aunque no en número de viajeros. Es un edificio de estilo europeo, de lo poco que sobrevive en Tokio de antes de 1945. En su interior está el Km.0 de la red de ferrocarriles japonesa:


Puesto que vamos sin equipaje podemos continuar hasta el hotel en tren (Shinbashi station) o metro (Shiodome), en ambos casos suponiendo que uséis el recomendado Villa Fontaine Shiodome. Os recuerdo que con el JRP el tren dentro de Tokio está incluido, lo que nos puede hacer ahorrar bastante en billetes de metro si buscamos una alternativa con JR, como es el caso yendo a Shinbashi en lugar de Shiodome. Otra opción es ir en taxi, nada caro en Tokio, en este caso unos 1200¥.

Una vez comprobado que nuestro equipaje está en el hotel y tras unos minutos de refresco nos lanzamos a dar el primer paseo por la ciudad. En concreto vamos a pasear por Ginza, el palacio Imperial, Marunouchi, Yurakucho y vuelta de nuevo al hotel a través de Ginza. Os propongo un paseíllo de unos 6,5 km en torno a Ginza:

Ruta en torno a Ginza

Ginza es uno de los múltiples barrios de Tokio, se supone que el más comercial y el más caro, una zona agradable para pasear y contemplar, tanto las tiendas como a los locales. Me refiero a los habitantes de Tokio, no los locales comerciales. En este paseo haremos altos en:
En esta foto salgo hasta yo!
  1. BIC Camera de Yurakucho, justo tras la estación de tren del mismo nombre. Una de mis debilidades y parada obligada cada vez que voy a Tokio. Si tenéis algún capricho, recordad que podéis pedir que os descuenten los impuestos O sacaros la tajeta de socio, con la que se obtienen descuentos del entorno del 10%, dependiendo del producto. La tarjeta se saca en el acto y se puede usar inmediatamente. Ahora han abierto, justo enfrente, un OUTLET bastante interesante.
  2. JARDINES DEL PALACIO IMPERIAL. A vuestra discreción, tampoco es un lugar para pasar demasiado rato.
  3. LOFT de Yurakucho. Descubierta ene este viaje, una nueva debilidad, casi perdición. Está también en el entorno de la estación y es una tienda de... bueno es difícil de explicar. Mejor verla. Está aquí , en el mismo edificio que MUJI, aunque como es nueva no aparece en la foto.

  4. Ver mapa más grande
  5. MARUNOUCHI 



Ver mapa más grande

Os sugiero subir al último piso de este edificio que veis en la inserción de Google maps. Está justo frente a la estación de Tokio y se puede subir libremente, no os dé apuro. Los ascensores que suben a los restaurantes de los últimos pisos están un poco escondidos  en una de las esquinas de la planta baja. Desde allí se tienen buenas vistas de esta zona de Tokio y de los jardines del Palacio Imperial:

Lamento los reflejos, me fue imposible evitarlos

Dependiendo del tiempo del que dispongáis, callejead libremente por Ginza, tanto por las dos calles principales como por las demás. Ginza es totalmente cuadriculado, así que no tiene pérdida. 


Un par de imágenes de Ginza. La superior es justo del cruce de calles central y más importante del barrio

Después de ver todas las tiendas lujosas del mundo mundial, esta noche probaremos una cena muy popular, tradicional y económica: el yakitori. En Tokio hay varios "yakitori alley", generalmente en los alrededores de las estaciones de tren. Bueno, en Japón TODO está en los alrededores de una estación de tren. Por proximidad y facilidad nos vamos a dirigir de nuevo a Yurakucho. Justo debajo de las vias del tren, en el extremo Sudoeste de la estación (hacia Shinbashi, vamos), hay una serie de garitos bastante bulliciosos. Elegid el que más rabia os dé, todos son cutres, ruidosos y humeantes, pero los pinchitos están deliciosos. Pensad en unos 2000¥ por persona para quedar más que satisfecho de pinchitos de pollo, verdura y cerveza.



Los Yakitoris de Yurakucho
Desde Yurakucho podemos volver tranquilamente andando al hotel. Lo más directo es via Shinbashi, pero podemos dar un pequeño rodeo y volver a cruzar Ginza por la noche. De camino hacia el hotel, se pasa por otra de mis debilidades menos glamourosas: Una tienda de la cadena DONKI (que viene de Don Quijote, por cierto) situada justo en las esquina entre Ginza y Shiodome. Es otra de esas tiendas indescriptibles que abre las 24 horas y en la que puedes comprar desde un tubo de wasabi hasta un Rolex de 5000€ o un bolso de Louis Vuitton, pasando por un boli, una bicicleta o una tienda de campaña.. y no penséis que son unos grandes almacenes, es solo una tienda, abarrotada y laberíntica, pero tienda. Un "must see" en el que siempre acabo comprando algo (por ejemplo mi actual maletín para el ordenador, un Victorinox expansible estupendo).


El DONKI de Ginza

Y hasta aquí nuestro primer contacto con Tokio. Para el primer día no está mal, creo.

Debo aún a los que hayan querido llegar temprano a Tokio un programa alternativo que consistiría en las visitas al barrio de Asakusa y el museo de Tokyo-Edo. Ambos puntos están cerca y las visitas aparecerán en la entrada de mañana y en la del último día. Lo más lógico sería llegar al hotel y marchar desde allí hacia Asakusa, comer en el restaurante de Tempura del que os hablaré y emplear parte de la tarde en ver Asakusa. Después trasladarnos a Ryogoku (unos 2 km andando) y, junto al estadio de SUMO, entrar a ver el museo de Tokyo-Edo. Como os digo, hablaré de ambos lugares en próximas entradas: Japón, día 5