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martes, 4 de agosto de 2020

Panolys en la Nueva Nueva España (VI): de Frisco a LA


 NOTAS: Uno de los motivos por los que estoy tardando más de la cuenta en actualizar el relato es que blogger ha cambiado de interfaz y en el nuevo hay ciertas cosas que no están bien resueltas, como la ubicación de las fotos . Como veréis, no he conseguido más que dejarlas en medio como pasmarotes. Da un aspecto horrible, pero no consigo arreglarlo de momento (NOTA POSTERIOR: Parcialmente arreglado). El segundo motivo es que ha coincidido la rabia antiestatuas justo ahora, justo con la entrada en que hablaba de ella. Me estuve pensando si dedicarle una buena parte del relato, pero no creo que pueda hacer justicia, así que va a ser que no. Lo mencionaremos, en cualquier caso.



El poderoso Eclipse bajando por Lombard


...y tocaba madrugón porque era sábado y quería llegar a un determinado sitio antes de que se colapsaran los aparcamientos y no dejaran entrar. Este fue uno de los días que más renuncias tuve que hacer al programar: ni parada en Palo Alto/Stanford, ni en Mountain View (Cupertino=kk), ni en Laguna Seca, ni en 17 mile drive… al final decidí(mos) algo menos clásico: ir directos a Point Lobos. La ventaja de salir tan temprano es que me pegué el capricho de bajar en coche por Lombard, parar el coche en medio de la calle, bajarme y hacerle una foto al poderoso Eclipse sin molestar a nadie. Cumplimos objetivo y llegamos a eso de las 0900 a las inmediaciones del parque estatal, tan en hora que nos concedimos un desayuno formal. En un Starbucks, no os vayáis a pensar. De ahí directos a Point Lobos (36.518786, -121.949781), que ya tenía bastante afluencia, pero aún dejaban entrar sin problemas. Justo ese cabo estaba cubierto por nubes bajas, así que la visita no fue tan bonita como esperaba, pero el parque parece muy interesante. Recorrimos varias de las calas tranquilamente viendo pajarracos, focas, leones marinos y nada de sol. Con él debe ser espectacular.

Er Mushasho contemplando las evoluciones natatorias
de una foca (que sale en la foto) en Point Lobos


A continuación fuimos a una de las paradas obligatorias del viaje: la misión de San Carlos Borromeo de Carmelo (36.543342, -121.919531) en Carmel by the Sea, el pueblo del que Clint fue cherif, quicir, alcalde. Pequeña y relativa decepción, da la impresión de haber sido construida ayer para albergar un outlet modenno. Menos mal que al día siguiente vimos por fin una misión como es debido. 

Tal y como estaba el cielo y viendo que Monterey parecía soleado, metimos una de las variantes previstas: retroceder a comer en Cannery Row (36.614242, -121.898954). Cannery row es una zona de restaurantes y algún hotel junto a la costa en la parte sur de la bahía de Monterrey, casi al comienzo de la visitadísima 17-mile drive, que nosotros nos saltamos ya por cierto hastío. Así dicho parece chic y tal; de hecho tiene muy buen aspecto y mucha animación, pero si caes en la cuen de que estás paseando por antiguas plantas de enlatado de sardinas… mola menos. El caso es que está muy animado, hacía muy bueno y nos reconfortó el ánimo el fish&chips que nos tomamos mirando la playa. Lo que no me gustó tanto fue comprobar que, en algún momento, existió una marca de sardinas en lata llamada Portola (no Portolá, claro). Toma ya, les fundas todas las ciudades importantes del estado (en concreto y específicamente Monterrey, justo en la que estamos), se lo mapeas, les trazas los caminos y lo abres al mundo… y te dedican una lata de sardinas. Ya hablaremos del nefastísimo trabajo que ha hecho España y lo que se está permitiendo que según quienes digan de SU propio pasado. Lo dejo por ahora, que me enciendo (por si alguien quiere saber del ilerdense Portolá, aquí la entrada que tuvo en su momento
)

Bien, nada más comer partimos hacia el sur por la carretera de la costa (Cabrillo Hwy, en honor al primer europedo que oficialmente pisó California en 1542: Juan Rodríguez Cabrillo, aunque yo creo que es posible que fuera Alarcón un par de años antes en un arabesco colateral de la expedición de Coronado, pero no me voy a enrollar), atravesando el Big Sur con paradas obligadas pero a pie de carretera en el Puente Bixby (36.372490, -121.902900) y la cala McWay (36.158916, -121.670468). En el puente Bixby fue en el único sitio en el que nos encontramos gente, digamos, no amable. Varios lugareños mostraron a gritos desde su coche que no tenían demasiada simpatía por los turistas que ralentizaban la circulación. Algo de “Tourists Lock off!” gritaban. Bueno, igual no era Lock. 


La cala Mcway con su cascadita.
Es más idílica en foto que al natural, pero mola igualmente

A partir de ahí la carretera se descurviza un tanto y ya enfilamos hacia Cambria, donde hacíamos noche, previa última parada a ver los elefantes marinos del Elephant Seal Vista Point (35.662982, -121.257140) en la que puede ser considerada casi una parada AnlTVECI, S. Tienen una historia curiosa los elefantes estos: los miles que hay ahora a lo largo de la costa Pacífica de las Californias derivan de 15 o 20 ejemplares que quedaron vivos en algún islote perdido después de que los cazaran como si no hubiera mañana por sus grasotas. Hay una frase de la wiki que no me resisto a copiar: 


“They were thought to be extinct in 1884 until a remnant population of eight individuals was discovered on Guadalupe Island in 1892 by a Smithsonian expedition, who promptly killed seven of the eight for their collections” (En 1884 se pensaba que se habían extinguido, hasta que una una expedición del Smithsonian encontró una población residual de 8 ejemplares en la isla de Guadalupe en 1892. Inmediatamente mataron a 7 de los 8 para sus colecciones)"

 
Eso es una expedición ecologista y lo demás son tonterías. Afortunadamente no eran los 7 u 8 últimos... En fin, que llegamos a Cambria, que dio tiempo a un baño de la ninia y er mushasho en la piscina y nada más que contar de ese día. Bueno sí, que nos alojamos en el Cambria Pines Lodge, que resultó ser una especie de complejo hotelero que, aunque no le vendría ya mal una manita de pintura, era amplio, cómodo, con un personal (otra vez) de lo más amable y en el que, una vez más, el desayuno estaba incluido aunque nos habían dicho que no. Desayuno que fue opíparo y de lo más agradable al solecito en la terraza. Muy bien por el Pines Lodge.


Puesto que ayer era Sábado, hoy es Domingo, eso incluso en la Nueva Nueva España. Dado que por la zona había 3 misiones que quería visitar (y una cuarta que quité del programa por quedar un poco a trasmano) miré los horarios de misas y dejamos a la Santa atender el oficio en la misión de San Luis Obispo (35.280846, -120.665307) mientras yo me daba una vuelta con los ninios por el pueblo. Un pueblo de lo más “chic”, con toda la gente de “brunch”, todo muy pijo y tal… bueno, todo menos las paredes de un callejón que tienen literalmente cubiertas enteras de chicles pegaos. Asqueroso. Aparte de pasear por el pueblo teníamos como misión comprar víveres para comer en la siguiente parada AnlTVECI, S pero, a pesar de haber tanto chic en el downtown con el brunch en la morning del weekend… supermercados o tiendas de bocatas para llevar, ni una, lo que tendría funestas consecuencias, como veréis. Al menos, er mushasho descubrió aquí el ROSS dress for less y en LA tendría oportunidad de demostrar en otro establecimiento de la cadena que ha salido tan agarrao como su padre, que aún tiene la cara de Franco grabada en la palma de la mano de lo fuerte que agarró el primer duro que le dieron. La misión, por cierto, está plenamente integrada en el pueblo al que da nombre y en perfectísimo estado de revista. Por lo general el lugar transmite una sensación de lo más agradable, brunches aparte. Justo al lado de la misión hay un riachuelillo y varios locales con terraza que dan al mismo.

Misión de San Luis Obispo. Aquí no se ve la estatua de Fray Junípero, pero está.
O estaba, si no se la han cargado a estas alturas.


Bien entrada la fase de preparación del viaje había descubierto a escasos 25 km de San Luis Obispo un lugar más que propicio para la expansión de ninia, mushasho y adultos alike: nada menos que una playa en la que se entra con el coche, puedes alquilar buggies, quads y similares, cosa que no pensábamos hacer, pero al menos sí conducir por la arena, melena al viento, esquivando olas. Moreover, la playa practicable está adosada a un sistema de dunas protegidas que tenía muy buena pinta y, sabiendo como son los USeños, me imaginaba que no muy frecuentado dada su ubicación. Desgraciadamente, al no llevar bocatas preparados al final caímos en la tentación de comer en un garito al lado de la playa con un espléndido sol. Estaba muy lleno y tardamos algo más de lo previsto…. cuando salimos se había echado encima la niebla. La entrada a la playa  motorizable es por (35.105667, -120.630302), pero tras muchas horas de hinbestigación previa (en serio, lo miré y remiré), había determinado que el mejor sitio para aparcar y acercarse al parque de dunas era (35.094004, -120.616519)

Nos allegamos a la caseta que había en el acceso a la playa, desde donde se veían docenas de monstertrucks entrando y saliendo. La guarda me dijo que allá yo, que no estaba prohibido entrar, pero si me quedaba tirado no respondían. Miré a mi derecha y leí, isofato, la mente de la Santa: “Tú sabes con qué parte de tu anatomía vas a tirar del coche si empanzamos ¿verdad?”. Así que el poderoso Eclipse se quedó sin disfrutar en la arena de la Oceano Beach. Media vuelta y a las dunas. Echamos un rato largo de lo más agradable. Solos, solitos. Pena de niebla, porque el sitio mola mucho. Lo de pena de niebla es por las fotos, en vivo la mezcla de dunas, niebla y soledad daba un aspecto de lo más surreal onírico* que resultaba bastante atractivo. Un rato, al menos.

* Me requiere un lector a eliminar el inexistente palabro "surreal" de un texto como este, cuya brillantez raya con el virtuosismo. Para un lector que tengo que, además, tiene razón, le voy a hacer caso, aunque creo que el palabro definía mejor lo que allí había. Para mí, al menos. Pero vamos, que sea, que surreal fuera, onírico dentro.

¡Ese Panoly!


Esa noche ya acabábamos durmiendo en El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula, en adelante L.A. o, incluso, LA por economía de bytes, aunque me había dejado convencer en mala hora para elegir hotel en Santa Mónica. Error, pero ya llegaremos a ello. 

Decía que esa tarde teníamos bastantes millas por delante y aún una parada que me interesaba pero que en el programa estaba en categoría amarilla (Hay 4: negra, roja, amarilla y verde, ya pondré un pantallazo del excel). Otro error, debería haber sido categoría negra. Afortunadamente pillaba de camino y, aunque no hicimos esfuerzo por ello, llegamos antes de que cerraran. Se trata, ni más ni menos, de la única misión que nos transmitió, sobre todo a la famiglia, la sensación de lo que fueron, cómo lo fueron y por qué lo fueron. Ninios y Ninias, si queréis entender de un vistazo lo que supuso España en California y cuál fue el origen verdadero del estado más potente de los EEUU, con un PIB casi el triple que el de España, tenéis que visitar la Purísima de Lompoc. Da talmente la impresión que un día de 1821 los frays y los soldados españoles se piraron y todo está cómo quedó ese día. A ver, está completamente reconstruida, cuando se abandonó llegó a quedar en ruinas, pero lo han hecho con criterio y sentido. Creo que hay alguna otra misión en un estado parecido, pero más a trasmano, ésta es muy accesible. Aquí nos sorprendió la imagen que veis en la foto, que además contribuía a la sensación que os he dicho antes. La "Misión de la Purísima Concepción de María Santísima", que es el nombre completo de la Purísima de Lompoc, fue de las primeras misiones de la segunda etapa, una vez fallecido Fray Junípero y se fundó en 1787 (como es casi obvio por el nombre que le dieron, el día 8 de Diciembre, así que ésta misión también está relacionada con el milagro de Empel). 


Abrimos paréntesis. Os decía antes que es un poco descorazonador ver cómo se trata la historia de esta zona y su relación con España. Sé que el hombre es reo de su época y ahora estamos en una de progresismo(?) salvaje y, a mi juicio, agilipollado, pero, aún así, renegar de tu pasado y hacerlo quitando estatuas de ¡Fray Junípero! es de una menflez que raya con la deficiencia mental severa, pero por el lado de allá. Cierto es que a partir de 1810, con España en la guerra de Independencia contra Francia, las cosas en las misiones de la Alta California se complicaron bastante. Dejaron de llegar suministros e incluso las pagas de los soldados de los presidios que, en cierto modo, quedaron a la buena de Dios (nunca mejor dicho, ya que su sustento pasó a depender totalmente de las misiones). La situación se encadenó con un terremoto en 1812 y con el grito de Dolores y finalmente la independencia de México, lo que dio lugar a un larguísimo periodo de... digamos... descontrol. Esta situación se vio reflejada en el trato que, sobre todo los soldados, comenzaron a dar a los indios. En concreto en la Purísima de Lompoc llegaron a vivir unos 1000 indios Chumash. El día 21 de febrero de 1824, siendo ya México independiente y California parte de su territorio, se produjo una revuelta de los Chumash de las misiones de Santa Inés, Santa Bárbara y La Purísima. La chispa que la ocasionó fue la paliza que el cabo Valentín Cota (natural de Santa Bárbara, California) le metió a un indio vaya Vd. a saber por qué tontería. 

Bueno, no. En realidad sí que lo sabemos. Según nos cuenta el padre Antonio Ripoll (en realidad se lo cuenta a Fray Vicente Francisco de Sarría, a la sazón jefecillo de todos los Frays de la Alta California, pero mis espías paraguayos me han conseguido una copia de la carta), la cosa fue más o menos como sigue: Un indio de la Purísima se desplazó a Santa Inés para ver a un familiar que, parece ser, estaba en la trena. El Cabo Cota le dijo que ni hablar del peluquín y que se fuera por donde había venido. El indio, que no debía estar demasiado a la última de los acontecimientos, contestó: "¿Es que acaso el Rey prohíbe a los prisioneros que hablen con sus familias?" a lo que el cabo contestó "Aquí ya no hay más rey que el capitán" y comenzó la golpiza.

La revuelta duró poco y para finales de Junio las cosas volvían a estar más o menos como antes, tras el perdón a los sublevados por parte del Gobernador. De todas formas, a las misiones no les quedaba mucha vida y sólo 10 años después pasaron a manos privadas. Cerramos paréntesis.

Y ya lo que me termina por sacar de mis casillas es que los que protestan y piden que se borre del mapa a Junípero sean los blancos blanquérrimos de ascendencia anglo o europeda en general que se asentaron en California a partir de mediados del XIX fumigando previamente a todos los indígenas que, hasta entonces, había vivido (casi) tranquilamente con los Frays, que pasearían por los soportales de aquí al lado. Mucho mejor que si no hubieran llegado los Frays, añado (
https://www.wikiwand.com/en/California_Genocide). En serio, vivimos realidades paralelas. En fin, dejemos el temita y echemos el cierre al capítulo, que ya sólo nos queda el camino hasta lo de la Porciúncula y algunas recapitulaciones, seguramente fuera de lugar...

Con Dios.

 


martes, 18 de diciembre de 2012

El flanco sur: Don Bernardo de Gálvez

Macharaviaya, imagen tomada prestada de "El Pais"
Durante seis meses, en 1997, viví en la muy noble ciudad de Aquisgrán, capital en tiempos del imperio Carolingio. Esta ciudad está en la actual Alemania, pero dista poquísimo de la frontera con Bélgica y Holanda. De hecho, la casa en la que yo vivía estaba al oeste de la ciudad, a menos de dos kilómetros de la frontera con Holanda. Como por entonces los horarios comerciales en Alemania eran bastante rígidos, muchos domingos por la mañana me acercaba en bicicleta a comprar al primer supermercado holandés, nada más cruzar la frontera, en Vaals. Ese trayecto me permitía ver un cartel con la lista de pueblos y ciudades hermanados con Aquisgrán, entre los que estaba Toledo (el nuestro, no el de Ohio). Siempre que lo veía pensaba en lo absurdo que me parecía el hermanamiento de dos ciudades y la cantidad de viajes inútiles que harían nuestros representantes a costa del asunto. Valga esta introducción para contaros que hay un pueblo en Málaga de llamativo nombre (Macharaviaya), que está hermanado con la ciudad estadounidense de Pensacola. En este caso, bien podemos decir que al menos hay motivos históricos para sostener ese hermanamiento. Ambos lugares están relacionados a través de un malagueño que intervino, y de qué manera, en la historia de los Estados Unidos de América: don Bernardo de Gálvez y Madrid, natural de Macharaviaya.

La Independencia de las trece colonias

Las trece colonias originales. Observese que, en aquel momento, España
 aún ocupaba más superficie en los actuales USA, como hemos ido viendo
La presencia inglesa en Norteamérica fue relativamente breve, comparada con la de otros ;-) Si tomamos como inicio la llegada del Mayflower a las costas de Nueva Inglaterra en Noviembre de 1620 (128 años después que ya-sabéis-quien), solo pasaron 155 años hasta que las colonias se rebelaron y dieron inicio a la guerra de independencia en 1775. En efecto, en abril de ese año comenzaron las primeras escaramuzas de lo que acabaría siendo una guerra con participación de varias naciones y disputada en diversos escenarios, no solo americanos. Esta guerra tendría como resultado, entre otras cosas menores, la independencia de los EEUU, proclamada por ellos el 4 de Julio de 1776. La guerra no acabó con la declaración de independencia, sino que duró hasta 1781, con la batalla de Yorktown. El tratado de paz final se firmó en París en 1783.

Es comprensible que España viera en principio con recelo los acontecimientos de sus vecinos del Noreste, ya que una revolución independentista podría animar a algunos a reclamar también la independencia de los Virreinatos (y, en cierto modo, así fue, aunque no de inmediato). Sin embargo, al mismo tiempo, la revolución se levantaba contra el secular enemigo: Inglaterra y esa era una oportunidad que no había que dejar pasar. Desde el primer momento España ayudó a los independentistas, aunque de forma más o menos disimulada al principio. En 1779 España entra oficialmente en guerra con Inglaterra (otra vez) y comienza a intervenir militarmente desde, entre otros sitios, Luisiana, donde nuestro protagonista de hoy era Gobernador.

Bernardo de Gálvez en la guerra de independencia Americana


Bernardo de Gálvez murió muy joven, con apenas 40 años, en 1786. A pesar de ello le había dado tiempo a llamar la atención de la Historia con diversas actuaciones. Hoy nos vamos a centrar en su participación en la guerra de independencia americana y, sobre todo en la toma de Pensacola.

Nada más entrar España en guerra, en 1779, comenzaron las escaramuzas y encontronazos en el Caribe y Golfo de Méjico. Bernardo de Gálvez aprovechó de inmediato para lanzar una expedición hacia el este desde Luisiana. Hay que recordar que tras la guerra de los siete años la Florida había pasado a manos inglesas y Luisiana a las españolas. No solo eso, en 1763, en el tratado de París (¿hay alguna guerra que no haya acabado con un "Tratado de París"?) Inglaterra había obtenido también el derecho de libre navegación por el río Misisipi, asunto importante, como iremos viendo. Tanto Francia como España tenían motivos para sentirse humilladas por el resultado de la guerra de los siete años y aún más interesadas que de costumbre en tocarles a los ingleses lo que no suena. Bueno, en esa época ninguna de esas tres naciones necesitaba mucha excusa para tirarse los trastos a la cabeza...

No fue sólo Bernardo de Gálvez, sino toda su familia, los que aconsejaron prudencia: primero ayuda material a los rebeldes norteamericanos y esperar al momento procesal adecuado para sacar el sable (y pillar tajada). Hay que recordar que el padre de Bernardo, Matías de Gálvez y Gallardo, llegaría a ser Virrey (de hecho a su muerte le sucedió nuestro Bernardo) y su tío, José, Ministro de Indias.

Pero volvamos a Bernardo. Es agosto de 1779 y el Gobernador de Luisiana se lanza a hostigar a los ingleses en la costa del Golfo de Méjico:

"Al punto rompió también las hostilidades el brigadier D. Bernardo de Gálvez, gobernador de la Luisiana, poniéndose en acción el 26 de Agosto de 1779 con 1.400 hombres de toda especie, de ellos 200 soldados veteranos. El 6 de Septiembre llegó á Manchak, fuerte de la Florida, distante 35 leguas de Nueva Orleans, y mientras disponía la fuerza en posición, 60 hombres de milicia lo tomaron á la carrera." (La guerra en América, Instituto de Historia y Cultura Naval)
Además de Manchak, en esta campaña tomó Baton Rouge (actual capital de Luisiana) y Natchez, lo que daba a España el control del rio Misisipi y evitaba que los ingleses usaran esa importante vía de suministro.

Despues de asegurar posiciones, a comienzos del año siguiente lanzó una campaña aún más importante, primero contra Mobila (actual Mobile, Alabama. Lo que me recuerda un asunto completamente ajeno al relato que os comentaré al final):
"A principios del año 1780 de que vamos tratando, teniendo seguridad de la llegada próxima de refuerzos de la Habana, reanudó D. Bernardo de Gálvez las operaciones con 1.200 soldados, ya dueño de los puestos de Thompson y Amith, partiendo en demanda de Mobila con 14 bajeles. Mostrósele contrario el tiempo al embocar el puerto; seis de las embarcaciones se perdieron en la barra, saliendo á nado casi desnudos 800 hombres á una isla cercana, abandonadas al mar las armas con los víveres y municiones; pero mitigó el contratiempo grande la llegada de los cuatro buques de la Habana, habilitándole en disposición de arrimarse á la playa el 24 de Febrero.
Con prontitud abrió trincheras, instaló baterías y adelantó las obras complementarias de sitio, sabiendo que de Panzacola había de salir el general Campbell con tanta fuerza como él tenía para socorrer al coronel Dunford, su subordinado, que no regía á más de 300 hombres en la fortaleza, y antes que se aproximara el refuerzo hizo, en efecto, brecha practicable y obligó á la rendición á los cercados" (La guerra en América, Instituto de Historia y Cultura Naval)
La toma de Pensacola. Hay que tener valor para ir a la guerra
con una casaca blanca
La Panzacola de la cita es la actual Pensacola, así que nos vamos acercando...

En efecto, Gálvez trasladó a La Habana su base de operaciones para esta empresa y, tras un intento frustrado por un huracán (ya voy perdiendo la cuenta de operaciones españolas frustradas por un huracán), salió de nuevo hacia Florida en Febrero de 1781. En Marzo llegó a la isla de Santa Rosa, que es una larga barra arenosa que cierra la entrada a la bahía de Pensacola. Obviamente su intención era atacar Pensacola, la capital de los asentamientos ingleses en la zona. Tan obvio era que los ingleses estaban mandando refuerzos. Claro, que Gálvez, que no era manco, había hecho lo propio y estaban en camino naves desde Nueva Orleans y tropas por tierra desde Mobila.  Aún así, el siguiente paso era algo más complicado, ya que para acechar la ciudad había que entrar en la bahía, bien defendida por los fuertes ingleses: el Queen's Redoubt, el Prince of Wales Redoubt y el principal Fort George. Si habéis visto el mapa que he enlazado antes, os habréis dado cuen de que la entrada a la bahía, por el oeste de la isla de Santa Rosa, es sumamente estrecha, de menos de 1000 metros, de los que la parte navegable es aún menos amplia. Imaginaos la situación: hay que pasar con unos barcos a vela del siglo XVIII por un canal minúsculo defendido a ambos lados por fuertes bien artillados. Ideal para pasar una divertida mañana de navegación.

Al primer intento, el navío comandado por el capitán Calvo de Irazábal encalló en el canal, lo que produjo en el capitán lo que técnicamente se conoce como "un canguis", un ataque de jindama que le llevó a negarse a cumplir las órdenes terminantes de Gálvez, que eran las de entrar en la Bahía. Ante estos hechos, don Bernardo mandó un mensajero en busca de Irazábal, que a estas alturas debía estar buscando su segunda unidad de pantalones. El mensaje era breve, pero de una contundencia difícilmente superable:
“Una bala de a 32 recogida en el campamento, que conduzco y presento, es de las que se reparten en el fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo iré solo por delante con el Galveztown para quitarle miedo”
Y dicho y hecho, allá que se tiró Bernardo a bordo del Galveztown. Los ingleses le vieron, reaccionaron y le soltaron 28 cañonazos pero... si te toca entrar en la historia la suerte se pone de tu parte, así que ni uno le atinó. Era el 18 de Marzo de 1781 y la flota entró en la bahía, pero la batalla aún no había comenzado. A partir de ese momento, tanto los ingleses como los españoles se prepararon para el asedio y batalla final. El 8 de Mayo, con algo de suerte, por otra parte, cayó el Queen's Redoubt, lo que dejó al Fort George en una situación insostenible y les obligó a la rendición el 10 de Mayo. En palabras del general Campbell, defensor británico de Pensacola:

"An unfortunate Shell from the Enemy, on the Morning of the 8th, precipitated its Destiny, and occasioned its falling under the Dominion of Spain at least some Days sooner than it otherwise would have happened. On the morning of the 8th a Shell, that accidentally burst by the Door of the Magazine of the Advanced Redoubt, set Fire to the Powder within, and in an Instant the Body of the Redoubt was a Heap of Rubbish, depriving no less than 48 Military, 27 Seaman, and one Negro of Life by the Explosion, besides 24 Men wounded, most of them dangerously"
(Un desgraciado proyectil del enemigo, en la mañana del 8, precipitó su destino y ocasionó su caida bajo el dominio español al menos algunos días antes de lo que de otra manera habría ocurrido. En la mañana del 8 un proyectil, que explotó accidentalmente junto a la puerta del polvorín del fortín, prendió fuego a la pólvora que había en su interior y en un instante el edificio del fortín era un montón de escombros, quitando la vida a 48 soldados, 27 marinos y un negro (sic), además de ocasionar 24 heridos, la mayor parte de gravedad)

Consecuencias


La intervención española en la independencia americana fue esencial, abriendo un frente sur en la guerra, en el que los ingleses tuvieron una no despreciable cantidad de efectivos desplazada, así como dificultando o incluso impidiendo el abastecimiento por esa ruta y por el Misisipi. Las acciones de Gálvez fueron las más llamativas de las realizadas por los españoles, pero hubo más y no todas en América (hubo un importante  asedio en Gibraltar así como la recuperación de la isla de Menorca para España, ambas acciones inscritas sorprendentemente en la Guerra Americana). 

A título personal, Gálvez fue ascendido a Teniente General y fue nombrado por el rey Carlos III Conde de Gálvez con el mote de "Yo Solo" por su muestra de valor/inconsciencia en el paso a la bahía de Pensacola. Supongo que haberle puesto "Con dos cojones pelotas gónadas" no era propio del mejor alcalde de Madrid.

Nuestros nuevos vecinos del noreste, los EEUU prometieron no reclamar Luisiana y Florida, de hecho acabaron comprándolas: Luisiana a Francia en 1803 y Florida a España en 1819.

No se puede decir que Bernardo de Gálvez sea tan reconocido en los EEUU como George Washington. Por desgracia en la cultura popular (vease cine, por ejemplo) a veces se hace referencia a la ayuda francesa a los revolucionarios americanos, rara vez a la aportación española. En 1976, con ocasión del bicentenario de la declaración de independencia, el rey Juan Carlos I hizo entrega de una estatua en honor de Gálvez que está ubicada cerca de la Casa Blanca, en Washington DC, rodeada por otras de Bolívar, Artigas, San Martín... que no sé yo muy bien qué tienen que ver. Al menos sí queda su nombre en algunos topónimos como por ejemplo la ciudad y la isla de Galveston que, cosas de la vida, es (o puede ser, hay dudas) la ya conocida por nosotros "Isla del Mal Hado" en la que Cabeza de Vaca pasó sus vacaciones, más de dos siglos antes del nacimiento de Gálvez (permitidme, por favor, el autoenlace).


PS, el asunto que me recordó la aparición de Mobile, Alabama, es que he estado viendo esta semana pasada la serie "The Pacific". Muy recomendable, aunque menos que su prima hermana "Band of Brothers". Me lo ha recordado porque uno de los protas (y autor de uno de los libros en que se basa la serie) es de allí y lo menciona profusamente.