miércoles, 16 de mayo de 2012

Una semana en Japón (6). Día 5: Tokio.

El jueves, nuestro quinto día en Japón, teníamos un par de compromisos privados que cumplir, así que tal vez os parezca un día un poco vacío, pero entended que durante un par de horas por la mañana y otro par de horas por la tarde estuvimos visitando a unos amigos.

Hoy el objetivo era el Tokio más tradicional, empezando por el mercado de Tsukiji, para después comer en Asakusa y visitar esa zona. Finalmente cenaremos de nuevo cerca del hotel, en Shinbashi.

Empezamos por uno de los corazones de Tokio: el mercado mayorista de pescado de la mayor ciudad del país con mayor consumo de pescado del mundo, lo que le hace el mayor mercado de pescado del mundo... Tsukiji. He de reconocer que desde niño tengo debilidad por las lonjas de pescado, no sé muy bien por qué, en realidad entonces solo comía pescado porque me obligaban. Afortunadamente para mí, he ido desarrollando el gusto por el pescado con el paso de los años ¡incluso por el pescado crudo!

Bien, hasta hace unos años, ir a Tsukiji era sinónimo de un buen madrugón. Ya que ibas, había que aprovechar para meterse "hasta la cocina" y ver las subastas de atún fresco y congelado, lo que equivalía a andar por allí no mucho más tarde de las 0500. En varias ocasiones he aprovechado para visitarlo justo antes de salir de vuelta hacia España; con ese madrugón llegaba cansadillo al avión y eso me garantizaba alguna hora de sueño en vuelo. Desde hace no mucho, parece que se han puestro estrictos con la prohibición de acceso a la zona de subastas durante el transcurso de éstas, así que no tiene sentido ir tan temprano. El ambiente general del resto del mercado se puede apreciar perfectamente entre 0800 y 1000, por ejemplo. Para los más valientes no hay que descartar la posibilidad de desayunar en cualquiera de los puestecillos alrededor (e incluso dentro) del mercado.

La zona verde es la ocupada por el mercado y aledaños (unos 700x500m)


Cortando atún en Tsukiji (esta foto es de un viaje anterior)
Tsukiji está pegado a Ginza y a Shidome. Si os habéis alojado en el hotel Villa Fontaine, hay menos de diez minutos andando hasta el mercado. De no ser así, la estación de metro más cercana es Tsukiji-jo. El mercado es un área abierta, así que no podemos señalar una "entrada", aunque yo suelo acceder por el lugar en el que está la chincheta en el mapa. La zona más cercana a la bahía está ocupada por las salas de subasta, rodeadas por múltiples puestos mayoristas que abastecen básicamente a restaurantes de Tokio, Lógicamente también hay una variedad servicios auxiliares necesarios para la actividad del mercado, desde proveedores de hielo, fabricantes de cuchillos y accesorios para pescadería o tallercitos de reparación para los vehículos que mueven el pescado por el mercado y alrededores. No hay problema en curiosear todo lo que queráis por los puestos, pero cuidado si vais en hora de máxima actividad, el tráfico de carritos puede ser infernal. Una vez vista la zona de puestos de pescado en sí, podéis dedicar un rato a todas las tiendas aledañas de accesorios, cuchillos, pescado seco, útiles para restaurantes de sushi...

Uno de los carritos del infierno. Foto, también, de otro viaje.

Acuario en el que mantienen vivo el famoso "fugu"
Terminamos la visita al mercado con dos fotos más que sí son de este viaje:

Vista general de uno de los callejones entre puestos

Uno de los fabricantes de cuchillos "empaquetándome" uno

Como os dije al principio, el día de hoy es un poco suave tal y como os lo voy a contar, ya que falta la parte privada del viaje, pero como ya hicimos ayer, os voy a proponer una visita adicional que finalmente dejará un día libre para un viaje extra.

Desde Tsukiji nos dirigimos en metro hacia Asakusa, donde visitaremos uno de los barrios más tradicionales y bulliciosos de Tokio (bien es cierto que básicamente por la enorme afluencia de turistas, tanto locales como extranjeros). Si vamos directos desde Tsukiji tenemos que coger la Oedo line hasta Kuramae y hacer allí transbordo a la Asakusa line hasta Asakusa. Aprovecho aquí para un par de precisiones sobre el metro en Tokio: 
  • El precio del billete varía dependiendo del destino, aunque es muy parecido. A la entrada de cada estación tenéis un mapa del metro en el que aparece el importe del billete hasta esa estación en concreto. Suele ser muy grande y estar justo sobre las máquinas expendedoras. Una vez sepáis el precio que tenéis que pagar, se sacan los billetes (podéis sacar varios a la vez) en la máquina introduciendo el importe. Si hay transbordo a veces hay que pagar más.
  • En la estación de salida definitiva, tenéis que meter el billete en los tornos de salida. Si todo ha sido correcto, la máquina se queda el billete y os deja salir. Si ha habido algún problema os devuelve el billete y NO OS DEJA SALIR (Panic mode ON)
  • Si es este último vuestro caso, justo al lado de los tornos de salida hay otra maquinita para ajuste de tarifa, creo recordar que pone "fare adjust" en inglés, pero no tiene pérdida. Metéis el billete y os dirá cuanto más tenéis que pagar. Una vez pagada la diferencia la máquina os devuelve el billete y ya podéis salir por el torno (Panic mode OFF). Si todo lo anterior falla, buscad una garita y poned cara de turista despistado, os dejarán salir.
  • Algunos transbordos requieren salir a la calle y caminar un buen trecho hasta entrar de nuevo en el metro por otra boca. Suelen estar bien señalizados, incluso en la calle. Os lo digo para que no penséis que habéis metido totalmente la pata.
Bueno, ya estamos en Asakusa. Pasaremos en este barrio unas dos horas más la comida así que, aunque os voy a sugerir la comida lo primero, os tendréis que ajustar dependiendo de la hora a la que hayáis llegado, lo más probable es que os cuadre mejor comer al final de la visita.

Nada más salir del metro nos ubicaremos con suma facilidad, ya que esta zona ofrece desde este año una de las vistas más distinguibles de Tokio. Al ya famoso edificio de Asahi, con su forma de vaso de cerveza y la llama de Philippe Starck, se ha unido una nadería, una torrecita de 634 metros: la (o el, no sé) Tokyo sky tree. La han inaugurado hace literalmente cuatro días, a finales de febrero de este año y se ve desde... bueno, se ve casi desde Madrid así que no os digo más.

La torre vista desde la puerta de entrada a la zona peatonal de Asakusa.
Tiene mérito, en esta foto no parece tan grande.

Respecto al edificio de Starck, a veces me han contado que quiere recordar a un vaso de cerveza y una taza de café humeante, pero buscando info sobre la llama hay explicaciones más de diseñador (espíritu del pueblo y tal). También se la conoce como "The golden turd" (la boñiga dorada). Nada que objetar.

En Asakusa tocaba comer tempura en alguno de los varios restaurantes de este tipo que hay por la zona. La tempura (¿o será el Tempura?) es una de las comidas típicas japonesas más aceptables para el español medio, no en vano tiene origen ibérico y fue llevada a Japón por los jesuitas portugueses. Está relacionada en la lejanía con la fritura andaluza. No nos complicamos la vida, el elegido fue este:


...y no resultó nada mal. Tempura más que correcta servida con la calle peatonal de Asakusa a la vista y por un precio de unos 8000¥ para los cuatro.

Imagen tomada desde la ventana del comedor del  Tempura Sansada

Después de eso entramos directamente en la calle de los chiringuitos de souvenirs, tras pasar la "puerta" de Asakusa:

Avenida de los chiringuitos en Asakusa

Unos 300 metros después llegamos al templo de Asakusa kannon. Un templo sin demasiado interés artístico, pero bastante frecuentado por los tokiotas para atufarse de humo de incienso:


Desde el templo nos damos una vuelta por la parte más real del barrio, hacia el oeste del templo. Está poblada de casas de apuestas, pachinkos, espectáculos eróticos y... ¡gran descubrimiento! ¡las tiendas que venden las imitaciones en plástico de los platos que se sirven en los restaurantes! No deja de ser curioso e interesante. Como os digo, un par de horas en total y estamos listos para volver al metro de nuevo en la misma estación a la que llegamos.

Desde aquí, los que quieran ampliar el día pueden dirigirse a Akihabara (en metro, con transbordo en Asakusabashi. describiremos esta visita en la entrada del sábado). Los demás estamos listos para ir a cenar. Si la comida no fue hoy demasiado exigente con los estómagos europeos, la cena sigue el mismo principio. Vamos a cenar en un robatayaki, que es uno de los tipos de Izakaya o taberna típica japonesa. En los robatayakis el o los cocineros se colocan de rodillas frente a una parrilla de carbón rodeada de una serie de alimentos frescos, normalmente pescados y verduras. Los comensales se sientan a su vez en  una barra baja con toda la comida al alcance de la mano (ojo, no se toca, el cocinero nos sirve). A veces hay alguna mesa alrededor y varios "camareros" que ayudan al cocinero. En realidad todo el personal suele ser camarero y cocinero y se van turnando, no debe ser muy agradable lo de estar tanto rato de rodillas. En ocasiones había ido a un restaurante de este tipo en Roppongi, muy bueno pero muuuuuy caro, pero en este viaje encontré un robatayaki estupendo, tradicional y muy barato cerca de Shinbashi. Se llama Musashi  y está exactamente aquí:

Para que os orientéis mejor le he puesto una chincheta roja a la locomotora de vapor que
hay a la salida de la estación de Shinbashi

El sitio estaba lleno, sólo les quedaba una mesa tradicional japonesa, sin sillas y sin el truco del agujero bajo la mesa, así que tocó un poco de contorsionismo. Éramos los únicos no asiáticos (y supongo que no japoneses) del local, lo que me dio buena espina. Cenamos abundante pescado fresco a la brasa, verduras y gambas, así como un par de vieiras especialidad de la casa. Todo por unos 9000¥ para los cuatro. Además el trato fue de lo más amistoso así que recomiendo el local sin ninguna reserva. Hablando de reservas, no sé si se podrá reservar, nosotros tuvimos suerte de poder sentarnos.


Dos tomas opuestas de Musashi. No es más grande que lo que veis.
La primera  la hizo mi churumbel.

Desde aquí al hotel fue un corto paseíto, así que terminamos nuestro quinto día en Japón bajando la cena y pensando en el tiempo que nos haría el día siguiente (viernes), uno de los días en los que la lluvia nos vendría peor dado que nos íbamos a trasladar a una de las joyas de Japón: Nikko. Ya os adelanto que la suerte no nos sonrió, aunque tampoco fue del todo adversa.

Ahora que ya os habéis leído la entrada completa os reconoceré que tiene una pequeña trampa. En realidad no cenamos en Musashi el jueves. Estaba previsto que así fuera, pero nos surgió un compromiso y tuvimos que posponerlo e ir el viernes. Mañana os recomendaré cenar en un restaurante al que, en este viaje, no fuimos, pero eso es otra historia...

Japón, día 6








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