sábado, 30 de enero de 2021

Panolys en la Nueva Nueva España (VII): Nunca quise ir a LA

 

Bien, queridos ninios, cerremos el asunto de la Nueva Nueva España, que había quedado colgando y sin rematar y, además (no me lo credo ni yo), creo que tengo nuevo tema para una entrada de las formales. Veremos si se sustancia.


El famosérrimo y prescindible muelle de Santa Mónica

Nos habíamos quedado con ben sabor de boca en la última misión visitada, La purísima de Lompoc. Desde allí nos fuimos a -Insertar aquí barrio shungo de vuestra ciudad- con playa. Originalmente tenía alojamiento al lado del DolbyTheatre en Hollywood, pero me dejé convencer de cambiar a Santa Mónica. No es que Hollywood hubiera sido mucho mejor, la verdad es que ambos sitios me parecieron bastante poco atractivos… será porque se acababa el Panolyviaje, no sé. A lo que voy: que Santa Mónica muy mal, el muelle un truño, mucha gente malencarada y turista perdido, la playa aún pedor que cualquier playa de las costas de Somalia rodeado de señores de la guerra con hienas encadenadas de animal de compañía, el hotel carísimo y malo (un Marriott, ojo. Bueno, a ver, el hotel en sí no era malo, pero el trato fue tirando a pésimo). Aquí debe haberse asentado otra raza diferente, porque lo que había sido amabilidad y buenrollismo todo el viaje se transformó en bordería y refunfuñaje. Ya digo que, al contrario que Loquillo, nunca quise ir a LA, pero era un trago que había que pasar.


Er Mushasho en el Observatorio Griffith con una visibilidad manifiestamente mejorable de la ciudad

A los únicos sitios que nos movimos fue al observatorio Griffith (34.119038, -118.300485), a afotar el cartel de Hollywood desde un par de sitios  (34.126575, -118.326417, por ejemplo. Aquí me calzaron una multa de 62 USD por aparcar mirando pabajo en lugar de parriba). Obviamente Los Ángeles es una ciudad muy relacionable con el cine y hay mil sitios que recordar de alguna película. Pooooor ejemplo, me permito recordar el observatorio Griffith a través de Rebelde sin causa (claro) y para el cartelón de HOLLYWOOD vamos a ser algo más originales y recomendar Argo que, aparte de ser una película bastante apreciable, lo muestra hecho porvo y medio derruido como estaba en los '70. 


Aquí fue donde la multa

De allí nos fuimos al paseo de la fama en Hollywood Boulevard a ver las huellas, las estrellas, el glamour…. A ver cómo os explico… Esa zona tiene pinta de polígono industrial de las afueras, de esos que han puesto un megachino y un restaurante “Gran Muralla” o “Hong Kong City” con pagodas falsas de plástico, sólo que lleno de turistas mirando nosequé con admiración. De verdad, todo muy, pero que muy, cutre salchichero. Además, como buena meca del cine, no sólo es que sea cutre, es que parece un decorado, quicir, detrás no hay nada más que edificios feos, solares y aparcamientos. No esperaba gran cosa y me encontré menos aún. Eso tuvo su parte buena para la Famiglia, ya que el bajón fue tal que ni media protesta hice ante la alternativa de volver al hotel y pasar la tarde en la playa. Así que me hice foto en las huellas del gran Mario Moreno “Cantinflas”, comimos una guarrerida infame enfrente del teatro Chino TCL y nos largamos con viento fresco (es un decir, hacía un calor sahariano). La única sorpresa positiva fue que el parking fue barato.

Y aquí viene bien comentar la segunda gran contradicción de este gran país, después del papel higiénico finorris: las monedas. Hay básicamente dos cosas que siguen funcionando con monedas en los EEUU, aunque en ambos casos el pago con tarjeta está viniendo a solucionarles a estos paisanos su cabezonería: las lavanderías y los parquímetros. Sobre las monedas hay dos cosas de Aurora Boreal:

  • Las de uso y circulación común son básicamente 4: de 1, 5, 10 y 25 centavos. Hay también de 50 c y de 1 USD, pero esas no se ven. Eso quiere decir que por cima de unos 0,22 € no hay moneda, ya pasas al billete de 1 USD. A ver, almas de cántaro, con la afición que le tenéis a las monedas en parquímetros y lavanderías, en las que no es anormal tener que meter 3 o 4 dólares para lavar y otros 3 o 4 para secar  ¿no os parece, digamos, poco operativo tener que hacer eso con 4 monedas por dólar? Literalmente tienes que ir con un saquito. En las lavanderías vaya que vaya, suele haber máquinas de cambio, pero en los parquímetros te ves fotut. Ya digo que ahora hay muchos parquímetros que admiten tarjeta, lo que debe ser carísimo, porque siguen con la técnica de 1 parquímetro por coche.

  • Lo que es de juzgado de guardia es que la moneda de 10 centavos se llama One Dime. Vale, perfecto, como nosotros le pusimos “rubia” a la peseta o “duro” a las 5 pesetas. Lo que ya no es normal es que en la moneda ponga “One Dime” y no 10 c. ¿Os imagináis una moneda de “cinco duros”? Y el turista despistao que arree… Si, a la primera ya lo has pillado, pero no deja de ser una estupidez.


La playuqui de Santa Mónica

El camino hacia Santa Mónica lo hicimos por Beverly Hills, recorriéndonos completo el Sunset Boulevard. Que sí, que muy pijo y molón y tal, pero ni paramos. Y eso que quería haber hecho una foto al hotel del a portada de “Hotel California” de los Eagles o, sencilamente otro en el cartel de la calle d¡que da nombre a la obra maestra que es "El crepúsculo de los Dioses" pero ni eso. Se me había ido quitando la ilusión a lo largo de la cutre mañana. Volvemos a la playa. Nos acercamos a la zona de la antigua Muscle beach, al lado del muelle de Santa Mónica que tanto nos había gustado la noche anterior. ¡Ah! Se me olvidó comentar que en el pugnetero muelle ese se supone que termina la ruta 66. La Famiglia se bañó y yo paseé y esperé la puesta de sol. No soy yo quien para juzgar playas porque todas me parecen un horror, pero ésta no debe ser de las buenas. A cambio, ofrece algunas posibilidades medio decentes de fotografiar puestas de sol.

Al día siguiente ya nos volvíamos, así que habíamos reservado la mañana para hacer bien el equipaje, las cuatro compras de rigor en un outlet...he de decir que en eso la Famiglia se portó estupendamente, cayeron sólo un par de Levi’s y otro par de camisetas. De hecho, como ya os dije, er mushasho había descubierto en San Luis Obispo el Ross (dress for less) y fuimos a uno en LA. Se compró dos camisetas de ultrasaldo de nosequé marca carísima de moda entre los surferos o patinadores o algo.

De ahí al aeropuerto y para casita.

Y, más o menos, eso es todo lo que puedo decir sobre la Nueva Nueva España sin enrollarme demasiado. Si, ya sé, es un final un poco anticlimático pero es que, de verdad, Los Ángeles me pareció un horror. Seguro que si vas a lo que vas y le dedicas tiempo tiene que ser una ciudad interesante, pero hay que tener mucha predisposición... especialmente después de todo lo bien que había salido lo anterior.



Panolyviajómetro: 8/10 (como referencia: Islandia 8,5/10, Croacia 5,5/10). Los dos últimos días en Los Ángeles privaron a la ruta por la Nueva Nueva España de, como poco, empatar con Islandia a la cabeza del Panolyviajómetro.



Con Dios