miércoles, 22 de abril de 2020

Panolys en la Nueva Nueva España (V): San Francisco (y Lodi, no nos olvidemos de Lodi)


...Pues aquí seguimos, que no es poco. Espero que todas VVMM se encuentren bien y se estén cuidando el cuerpo y la mente. Puestos a evadirnos mentalmente, se me ocurren pocos sitios mejores que el que estamos abandonando en nuestro relato. En serio, no quiero pecar de pijo, pero Yosemite me impresionó. En fin, vamos al lío.

La Creedence soñaba en irse de Lodi en autobús.
Ahora tal vez fuera mejor en tren
Nos vamos de Yosemite con otro madrugón ya que el día iba a ser largo y variado. Iniciamos la octava jornada con unos 2300 km acumulados en el poderoso Eclipse y enfilamos una entretenida carretera hacia la costa. Puesto que la ruta planteada pasaba no lejos de Lodi, no hubo forma humana de que la famiglia evitara que parásemos allí, así que redesayunamos en un Denny's de Lodi, nos allegamos al famoso arco de Lodi a hacer una foto y nos largamos. Tiene pinta de que tenía razón la grandísima Creedence (Oh no! Stuck in Lodi again!). Lodi  parece ser un lugar manifiestamente mejorable para pasar el rato, sobre todo para un abstemio, ya que presumen (ellos) de ser la capital del vino y, en concreto, de la uva zinfandel, del mundo mundial. Como tampoco eran horas para beber continuamos camino atravesando viñedos y campos de nogales. Aquí tuvimos un pequeño percance que nos hizo perder un par de horas que nos trastocaron el día pero, inasequibles al desaliento, continuamos con el programa.

La primera parada seria del día era en Sonoma para ver el lugar de la revuelta teledirigida que desembocó en la anexión de California a los EEUU (previa república de California durante un mes) y la última misión fundada por los Frays de San Junípero, ésta ya en tiempos de los Mejicanos. Sonoma es la capital del condado y valle del mismo nombre, uno de los dos valles típicos de la producción de vino en California: Napa y Sonoma. Como os decía antes, en Sonoma está la última y la más septentrional de las misiones fundadas por los Frays en California, la de San Francisco Solano (38.293643, -122.455952). Bueno, en realidad es al revés, el pueblo de Sonoma creció alrededor de la Misión, como siempre. Además, fue la única fundada después de la independencia de Méjico, aunque vete tú a saber si los Frays respetaban al Rey de España, al presidente de Méjico, al Papa o a quien. Al menos la calle en la que está la misión se llama Spain St., no Mexico St. La parada no mereció la pena. Nuestra primera Misión del viaje fue un fracaso y la famiglia, sabiendo que había unas cuantas más después, me miró con cierto desprecio. Menos mal que no soy rencoroso... Otra cosilla, en Sonoma vivió y está enterrado el grandísimo Jack London, pero de eso me he enterado después de volver.

Una tatarabuela de ésta trabajó a las órdenes de D. Alfredo.
La tataranieta se limita a robar comida a los abnegados turistas
El siguiente paso fue tocar Pacífico en Bahía Tomales, pocos km al sur de Bahía Bodega (la de “Los Pájaros” de Don Alfredo, ahora me arrepiento de no haberme acercado, pero el tiempo era oro tras el retraso de la mañana). Ojito, segunda vez que sale mencionada Bahía Bodega en el blog, en ambas de la mano de don Alfredo. Bien, comimos en The Marshall Store (en Marshall, claro), un shiringuito famoso especializado en ostras que teníamos preseleccionado (38.151896,-122.888215), pero nos abstuvimos completamente de comer cosa tan repugnante y asquerosa. Aunque el sitio era bastante pintoresco y agradable, fuimos capaces de equilibrar el temita y disfrutar del rato sin alargarlo demasiado.  


La estación de radio, al fondo.
De allí a un capricho personal, un AnlTVECI, S de segunda división que podría haber dado más juego si por el camino no se hubiera ido nublando: la estación de radio KPH en Point Reyes (38.092940, -122.944526), esquivando hábilmente la bahía del grandísimo pirata que intentó asentar allí la nueva Albión y falló, claro. Como en casi todo lo que hizo. A ver, que me explico: como recordaréis, Francis Drake inició la etapa de prosperidad del tesoro británico pirateando en 1579 el Cagafuego al norte de El Callao. Tras el pillaje siguió aún más hacia el norte con la intención de volver a Inglaterra a través del (inexistente) estrecho de Anián. Llegó hasta Oregón, desistió y volvió hacia el sur, parando a reparar sus naves en la bahía que está al sur de Point Reyes y que hoy lleva su nombre. Y ya, no le vamos a dar más bolilla al pirata.


No fue esta  nuestra primera vista de la ciudad, pero casi. Está tomada más o menos desde el punto que os digo abajo, antes de llegar a Battery Spencer.


Alcatraz desde Battery Spencer
De Point Reyes, rozando los bosques de Muir (no podíamos permitirnos adentrarnos, y eso que merecen una buena visita), enfilamos ya hacia la bahía de San Francisco. Hicimos parada en el faro de Punta Bonita, que sabía que estaba cerrado pero esperaba haberme podido acercar más. Ahora cierran también el túnel de acceso a la punta en sí (37.815805,-122.529157) y no puedes llegar a la zona del faro. Aún así, primera e impactante vista del Golden Gate y del puente del Golden Gate. Si, queridos ninios, en realidad el Golden Gate NO es el puente, ese es el nombre del estrecho que salva el puente. Desde el faro fuimos recorriendo la costa sur de la península con varias paradas para observar el puente y la ciudad de San Francisco. Acordemos que es una entrada espectacular a la ciudad... Hay mil opciones, pero paramos en (37.827549, -122.498987) y en Battery Spencer (37.827613, -122.481948). Obviamente estaba preparado que llegáramos ahí al caer el sol, así que la famiglia se reconcilió algo conmigo tras el fracaso del San Francisco de la mañana, San Francisco Solano. Echamos un buen rato mirando los barquitos pasar, y afotando el puente, la isla de Alcatraz, la ciudad de San Francisco... en fin, muy agradable todo. Además tomé una de las mejores fotos que la ninia va a tener de sí misma en su vida... y aún así la superamos al día siguiente. Como os podéis imaginar, tengo docenas de fotos de esa tarde, pero no os voy a aburrir. Visto, cruzamos el puente y vamos directos al hotel. Entrar en SF por el Golden Gate cuesta 12 USD, salir es gratis, pero el peaje es automático, te leen la matrícula y te llega el cargo más tarde (edito, me llegó en 10 días).

En San Francisco íbamos a estar tres noches. El hotel seleccionado tiene una ubicación bastante buena, aparcamiento incluido en el mismo edificio, una vista peculiar del puente GG y un precio razonable... pero no lo puedo recomendar. En cualquier caso, es este.


Vista desde el balcón de nuestra habitación en el Lombard Inn.
Junto con el aparcamiento, lo único bueno del garito
Ah, otra cosa que no os he contado y cuadra ahora: busqué una excusa como otra cualquiera para probar amazon.com y convertirme en el cliente global definitivo: desde Yosemite pedí un par de cosillas para recogida en taquillas de Amazon cerca del hotel: una Leatherman T4 y unos cubos de equipaje compresibles de Gonex, misma marca de la mochila. Llegaron justo ese día, así que nada más llegar nos fuimos de paseo, “casualmente” pasando por delante de las taquillas en la misma Ghirardelli Sq., así que le digo a la ninia: “mira, taquillas de Amazon. Con lo buen cliente que soy igual me tienen algún regalito…” Pongo el móvil debajo y ¡clink! Taquilla que se abre. Aún alucina, la pobre. Anécdota curiosa: esa noche acabamos volviendo al hotel en Uber porque a la Santa le entró canguis (30 s antes que a mi) de lo despoblada y oscura que estaba la zona por la que estábamos paseando. Bien, el conductor dijo ser argelino y haber trabajado de taxista en Barcelona, el tío.

Teníamos por delante dos días en San Francisco. En la fase de preparación anduve buscando una lavandería cerca del hotel (iluso de mí, lo difícil era encontrar 100 m de calle sin una) y un alquiler de bicis por la zona. Maté dos pájaros de un tiro ya que mirando en Street view la pinta de un negocio de bicis vi que la puerta de al lado era una lavandería, tan al lado que eran el mismo negocio. Unos señores asiáticos muy amables, que casi no hablaban inglés, que nos hicieron la colada y nos alquilaron unas bicis en un estado manifiestamente mejorable. Porque...Sí, amiguitos, la primera mañana de nuestra estancia en Frisco íbamos a cruzar el Golden Gate en bicicleta. Gran idea. Si alguien va a San Francisco en las próximas semanas y se encuentra un bofe tirado por la calle, es mío. Que me lo traiga, por favor. Arrastrar a la ninia por esas cuestas llevó a Panoly Delgado Induráin al límite.

Cuestas muchas San Francisco tiene...
la fuerza de tu lado debes tener, joven Panoly.
La cosa comenzó entre bien y muy bien, con foto en el Palacio de Fine Arts (37.801925,-122.447944), luego parada muy friki y AnlTVECI, S (de 1ª categoría con ribetes dorados) con gorroneo de WiFi incluido en las oficinas de LucasArts (37.798744, -122.450311). Puedes deambular por la recepción sin tocar nada, pero te dejan entrar a hacerte selfies con Darth Vader y Arturito (R2D2), así como la famosérrima fuente de Yoda. De ahí a la ubicación original del Presidio español (ojo, Presidio es un cuartel con unos cuantos soldados para defender un enclave, ná que ver con una cárcel) (37.800812,-122.454771) y al Torpedo Wharf (37.809112, -122.470252), donde ya vimos como entraba la niebla a saco por la boca de la bahía tapando el puente; lo cruzamos casi sin verlo y bajamos a Moore Rd. Pier (37.831292, -122.477011) y de ahí directos a Sausalito. Por fin me expliqué cómo pudo ser que se pasara tantas veces navegando por delante de la Bahía y no se viera: la Golden Gate (es decir, la boca de la bahía, no el puente homónimo) literalmente desaparece con la niebla. Impresionante cruzar el puente sin ver el mar y escuchar las sirenas de niebla de los barcos pasando por debajo. Por cierto, desde Torpedo Wharf al inicio del puente la subidita se las trae.

¿Creíais que os engañaba con lo de la niebla localizada?
En ese tramo, entre la poderosa pedalada der mushasho y el lamentable estado de la cadena de su bici, ésta se partió. Llegamos a Sausalito, tras unos 16 km recorridos en esa mañana, pataleando en lugar de pedaleando y pensando qué hacer, whenderrepente, en el aparcamiento de bicis (de pago, 3 USD, no se pueden dejar en la calle, ojito) se dirige a la Santa una señora de la empresa de recogida de bicis de Sausalito y nos dice que si queremos, ella llama a la tienda y nos cambia la bici por otra de las suyas que tiene por allí. Llama delante de mí y nos la cambia. Genial, pero yo estaba seguro de que se había equivocado de compañía y había hablado con otra, no con nuestra lavandería/alquiler de bicis. Como casi siempre, yo tenía razón. En cualquier caso, dejamos las bicis en el parking, nos damos un muy agradable paseo por Sausalito, comemos fish&chips en un garito, recordamos la joya de Otis Redding (el “dock of the bay” de “(Sittin’ on) The dock of the Bay” es el de Sausalito) y nos volvemos en el Ferry hasta la terminal de SF. El el trayecto se admira Sausalito, el Golden Gate, el puente del Golden Gate, las isla de Alcatraz y la ciudad de San Francisco. Todo muy mono y pintoresco. En serio, merece mucho la pena. Desde allí retonnamos hacia la lavandalquiler pasando por el muelle 39 y sus leones marinos. Otros 6 km para el coleto. Al llegar donde los asiáticos, el dueño no entiende nada de lo que le contamos sobre el cambio de bici ni cadena rota ni nada de nada. La bici que le traemos no es suya, pero le damos la tarjeta de la Sra del servicio de recogida y nos alejamos con la colada silbando el puente sobre el río Kwai. Supongo que andará buscando su bici todavía. A cambio, la que llevamos era mejor. 

NOTA: Releo y creo que no se entiende bien lo de la bici. Resulta que hay una empresa (sausalitobikereturn.com) que se hace cargo de tu bici de alquiler en Sausalito y la llevan ellos de vuelta a SF para que tú no tengas que ocuparte de ello. Esta empresa tiene pinta de ser completamente ajena a los alquiladores, pero tiene acuerdos con todos o casi todos para devolverles las bicicletas. Nosotros volvimos con ellas en el Ferry y las devolvimos en persona.

Baker Beach. Por la tarde se fue la niebla.
En fin, que dejamos al chino con lo suyo y nosotros cogemos el coche para hacer una brevísima ruta de algunas cosas más alejadas del centro, básicamente Baker Beach (37.791043, -122.483947) y Sutro baths (37.780391, -122.513592), muy recomendable y poco recomendable, respectivamente. Tenía muchas más cosas apuntadas, pero nos dejamos llevar por la molicie del ocio y esa noche debía a la tropa una cena un poco más mejor en un garito que tenía localizado muy cerca del hotel: The Brazen Head. Bastante recomendable; agradable y buena cena aunque, eso sí, otro sitio en el que debes entrar con linterna. Hay que ver lo que le gusta a esta gente no ver ni lo que come. También hay que ver lo tontitos que se están poniendo, especialmente en SF, con algunas cosas progres. En mogollón de sitios, por ejemplo en éste, los aseos son ahora “Gender Neutral” y con un símbolo muy satánico en la puerta. No se vaya a ofender alguien...

Un clásico muy mal ejecutado
en la esquina entre Powell y California St.
Al día siguiente tocaba patear San Francisco. Me había descargado la App de la EMT de allí (MUNI) porque el abono transporte de un día sale mucho más barato si lo compras así. Comenzamos en Lombard St y allí mismo cogimos el funicular, en concreto el Powell-Market. Justo antes de cogerlo nos acercamos a la calle “principal” con más pendiente de San Francisco, que es Filbert St justo en (37.800272,-122.418485). El resto del día deambulamos por algunos lugares clásicos, pero sin rumbo fijo: desde la Misión Dolores (37.764246, -122.426587) a las Painted Ladies (37.776212, -122.433016), Rincon Park… por lo general un poco decepcionante por varios motivos, bastantes de ellos por mi culpa. La Misión Dolores os la podéis saltar. Tiene su importancia, aunque obviamente no es la original, pero si vais pillados de tiempo ni os acerquéis. Menudo éxito llevábamos con las misiones, 2 de 2. Me alucinó el número desmesurado de perjudicados mentales que hay por las calles. No es este el sitio ni yo soy quién para entrar en profundidades, pero le deberían echar una pensada. Otro motivo para la decepción fue el deficiente sistema de transporte público. Alucinante que en una estación de metro no haya ni un mapa del sistema, como que un viernes a las 1500 hayas de esperar 25 minutos al siguiente metro mientras en sentido contrario pasan tres. Volvimos a pasar por el muelle 39, que a los ninios les hizo gracia. Por la tarde fue entrando la niebla, tanto que cuando subimos a Twin Peaks no se veía nada de nada, así que hubo que buscar planes alternativos, por ejemplo yendo a un punto que tenía marcado sólo si no había otra cosa que hacer: la escalinata de la calle Moraga (37.756251, -122.473601)

Terminamos cenando temprano en un japonés muy auténtico en el que éramos los únicos no asiáticos y cruzando a Treasure Island para sacar la típica foto nocturna de los rascacielos. Para remate estaban de obras, aquello era un lío y al final hubo que conformarse con un punto de vista más desviado e incómodo. En medio de un vendaval. Bien de noche. Mucho frío. Todo muy deprimente y yo con la sensación de haber fallado en la programación del día como una escopeta de feria.


Panorama de la ciudad desde Treasure Island

En general he de decir que San Francisco me decepcionó un poco, lo recordaba más interesante de la vez anterior que estuve. De todas formas, lo más peligroso de San Francisco no son ni las cuestas, ni los tranvías ni los perjudicados mentales. No, no, no…. son los Teslas. En San Francisco, 5 de cada 4 coches son Tesla. Estoy convencido de que todos los afortunados poseedores de uno tienen una F150 con la que consumen gasolina como si no hubiera mañana de viernes a domingo, pero esa es otra historia. Me da a mí la impresión de que las ITVs de California no miran mucho el nivel de ruido de Harleys y Ducatis (principalmente) ni de Camaros, Chargers y Challengers (aunque 5 de cada 4 coches sean Tesla, aún queda sitio para muscle cars macarroides. Pintaza tiene el Challenger Hellcat, por cierto) y cuando vas por la calle y pasa un Challenger, te aturde. Luego pasa una Ducati escapelibre y te ensordece. Finalmente un Tesla del que no te habrías percatado ni aún con oido de tísico hace una demo del “ludicrous mode” saliendo de un semáforo, te embiste y te lanza al interior de la niebla misteriosa.

Es más que posible, en cualquier caso, que la decepción haya sido en buena parte por mi culpa, por una mala elección de los itinerarios y por haber sido demasiado ambicioso por un lado y haber dejado demasiados puntos de interés fuera por otro, pero esto no se lo digáis a la Famiglia. Encima al día siguiente había madrugón. Para variar.

Pero de eso hablamos otro día.

Con Dios.





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