jueves, 9 de abril de 2020

Panolys en la Nueva Nueva España (IV): Yosemite


No se sorprenderán si les digo, a la vista de la fecha, que aquí sigo, encerradito en casa. Espero que VVMM estén todos bien y sobrellevando el asunto de la mejor manera posible. Como las desgracias nunca vienen solas, aquí llega el Panoly a ponerse pesado con otra entrega del rulo Californiano. Seguimos...

...Pues eso, que nos hicimos rápido a la cabañita próxima a Yosemite, dormimos cerrando muy fuerte los ojos para aprovechar mejor el tiempo de descanso y, bien tempranito por la mañana, tras un desayuno de batalla nos dispusimos a iniciar nuestro sexto día de ruta. Hoy tocaba día completito con la parte alta del valle de Yosemite, jornada con algo de caminaje, mucha boca abierta (a pesar de las moscas y otros insectos) y megas y megas de fotos. La brillante programación previa, digna de oficial prusiano de intendencia, nos había traído al meollo de Yosemite un lunes y un martes. importante para evitar, en lo posible, aglomeraciones. Asín que..... a las 0730 estábamos ya saliendo del cámping y, tras una breve parada en Tunnel view (solitos estábamos) aparcamos sin problemas en el miniparking (37.712447, -119.586493) del inicio de la ruta de Sentinel Dome y Taft Point  a las 0900 (horas cortesía de Google Timeline)

Vista Norte desde Sentinel. El Capitán a la izda y Half Dome a la dcha. Yosemite Falls en el medio.
La rutilla Sentinel-Taft es un cómodo paseo que nos llevó unas tres horas, con todas las pausas fotográficas que os podáis imaginar y alguna más. Por resumir, es impresionante, sin palabras, dejo alguna foto y punto. Bueno, no, venga, os cuento algo. La ruta sube primero al Sentinel Dome (37.723062, -119.584348), que es un pedrusco con forma de cúpula con unas vistas absolutamente privilegiadas de todo el valle. Está muy cerca del mucho más famoso (y siguiente parada de nuestra ruta) Glacier Point, pero bastante más alto. Además a diferencia del GP, a Sentinel hay que subir andando, con lo que no está masificado. 


Er Panoly y er mushasho en Taft Point.
No hubo gónadas para ponernos tres pasos a nuestra izda


Taft, Capitán y pinrelillos
Una de las fisuras.
Dedicada a los guarropensantes
Desde la cúpula nos dirigíamos a Taft Point, otra (más) de las fotos imprescindibles de Yosemite. Hay dos caminos posibles: el sencillo es volver por donde vinimos hasta el aparcamiento y luego continuar hacia las fisuras y Taft por la Pohono trail, el más pintoresco discurre por el oeste de Sentinel hacia Taft siguiendo el cortado. Vosotros escogéis. En llegando a Taft Point (37.713050, -119.604612) pasas por encima de las famosas fisuras, que están poco menos de 100 m antes. No tienen pérdida. Y bien... llegamos a Taft... Idos haciendo a la idea de que voy a decir muchas, pero que muchas veces eso de que las fotos, especialmente las mías, no hacen justicia, pero es que... tiene cohone el barranco! Como en el fondo soy muy marikita, LA foto de Taft Point no me atreví a hacérmela. Me quedé a 2 metros largos en lugar de asomadito al borde. Para dejar aún pedor mi hombría, justo cuando nos íbamos había un tío buscando los anclajes para poner su slack line. Historieta del abuelo: el lugar se llama Taft Point en honor a William Howard Taft, 27º presi de los EEUU. Resulta que el mismísimo John Muir se lo llevó de paseo por Yosemite. Teóricamente iban a ir a caballo, pero los caballos que tenían no podían cargar con los más de 150 kg que pesaba el amigo Taft, así que fueron andando de Glacier Point hasta el valle, entiendo que por la Pohono trail, y pararon aquí a comer. Un espectáculo debía ser el orondo Taft bajando por según qué caminos de cabras. Ah, en este paseíllo nos encontramos con otro oso.

Bien, después de ver todo lo anterior, cualquier otro punto de vista del Valle debe ser una especie de decepción ¿no? Pues no, obviamente no, aún nos queda Glacier Point (37.727349, -119.575003). Como aquí se llega en coche y es EL punto de Yosemite, estaba de bote en bote a pesar de ser lunes (¿os he mencionado lo de la excelsa programación del viaje?). Aún así, corta la respiración. La perspectiva es más limitada que desde Sentinel, pero mucho más... no sé ¿equilibrada?. Cuánto daño está haciendo Instagram, por cierto. La gente no se corta un pelo ya en fotografiarse con las poses a.- más repetidas y patéticas o b.- más ridículas y horteras. Delante de mí una señora italiana bien entrada en los 50 se tiró un buen rato en medio de la plataforma haciendo el pino ese raro que hacen los yoguis hasta que la sacaron desde todos los ángulos posibles. Se había llevado esterilla y todo. Pero vamos, que no era la única. Glacier Point pasa a ser uno de los lugares que me imagine cuando no  pueda dormir. Así de impresionante es, por muchas fotos que hayas visto. Fijaos cómo sería la cosa que echamos casi hora y media sólo mirando...

Half Dome desde Gracier point. Nevada falls a la derecha

... razón por la cual se nos hizo un poco tarde para comer pero, a pesar de llevar raciones de campaña de emergencia, preferimos no hacer uso dellas y probar suerte cerca del siguiente destino, lo que resultó ser una decisión magnífica. Después de admirar el valle desde arriba tocaba acercase a ver los secuoyas de verdad en la famosérrima Arboleda de Mariposa (Mariposa Grove en orco) que queda, de hecho, casi fuera del parque nacional en su lado este. Tooootal, que nos cogimos el poderoso Eclipse y nos fuimos hacia la zona de Wawona, de hecho nos salimos del parque para buscar algún garito para comer y acabamos haciéndolo en un peaso resort llamado Tenaya Lodge. Buena comida (a ver, entiéndanme VVMM, un par de hamburguesas y perritos, pero bien hechos y servidos y tal) junto a la piscina, buena WiFi, mucho cocacola sin hielo, unos minutos de descanso, un cafelito... casi daba pena acercarse a los secuoyas... pero, queridos ninios, la vida del turista es dura y nuestra disciplina camboyana nos impide saltarnos visitas del programa sin motivos muuuuuy justificados, así que procedimos. Mariposa Grove (37.506894, -119.630503) ha estado cerrada a los sufridos turistas una jartá de tiempo, pero ya la habían reabierto para ese verano. Ahora dejas el coche en la nueva zona de recepción de visitantes y te llevan en autobús al secuoyar. La molicie del ocio a la que nos abandonamos durante la comida nos había dejado escasos de tiempo, pero aún así pudimos deambular por allí y ver los arbolacos. Peaso bichos, tú, como para tener que subir a rescatar un gato o algo...


Vernal Falls
Entre unas cosas y otras eran algo menos de las 1900 cuando salíamos de Mariposa y aquí tomamos una decisión que se mostró, en algunos aspectos, manifiestamente mejorable: volver al camping rodeando el parque en lugar de cruzarlo, con la sana intención de comprar viandas para... ¡hacer una barbacoa al día siguiente! Por desgracia se había ido la luz en toda la comarca y cuando llegamos al VONS de Oakhurst estaba cerrado... Afortunadamenete pillé asomándose a uno de los empleados y me dijo que abrirían como en 30 min, una vez tuvieran los grupos de emergencia en marcha y reconectado todo, así que nos quedamos gorroneando WiFi esperando a que abrieran. En fin, que compramos viandas, leña, un galón de Arnold Palmer, nos cruzamos al McDonald's para hacer un repostaje de emergencia y, casi a las 2100 y ya de noche nos pusimos en camino de vuelta. 120 km y casi dos horas que estuvieron a punto de no suceder ya que justo al salir, en el lío de pon el GPS, ninia estás abrochada, qué poca luz ponen estos americanos en las calles... me metí por una avenida en contradirección. Con dos picás de las gordas bajando de frente. Susto de muerte sobre el que correremos un estúpido velo (pero que había que ver como tenían la esquina aquella de oscura y de mal planteada). Llegamos con bien al camping a las tantas y a descansar, que aún quedaba un duro día en Yosemite.


Er mushasho y la ninia bajando
 de Vernal Falls, mientras el resto
de bípedos implumes repta hacia arriba
Si el primer día recorrimos la parte alta del valle, el segundo nos metíamos en el fondo (¿os he mencionado la brillante programación, precisa cual relojero suizo, del viaje?), así que salimos de Hardin Flat a eso de las 0720, después de desayunar y con el sol ya bien alto. Es importante entrar tempranito en el parque para evitar colas y no encontrarse el parking  (37.743543, -119.585704) lleno. A las 0840 estábamos en el centro de visitantes, que abría poco después. Una vez dejas el coche allí, te mueves en un servicio gratuito de autobuses que se mueve por todo el valle. Nosotros habíamos decidido ver la cascada Vernal, que conlleva un par de paradas de autobús y luego un agradable paseo de unos 4 km de ida y otros tantos de vuelta desde la parada del autobús en Happy Isles (37.732490, -119.559829). ¿He dicho agradable paseo? He dicho agradable paseo, así que tendré que mantenella y no enmendalla. Concedamos, tal vez, que la última parte de la subida a la parte alta de Vernal Falls (37.727586, -119.543772), con su Emmerald Pool, tiene cierta... digamos pendiente pronunciada, pero el resto del camino en paralelo al río Merced, con la cascada a la vista en su última parte es espectacular. Para los muy andarines, podéis seguir el camino hasta las Nevada Falls y de ahí hacia Half Dome (para subir hace falta permiso). Para el resto, remojoncito de pies en Emmerald Pool y vuelta a bajar. Más o menos a esta altura acordamos dentro de la famiglia que era exactamente la línea 5 del metro de la capital del Imperio la que había sido extendida hasta la Nueva Nueva España, con paradas en el Valle de la Muerte, Yosemite, San Francisco y Los Ángeles. Si no, no se explica la desageración de madrileños que rondábamos por allí. Hasta aquí había dudas entre la 5 y la 2, pero nos encontramos a una familia del barrio bajando de Vernal Falls, así que la 5.


El Cap.
La vuelta a Yosemite Village usando el mismo autobús lleva unos minutos. Allí pasamos por la Ansel Adams Gallery (hay que ver lo que hacía este genio con una cámara de juguete) y comida de batalla junto a la Village store. Puesto que teníamos pendiente esa pedazo de barbacoa, tras un breve descanso nos llegamos a ver El Capitán.

No os he dicho que en el vuelo de ida me había embaulado el documental Free Solo, que narra la subida de Honnold con sus manitas y piececitos a El Capitán, así que ya sabía todo lo que hay que saber para subir esa mole. Desgraciadamente, si Alex tardó 3h56min, yo calculé que tardaría poco más de 4h (tenía que cargar con la E-M5, el 12-100 y un par de baterías de repuesto), se me iba a hacer de noche y me había dejado el frontal en el cámping. Además, recordad la barbacoa. Con malvaviscos y todo (que tostados como en las pelis al fuego están manifiestamente mejorables, por no decir asquerosos). Una pena. Peaso de muro, tú.


Adiós a Yosemite desde Tunnel View


En fin, que lamentando sobremanera este pequeño fallo de previsión que, por minutos, no me permitió trepar El Capitán, nos volvimos al camping, previa nueva parada en Tunnel View (37.715700, -119.677220) para despedir el majestuoso Valle de Yosemite. De ahí directos a la cabaña y mientras el Panoly preparaba el fuego con cuatro palos cogidos de aquí y de allá, la famiglia disfrutó del camping un rato. Hasta hubo baño en el río Tuolumne. He de decir que la barbacoa fue un muy agradable broche a los dos días y medio en Yosemite. Entre er mushasho y yo prácticamente finiquitamos el bidón de 1 galón de Arnold Palmer.

Ah, perdón, una cosa importante en torno a esta foto de la ninia en Yosemite Village. Os dije que había otra cosa más fina que la piel de un B17 en los EEUU: el papel higiénico. Me parecen sorprendentes algunas costumbres en uno de los países más desarrollados del mundo. La del papel higiénico es una de ellas, la de las monedas es otra en la que ya entraremos. A ver, queridos ninios ¿Habrá alguna relación entre el diámetro de ese taburete, el tamaño medio del culo americano, el papel monocapa ultrafina y el hecho de que junto a cada retrete tengan que poner un desatascador king size con palo de dos pies gastao de tanto usarlo? No me extraña que los rollos vuelen, por eso te dejan tres o cuatro de reserva...con lo fácil que sería pasarse al del perrito mono.

Pues ahora sí que hemos terminado con Yosemite, lugar que, como os habrá quedado claro, merece mucho más de dos días. A la mañana siguiente, para variar, había que madrugar de nuevo para poner rumbo a la costa, pero eso va a quedar para la siguiente entrega.

Cuidenseme mucho, por favor. 

Con Dios.





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